Curiosamente, los textos de Economía se han limitado a enseñarnos una gráfica representativa de la oferta y demanda con sus conocidas inclinaciones: La demanda es una curva que se mueve descendentemente, o sea, la demanda es mayor mientras menores sean los precios y viceversa.
La oferta, por su parte, se mueve ascendentemente, de manera que sólo a precios crecientes puede crecer y viceversa. Ambas gráficas suelen interpretarse como la oferta y la demanda de alguna empresa en particular.
La inclinación creciente de la oferta es justificada por la ley de la productividad marginal decreciente, pero no como la diversidad de las ofertas que ofrece el mercado en cada momento.
En resumen, y ahora estamos lanzando al mundo el significado intrínseco de esas curvas que hasta ahora han lucido como la oferta de alguna empresa en particular[1], razón por la cual ha quedado oculto así el hecho de que toda curva de demanda representa a todos los demandantes distinguidos en el mercado según sus diferentes rentas, o solvencias. Ha quedado oculto el hecho de que una curva de oferta recoge las ofertas de la totalidad de las fábricas[2] con sus respectivas capacidades productivas, experiencias, etc., que les permiten , como mercado, a unas ofrecer más sólo a mayor precio, y a otras ofrecer menos a menores precios.
Así, en conjunto[3] siempre será posible que haya compradores a cualquier precio, ya que sólo habrá demandantes al precio de sus correspondientes solvencias, y siempre resulta posible que haya oferentes a los diferentes precios.
En las gráficas clásicas a precios elevados habrá oferentes que posiblemente ofrezcan grandes volúmenes de producción, pero, cuando eso ocurre, surgen las discrepancias entre la oferta y la demanda que da motivo a los desequilibrios del mercado.
En casos de desequilibrio oferta-demanda, por ejemplo, mayor oferta, si fuere ese el caso, los precios tendrían que bajar para que haya mayor demanda, pero, también a ese precio menor habría menor oferta.
Mediante ese zigzagueo se desarrolla el conocido teorema de la telaraña. De manera que no es la empresa la que se adapta a demanda, sino que hay ofertas para cada precio y demandas para cada precio.
De allí que el mercado libre es el que da cuenta de los precios, unos altos y otros bajos, a fin de cubrir todas las demandas de todos los consumidores dada la desigualdad de sus rentas.
[1] Se trata del enfoque microeconómico.
[2] Se trata del enfoque macroeconómico.
[3] Véase nota 2.