Agenda económica y agenda Venezuela

La agenda económica es de gran importancia para todo Venezuela. La estabilización económica es nuestra tarea central. Es claro que, mientras existan sanciones, el esfuerzo por estabilización económica encontrará serios obstáculos y dificultades. Las sanciones económicas contra Venezuela, a no dudarlo, han tenido unas consecuencias catastróficas en el funcionamiento de la vida cotidiana de los venezolanos. Estimamos que, las sanciones son la causa principal e inmediata de la duplicación de la pobreza en nuestro país; ellas solas explican una pérdida estimada del ingreso y el producto nacional entre 130 mil y 150 mil MILLONES de dólares (US$) cada año, que deben consideradas desde al menos 2015. El mantenimiento de las sanciones contra Venezuela produce el empequeñecimiento excesivo de nuestra economía y la disminución de las exportaciones e ingresos de divisas. Las sanciones han forzado también una migración masiva de venezolanos al extranjero, dividiendo o separando a las familias (finalmente, las sanciones sí les robaron sus hijos a las madres venezolanas) e impidiendo a Venezuela hacer uso de un contingente importante y, especialmente, calificado de su fuerza de trabajo. Las sanciones han contribuido así, a disminuir el tamaño de la fuerza laboral, la capacidad de producción y la magnitud económica del mercado nacional.

En ausencia de sanciones, Venezuela estaría necesariamente mejor, o se acabarían las excusas para que el producto de la riqueza de todos no deba disfrutarse igualmente por todos. Todos los venezolanos, con independencia del sector político de su preferencia, deberíamos acordar entonces, en que las sanciones son un crimen de genocidio contra los propios venezolanos y, por tanto, es un deber de cada uno de nosotros solicitar y luchar por su eliminación. La eliminación de las sanciones es un paso principal de la estabilización económica de Venezuela.

Un paso principal; no el único. Hay que adoptar medidas de política económica sabias, coherentes, racionales y equitativas. Vivir en una sociedad más justa es un incentivo, también para el mejor funcionamiento de la economía.

Un aspecto central, del cual debemos ya ocuparnos, es el tema de los salarios. Los salarios en Venezuela son excesivamente bajos y cualquiera puede notar que esto es así. En ausencia de recuperación de los salarios, no habrá recuperación de la economía; por lo menos, no habrá crecimiento económico que valga la pena reivindicar. Los salarios son claves para la recuperación de la fuerza de trabajo y de la economía toda. No puede haber crecimiento significativo y sostenible, pero, fundamentalmente, digno; si los salarios no alcanzan al menos para atender las necesidades de los trabajadores.

Un empresario individual, puede acostumbrarse a los bajos salarios. Incluso, sentirse en el paraíso de los empresarios y la "libre empresa"; pero, para quienes son capaces de mirar más allá de sus intereses particulares inmediatos, los bajos salarios, sobre todo, estos muy bajos, son un obstáculo al funcionamiento de una buena y sana economía. Con tan bajos salarios, la fuerza de trabajo no puede reproducirse en la mismas condiciones iniciales, sino en unas cada vez peores, más pobres, limitadas o precarias. Por lo tanto, al mantener bajos salarios, apuntamos a menores niveles y calidades del crecimiento futuro. También, a un mercado de consumidores cada vez menor, a un crecimiento excluyente y concentrado en porciones muy reducidas de la sociedad.

Y aún más paradójico es, que esta reducción de los salarios esté acompañada por un auge especulativo y un alza de precios excesiva en la economía venezolana. Este auge especulativo es notable, al comparar los niveles de precios de los productos en Venezuela con sus similares en el extranjero. Dado los niveles salariales en Venezuela, que hemos comentado ya, no se justifican tales niveles de precios existentes en la economía nacional. Por el contrario, los bajos niveles salariales deberían mantener controlados los niveles de precios, pues mantienen limitadas las presiones de demanda. Al tiempo que elevan la rentabilidad estimada de la economía, al mantener controlados los costes salariales. Así que, el alza evidentemente exagerada de los precios en la economía venezolana, obedece a aspiraciones de ganancias igualmente exageradas por parte de sectores empresariales monopólicos u oligopólicos en nuestro país. Así como, también, a la existencia de otros costos "ocultos" en el proceso de producción y comercialización de bienes y servicios, que elevan los costos de transacción de la economía venezolana. Por supuesto, estas variables deben ser atendidas igualmente por nuestras políticas públicas.

De cualquier manera, los bajos salarios terminan por subsidiar estas estrategias que no dudaría en calificar de criminales para generar ganancias excesivas o rentas por parte de grupos al interior de la sociedad. Esta es otra razón por la que, recuperar los niveles salariales, al menos, hasta niveles normales, prontamente, es una necesidad económica de Venezuela.

Otra ineficiencia, que contribuyen a financiar los bajos salarios en Venezuela, son algunas actividades productivas ineficientes. Actividades que sólo con muy bajos salarios pueden mantenerse operando y generar ingresos y ganancias para sus dueños; sin que estos realicen nuevas inversiones y se actualicen tecnológicamente, con el fin de mantener el sector en condición de ser productivo o eficiente y su producción sostenible a largo plazo y también sustentable en términos ambientales. Así que, mantener bajos salarios deprime las inversiones y la tasa a la que se incorpora nueva tecnología, se modernizan los sectores productivos y a través de encadenamientos económicos, el resto de la economía y la sociedad.

Y quizás lo que encuentro más perverso, los bajos salarios permiten subsidiar las ganancias excesivas de los dueños de capitales y empresas, exonerándoles no sólo de su deber de invertir -como ya hemos visto-, sino además del pago de los tributos e impuestos que, en condiciones inclusive de un "capitalismo normal", deberían pagar para contribuir con su responsabilidad tributaria o fiscal a financiar el funcionamiento de un aparato estatal y el funcionamiento de los servicios y programas públicos apropiados, correspondientes a un Estado y una sociedad modernos, "civilizados", inclusive al nivel "burgués" de este término.

Por último, pienso que todos estos asuntos deben ser elementos de un amplio consenso político, que no debe esperar a mañana; pues, natural y lógicamente, resumen el interés actual y futuro de todos los sectores del país -independiente de sus preferencias políticas- y nadie que pueda estar consciente de las responsabilidades de gobierno y de sus obligaciones públicas debe omitir la importancia del mismo, para asegurar niveles de gobernanza mínimos y estabilidad y sostenibilidad de cualquier programa o proyecto político o de país que se plantee en el futuro. Es decir, esto es una materia de interés nacional. Es base de cualquier agenda Venezuela.



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Rodolfo Magallanes

Profesor del Instituto de Estudios Políticos de la UCV

 magallanucv@gmail.com

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