En un contexto donde un déficit cambiario insistente se produce por la elevada demanda de divisas frente a una oferta limitada, Venezuela debe enfrentar el desafío de reconstruir su estructura económica. Ha ocurrido, además, un cambio oportuno en la directiva del Banco Central, que genera una oportunidad para implementar estrategias transformadoras.
Este cambio en la directiva del Banco Central ocurre, en un momento que desde adentro de esa institución dos de las directoras salientes preparaban un ataque al fortalecimiento de las reservas internacionales, mediante la incorporación del oro proveniente de nuestras minas en el Estado Bolívar. Se esgrimían razones fraudulentas y manipuladas para iniciar un ataque contra el fortalecimiento del bolívar, que desde el propio Banco Central de Venezuela adelanta el gobierno nacional.
Es necesario sin embargo que con el cambio de los ejecutivos, y contando ya con personas más idóneas, pues de las anteriores no sabemos ni cual, ni cuánto daño hicieron ni desde cuándo, es necesario crear las barreras que impidan ataques permanentes a la moneda. Para ello es necesario abordar la construcción de un cambio del paradigma monetario, sin el cual los problemas estructurales de Venezuela seguirán siendo difíciles de abordar.
La manera en que se gestiona la moneda y las políticas asociadas impacta directamente en la estabilidad económica, la confianza de los ciudadanos y la capacidad para captar inversión por lo que mantener las mismas prácticas frente a los desafíos actuales limita las posibilidades de avanzar.
La propuesta de cambio profundo del paradigma monetario está basado en el ahorro, una cesta o caja de monedas diversificada y el uso de tecnologías avanzadas como la IA, para ofrecer un marco más sólido y adaptado a nuestras necesidades y poder dar la dura batalla de defender nuestras posiciones monetarias y cambiarias. Este cambio no sería simplemente una reforma más, sino una transformación profunda que permitiría enfrentar las vulnerabilidades del sistema actual y generar un entorno más estable y resiliente.
Sin una acción audaz en esta dirección, los problemas como la inflación, la volatilidad y la falta de confianza podrían perpetuarse, dificultando el desarrollo económico sostenible. Por eso, el cambio no es solo deseable, sino esencial para que Venezuela socialista tenga un futuro más prometedor.
Esta propuesta está fundada en una visión endógena del desarrollo, lo que posibilita contribuir significativamente a la estabilidad económica de Venezuela mediante una combinación estratégica y transformadora de políticas. Esta propuesta se fundamenta en tres pilares esenciales: un ahorro robusto como base, el uso de una cesta de monedas para diversificar nuestra economía, y la incorporación de tecnologías avanzadas como la Inteligencia Artificial para optimizar la gestión financiera.
Se pone énfasis en aprovechar y fortalecer las capacidades internas del país, desarrollar la cultura del ahorro, de familias, empresas y estado, como una herramienta para crear resiliencia financiera; la diversificación económica mediante la cesta de monedas, que busca reducir la dependencia externa y mitigar riesgos globales y con la incorporación de la Inteligencia Artificial se refuerza la optimización del sistema económico a partir de recursos tecnológicos que se pueden adaptar y potenciar dentro del contexto local.
Si vemos el componente de ahorro, aunque no ha sido una prioridad de Venezuela a pesar de los intentos que se han realizado, su ausencia nos ha dejado vulnerables ante crisis económicas. Con una política potente de ahorro se generará una mayor resiliencia económica, y será una herramienta de fortalecimiento y estabilización del sistema financiero. Hay que examinar experiencias de otros países para adecuarlas a nuestras condiciones y también rescatar experiencias nacionales pasadas.
El segundo elemento es la Cesta Bolivariana de Reconstrucción financiera y Monetaria, una cesta o caja de monedas. Una única dependencia de una sola divisa, aunque también debe estudiarse esa opción, nos expone a fluctuaciones que limitan nuestro crecimiento. La solución es diversificar nuestras transacciones mediante el uso de varias monedas fuertes en una caja o cesta que nos permita equilibrar riesgos y estabilizar nuestra economía.
Es cierto que este enfoque requiere un mayor esfuerzo técnico y una gestión técnica precisa del Banco Central, con una supervisión constante, pero los beneficios son incuestionables. Así con la pericia técnica ya adquirida en el Banco Central, podremos blindarnos mejor contra las inestabilidades externas.
Finalmente, quiero destacar la incorporación de la Inteligencia Artificial como una representación de la incorporación de tecnología avanzada, que con esfuerzos propios y asistencia de países amigos, se convertiría en una herramienta fuerte que puede revolucionar la categorización y gestión de nuestros recursos. Con su capacidad de analizar grandes volúmenes de datos, identificar patrones y proporcionar soluciones informadas en tiempo real, la IA nos permitirá tomar decisiones económicas más eficaces y estratégicas.
Pero claro, para implementar este avance, necesitamos crear infraestructura tecnológica adecuada y personal capacitada, desafíos que debemos superar para entrar de lleno en el futuro, pero más difícil es el presente dominado por los ataques empobrecedores contra nuestro bolívar.
Por ultimo hay que recordar que con este nuevo paradigma, se fortalece la estructura financiera y bancaria del país y se estimula el desarrollo y aparición de nuevos componentes, entre los que no es desdeñable la bolsa de valores que tendría un mayor impacto en las finanzas nacionales.
Sé que cada uno de estos pilares enfrenta resistencias y barreras culturales, especialmente en un país donde el ahorro y el control generan incertidumbre, pero no hay que olvidar que los países exitosos su banca se fundamenta en estos elementos. Sin verla como algo impositivo esta propuesta la creo esperanzadora y como una oportunidad para construir un camino más estable y sostenible.
Venezuela necesita soluciones audaces, y esta combinación ofrece una ruta prometedora para lograrlo.
Invito a reflexionar sobre esta visión y a sumarse a un esfuerzo por redefinir nuestro futuro económico. ¡Pueblo, Gobierno y Banca, unidos venceremos.