En común: son monedas, son dinero, son mercancías universales.
Particularmente, las dos primeras monedas del título son fiduciarias, cuyos respaldos ante el mundo mercantil[1], al igual que nuestro Bs.F, es la moneda imperialista, el $ mismo. O sea, el $ se tiene a sí mismo como respaldo[2], luego de autodesimponerse e imponer al mundo el patrón oro[3]. Esto data oficialmente del año 1971.
Las terceras son monedas digitales o criptomonedas no menos fiduciarias que las dos anteriores, sólo que no circulan a través de la banca convencional, y su manejo contable se halla en páginas WEB debidamente encriptadas a fin de garantizar a sus tenedores una máxima confiablidad.
Como se observa, las tres primeras tienen en común ser monedas fiduciarias. Esto significa que las acompaña el riesgo de que más tarde o más temprano los responsables principales asuman funciones indeseables personales con el patrimonio de dichos tenedores[4].
Entre sus diferencias, la primera ($) está respaldada por la Reserva Federal de EE.UU. que, como banco central de este país, es una empresa burguesa y capitalista, y como tal, una entidad financiera privada con autonomía [5].
Las bitcoins que precedieron al Petro son netamente fiduciarias que, no obstante, si bien pueden gozar de excelente confiabilidad y solvencia, como empresa burguesa, ofrecen también inseguridad a mediano o largo plazos.
Ahora, el PETRO, además de ser una moneda virtual como los bitcoins y el dólar, además de estar debidamente auditados cada segundo en sus asientos de Internet, además de ir gozando de una confianza creciente, no adolece de las dañinas potencialidades comerciales y financieras que caracterizan a todas las operaciones es ese tipo dentro de la atmosfera capitalista, como sí las adolecen las anteriores monedas conocidas.
El PETRO promete un larguísimo tiempo de vida mercantil, dada la gigantesca riqueza de los minerales e hidrocarburos que le sirven de respaldo; el PETRO, además, tiene la suprema ventaja de ser una concreta oferta de comodities de los más demandados en el mundo. Resulta difícil imaginar que el oro pase de moda y de que el petróleo deje de ser demandado habida cuenta de que se trata del energético natural más barato y abundante en la tierra y, muy probablemente, en constante renovación[6] y con costos decrecientes de extracción, dados los adelantos técnicos de extracción y distribución que bajo regímenes socialistas se podrían traducir en merma de costos.
Otra ventaja comercial es que muchos países podrán tener accesos de dinero en Petros con los cuales garantizarse suministros de este vital energético sin pasar por riesgosas divisas convencionales.
[1] Mercantil es todo lo que tiene que ver con comercio y finanzas.
[2] Su paridad =1/1.
[3] En un principio, ese mismo país, imperial desde ñema, impuso el patrón oro. Los déficit en la balanza de pagos de los países colonializados debían pagar con oro (lingotes). Tales déficits eran bastante frecuentes o era el resultado medio de las transacciones internacionales entre dichas colonias burguesas y el gigante productor industrial.
[4][4] Muchas "cajas de ahorro" quebraban y sus clientes (ahorristas), por supuesto, perdían sus ahorros, y pocas veces sus estafadores recibieron castigo alguno porque no se podía sembrar semejante precedente jurídico con un "financista menor" como eran esas instituciones financieras.
[5] Ya se conoce los riesgos implícitos en toda empresa capitalista autosujetas al libre mercado donde ningún empresario por elevado que sea su rango económico (el monto de su capital) puede evitar crisis perjudiciales para los empresarios medianos y más pobres con inclusión de los accionistas medios e inferiores de las más agigantadas transnacionales. De estas crisis suelen sobrevivir los terratenientes por razones obvias, como dueños privados de la tierra (fuente principal de los medios de trabajo originales). Véase Carlos Marx El Capital Libro, p. 190 Cartago1973.Bnos. Aires.
[6] En mi concepto, la agotabilidad de los hidrocarburos ha sido una mentira burguesa para estadísticamente justificar su consumo masivo de parte de los países altamente consumidores. De ser cierta esa hipotética agotabilidad, ¿por qué no encarecemos su precio?