¿Quién gana y quién pierde con la suspensión de clases?

En la tarde del pasado miércoles 19 de Marzo, la rectora Cecilia Arocha suspendió las actividades en la UCV, a partir de los hechos violentos que ocurrieron en las inmediaciones de la Facultad de Arquitectura e Ingeniería, los cuales arrojaron un saldo de 11 estudiantes heridos, y que  repudiamos como corriente política.

 

A pesar de que en la misma semana de los hechos, muchos estudiantes, en varias asambleas,  habían manifestado su desacuerdo con una posible suspensión de clases, Arocha decidió tomar la medida de manera completamente antidemocrática, y sin ningún tipo de consulta con los estudiantes. Lo curioso del caso es que las clases se suspendieron por una semana, y no se deben realizar evaluaciones en días posteriores. Es decir, las autoridades eliminan la vida universitaria por 10 días y no toman ninguna medida concreta que atienda a los problemas que atraviesan los estudiantes desde hace semanas. Por ello, preguntamos

 

¿A quién beneficia la suspensión de clases?

           

-        A la rectora y demás autoridades universitarias: Estas son las condiciones perfectas, para que Cecilia Arocha y las autoridades corruptas, quieran aplicar a fondo su política ineficiente de seguridad, de: portones, desalojo constante de los estudiantes de tierra de nadie y demás espacios abiertos de la UCV y control de todo lo que pasa de manera autoritaria. Aunque no hayan portones en la UCV, esta política ineficiente la vienen aplicando desde hace años, y sencillamente ha deparado en: una universidad cada vez más insegura y abandonada, con espacios que caminan a la privatización, y una política de seguridad más represiva contra los estudiantes. Seguramente la rectora no perderá la oportunidad para negociar con el ministro de interior y justicia más recursos, y así desviarlos a su seguridad privada y demás privilegios, como ya lo ha hecho anteriormente.

 

-        A los guarimberos y a los grupos violentos: todo lo ocurrido genera el escenario perfecto, para que estas agrupaciones impongan su política de extrema violencia, que hoy, está cercenando los derechos de las mayorías, al libre tránsito, al trabajo, a la vida y a la libre expresión, y en el fondo desvían el debate de los verdaderos problemas que atraviesa el país y a los cuales debemos buscar soluciones. El 19 de Marzo, grupos violentos golpearon, robaron y obligaron a desnudarse a decenas de estudiantes. Este tipo de actos son plenamente condenables. Estos grupos violentos, acusados de chavistas, no tienen nada de revolucionarios, y con estas prácticas paramilitares, ya son tan criminales como los guarimberos de extrema derecha que han asesinado personas y han agredido a cientos de ciudadanos por no estar de acuerdo con sus acciones.

 

-        A la burocracia del gobierno: que mientras suceden todos estos hechos, han tenido una política totalmente ineficiente contra la violencia extrema que se viene expresando desde hace ya varias semanas. A la par, el gobierno desde inicios del año viene aplicando contrarreformas económicas como: la devaluación de la moneda, el SICAD II y vuelta del dólar permuta, más créditos y dólares para los privados y transnacionales (cuestión que acentúa el rentismo), menos tasas impositivas a las empresas, aumentos importantes en rubros de la canasta básica (pollo, café, etc.); por nombrar algunas de las medidas, muchas de las cuales se han ejecutado desde la Mesa Económica de Paz con los empresarios más importantes como la Polar y Fedecamaras. El gobierno se sienta en las “mesas de paz” con todos, menos con los trabajadores, estudiantes, comunidades, medios comunitarios, y demás sectores del pueblo trabajador.

 

¿A quién perjudica la suspensión de clases?

 

                En definitiva, esta medida perjudica, fundamentalmente a la mayoría de los estudiantes que abandonan su espacio natural y fundamental. Perjudica a todos aquellos que nos afecta la inflación, la escasez, el acaparamiento y especulación, a los que viven de un salario que pierde constantemente su poder adquisitivo, que tenemos críticas y propuestas pero somos excluidos, y que en vez de ser escuchados, se nos cataloga de cualquier cosa, como infiltrados, agentes de la CIA o saboteadores. Ni a los grupos violentos, ni a los guarimberos, ni a la burocracia del gobierno, ni a las autoridades de la universidad, les conviene que los trabajadores y estudiantes se movilicen con propuestas concretas, ellos creen solo en el pensamiento único. Su naturaleza es conservadora, autoritaria e impositiva.

 

                Hoy las grandes mayorías, tenemos el reto de combatir a sectores oportunistas y anti-democráticos como la FCU, que intenta capitalizar el descontento y malestar existente, pero que no tiene ninguna propuesta clara y consecuente para defender nuestro derecho al estudio, y que las asambleas que convoca son simplemente un “meeting” político, que no vota nada, que no escucha propuestas y donde muchas veces se atropella al que diga algo distinto a “la línea” de Requesens.

 

Una universidad paralizada es una universidad en las sombras, el país no cambia con las universidades cerradas. Un país evoluciona con propuestas políticas y acciones que permitan la consolidación de la lucha estudiantil y que podamos ejercer nuestros derechos. Cerrar las universidades es cederlas a los grupos violentos que pretenden acabar con todo aquel que piense diferente.

 

NO ES MOMENTO DE ABANDONAR ESPACIOS. VAYAMOS A LAS UNIVERSIDADES Y, ACEPTANDO LA DIVERSIDAD DE PENSAMIENTO, HAGAMOS DEBATES DE ALTURA, DE MANERA DEMOCRÁTICA Y PROPOSITIVA, SOBRE LOS PROBLEMAS REALES DEL PAÍS.

 

Juventud de Marea Socialista



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