Parte de la crisis que actualmente atraviesa la economía venezolana tiene relación con los flujos netos de divisas que entran y salen del país. Por tanto, además de considerar la disminución del ingreso por concepto de exportaciones petroleras, es necesario prestar atención a un elemento característico de las economías capitalistas atrasadas como lo es el peso que implica el pago por concepto de deuda externa, conocido como servicio de la deuda que incluye pago de intereses y amortización de capital.
Como se ha afirmado en anteriores escritos, la deuda externa venezolana se triplicó durante el lapso 2007- 2014, al pasar de 40.820 a 138.869 millones de dólares, concentrándose en el sector público por medio de colocaciones de "bonos soberanos" y los bonos de PDVSA. Además de lo anterior, las condiciones del endeudamiento desmejoraron por efecto del encarecimiento de la deuda, pagando tasas de interés muy superiores al promedio internacional. Por ejemplo, Ecuador colocó bonos en 2014 a una tasa de 7,95% a pesar de haberse negado a pagar parte de su deuda en 2008, en 2013 Bolivia realizó una colocación a una tasa de 5,95%, mientras Venezuela colocó el bono soberano-2018 a 13,65% y el PDVSA-2022 a 12,75%.
El mayor endeudamiento con una tasa de interés superior, se refleja en un servicio de la deuda que comienza a crecer a partir de 2008, cuando se observó también un crecimiento acelerado de la importación de alimentos (ver gráfico anexo). Estos dos elementos constituyen una salida masiva de capitales del país, parte de los mecanismos con los cuales la renta petrolera fue expoliada, generando las condiciones para el estallido de la crisis. Hay que destacar igualmente que el servicio de la deuda ha superado el valor de las importaciones de alimentos durante todo el período 1998-2016, con lo cual no existe duda de que se ha privilegiado el pago de deuda en lugar que atender las necesidades alimenticias del país.
En el contexto de la actual crisis capitalista, no hay que perder de vista el hecho de que cada dólar que se paga al capital financiero internacional implica mayores restricciones en la importación de bienes básicos e insumos para el funcionamiento del aparato productivo nacional, además de menor disponibilidad de recursos para el presupuesto público. Por tanto el pago de la deuda tiene repercusiones en los problemas de escasez e inflación que tanto padecemos los trabajadores venezolanos.
Es urgente detener la salida de capitales del país, reducir las importaciones y recuperar la producción nacional, para ello hay que eliminar el subsidio cambiario a la burguesía y el fraude en la asignación de divisas, pero también se hace necesario plantear un refinanciamiento de la deuda externa e incluso una moratoria en el pago de la misma. Los recursos que hoy se destinan al pago de acreedores externos deben ser utilizados para la estabilización macroeconómica y reactivar el aparato productivo. La clase obrera venezolana debe plantear una alternativa para la salida de la crisis que sea producto de un amplio debate y que considere elementos como los que aquí se mencionan.