Todo país polarizado políticamente como el nuestro, ha iniciado el camino hacia la liberación plural. Liberación en lo económico, en lo ideológico, en lo alimentario y en el manejo de sus recursos naturales. Cuando un grupo mayoritario de habitantes hemos hecho conciencia de lo que es una revolución integral, entonces existe la semilla para cosechar una sociedad de carácter socialista si la revolución se mantiene en el tiempo sostenida por una fuerte base ideológica. Sin teoría revolucionaria no habrá jamás una práctica ídem. El tejido ideológico del socialismo venezolano se debe construir desde la célula hogareña y continuada en el mundo escolástico.
Lo que NO se conoce NO se ama y lo que NO se ama NO se defiende, así de simple. ¿Cómo vamos a tener conciencia del deber social si no sabemos de qué se trata ese deber? ¿Podemos defender fervorosamente un deber que no abrazamos en lo intelectual y en lo emocional? ¿Hacia dónde queremos ir en Venezuela? ¿Podemos intentar labrar un socialismo criollo con el arado capitalista, con los bueyes neoliberales y con fertilizantes de explotación inhumana? Volvamos al inicio de ésta reflexión. Cada hogar dónde la pareja está identificada concientemente con el ideario socialista, lo transmitirá a sus descendientes para tratar de cosechar herederos del pensamiento revolucionario y si lo hacen desde muy temprana edad en sus hijos entonces tendrán muchas posibilidades de obtener una buena cosecha.
Cuando los niños(as) deban ir al colegio llevarán consigo un bagaje importante de ideas que les servirá de asidero para no caer en desviaciones capitalistas y sus derivados. Ya en el bachillerato la capacidad intelectual estará más afianzada y el ser socialista ya es una realidad en ese infante que se curtió desde muy temprano en la ideología de la solidaridad, la justicia social y la soberanía total del país. Quien ama a su patria la defenderá en todos los ámbitos y luchará por el bienestar social de sus compatriotas. No habría alcaldes y gobernadores burócratas que no recorran las calles de sus ciudades. No existirían diputados holgazanes y prepotentes y la justicia llegaría a cualquier ciudadano sin importar su rango social.
La actual educación privada tiene un faro que va dirigido a la inconciencia capitalista, a la satisfacción egoísta del consumismo, al servilismo imperialista y a la entrega de nuestra soberanía. ¿Ejemplos? Sobran y los sucesos del 2002 son ejemplo vivo de ello. Casi todas las instituciones escolares privadas son enemigas del proceso revolucionario bolivariano. En sus salones de clases se conspira abiertamente difamando a nuestro presidente y a todo lo que este gobierno haga y deje de hacer. Se instiga a la desobediencia civil y se descalifica el término socialista comparándolo con la pobreza, la violencia y el oscurantismo. Se fortalecen los dogmas absurdos de religiones fanáticas y hasta se ocultan los símbolos patrios como ocurre con aquellos institutos cuyos propietarios pertenecen a la secta de Los Testigos de Jehová.
El ministerio de educación no supervisa esos asuntos y el desorden es notorio en el medio docente. Este ministerio tiene tanta pero tanta burocracia que solamente haciéndolo de nuevo sería posible una transformación decente. ¿Quieren un ejemplo vivo de esto último? Vayan al estado Zulia y verán lo que es una Zona Educativa penetrada por la subcultura adeca y con visos de anarquía en muchos planteles. No es posible señores que la educación privada marche a su aire por el pantano capitalista sin control alguno mientras nuestro presidente deja su vida pregonando la justicia social y luchando por llevarnos a un mejor vivir. La educación privada sólo promueve el consumismo, el hedonismo, en fin, el egoísmo, la diferencia de clases y el odio a todo lo que sea humilde, sincero y sereno. Debemos hacer algo al respecto.
