Algunas claves para resolver el problema de la economía venezolana

La economía venezolana tuvo que adaptarse a una repentina contracción de sus ingresos a partir de 2015-2016. Para responder a esta reducción de los ingresos nacionales, se produjo entonces una gran reducción en términos reales de los ingresos salariales de la población; esta reducción de los ingresos salariales de hecho fue superior en términos relativos a la contracción inicial del ingreso nacional. El sobreajuste en el ámbito de los salarios ha provocado además un incremento de la desigualdad social en la distribución del ingreso y de la pobreza que han requerido la asignación de fondos presupuestarios para compensar parcialmente el impacto negativo sobre la calidad de vida de los trabajadores y de la población en general. Luego de varios años de esta situación y en momentos en que se ha producido alguna reactivación económica (estimamos, que el incremento de la producción nacional el año 2024 no pudo ser menor a 67%), estando entonces dentro de un proceso de recuperación del ritmo económico y, repetimos, luego de varios años de un severo ajuste de los ingresos salariales, resulta conveniente (no sólo por razones económicas, sino también por razones sociales e incluso políticas), recuperar al menos parcialmente los niveles salariales en nuestro país. Y esto es posible… Es además una manera de apuntalar el crecimiento económico que se habría iniciado.

Quienes actualmente defienden un curso de acción demasiado prudente, recomendando continuar la estrategia de ahorro, estarían al mismo tiempo aconsejando en la práctica la adopción de una política económica contractiva, que prolongará el ajuste sobre los salarios y la duración de las restricciones y problemas en las condiciones de vida de los trabajadores. Al contrario, pensamos que estamos ahora en mejor capacidad, luego de varios años ya de ajuste en el mercado laboral, para revertir las expectativas de crecimiento interno hacia un panorama más optimista que permita modificar el estado de pesimismo existente entre sectores de la población, especialmente, entre quienes se encuentran componentes de hogares que han preferido migrar antes que permanecer en el país.

Pensamos que quienes adoptan esta estrategia de ahorro y mantenimiento del ajuste, olvidan que el gasto de un sector es el ingreso de otros sectores de la economía; que el flujo de ingresos, bienes y servicios de la economía es circular. Que lo que deja de gastar un sector tan importante como el Estado -por ejemplo- es igual a una serie de pérdidas que experimentan los potenciales perceptores del ingreso que ha dejado de gastar ese agente económico o Estado. Adicionalmente, se supone que un gasto destinado al trabajo es un gasto que se repone o se recupera. La inversión en trabajo, sobre todo, si este trabajo es productivo, no sólo reproduce el gasto inicial, sino que puede generar un excedente; esto al menos, en el ámbito productivo, pero no debemos olvidar que hay un conjunto de actividades que juegan igualmente una función en la generación y mantenimiento de condiciones para el funcionamiento del capital y el crecimiento permanente de la economía.

El gasto inicial en un sector social como los trabajadores con una alta propensión al consumo (y consideramos que esta es muy alta en el caso de Venezuela por los bajos ingresos) tiene un efecto muy importante sobre el estímulo de la actividad económica y productiva, ya que el incremento del ingreso de los trabajadores va a dar lugar a un gasto inmediato de ese ingreso que -a su vez- va a estimular el gasto e inversión en los sectores asociados con la satisfacción de las necesidades de los trabajadores y la demanda de los componentes que producen bienes y servicios para los trabajadores va a producir una demanda que va a estimular la actividad en otros sectores y componentes de la economía y así sucesivamente, hasta agotar el efecto positivo de la asignación o gasto inicial.

En términos del impacto sobre el presupuesto del Estado habría que considerar que el incremento de la economía se traduciría en un mayor alivio y reducción de las necesidades de la población, lo que significaría a su vez una disminución de las exigencias sobre el presupuesto público para la atención de estas necesidades, al tiempo de que un mayor crecimiento económico se traduciría en un incremento de los ingresos estatales por el aumento del pago de impuestos. Esto es un beneficio neto para el Estado venezolano.

Finalmente, los bajos niveles salariales que sirven como base para el cálculo de contribuciones fiscales (tasas, impuestos y sanciones) o parafiscales (como la seguridad social) restringen el financiamiento de actividades y servicios públicos de mucha importancia para la sociedad.

Ciertamente, la irrupción del gobierno de Trump ha traído como consecuencia principal el empeoramiento de las expectativas de crecimiento de la economía venezolana; pero, igualmente, de las del resto del mundo. Por lo que este escenario nos obliga -en nuestra opinión- a hacer ajustes en la política económica, reorientar las prioridades hacia el crecimiento interno y el desarrollo de la actividad productiva interna (agrícola, minera e industrial) y de servicios (asociadas con la promoción del turismo) y reforzar los acuerdos de integración y cooperación con naciones y gobiernos amigos. Una base importante para este giro necesario de estrategia es, sin ninguna duda, la recuperación de los salarios, la demanda y el incremento de la producción y productividad internas. Esto último no va a ocurrir sin un incremento del salario. Los empresarios venezolanos deben estar conscientes de que la actual no es una situación de equilibrio y para el logro de éste deben elevarse simultáneamente la inversión y los salarios. De lo contrario, crecer no será viable y cualquier posibilidad de ganar nula, al menos en términos de toda la sociedad, aunque quizás pudiera serlo para pequeños grupos dentro de ella. Pero, aún así, esta última opción no podría ser una estrategia de largo plazo.

Por ello, recomendamos confiadamente la adopción de un incremento de los salarios en Venezuela.



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Rodolfo Magallanes

Profesor del Instituto de Estudios Políticos de la UCV

 magallanucv@gmail.com

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