La marcha de los señoritos: una demostración clara de la madurez de la democracia venezolana.

Mientras en Alemania crean una muralla de 10 millas para defender a los miembros del G8, de los jóvenes que protestan; al resto de la humanidad la dejan desamparada de las medidas tomadas por las siete potencias que controlan la tecnología y el sistema financiero internacional.

Paralelamente en la República Bolivariana de Venezuela, el 28 de mayo, cientos de señoritos de las universidades elitescas del país, salían a la calle a demandar libertad y el derecho a protestar; quemaron carros, interrumpieron el tráfico, y ocasionaron heridos y desmanes y hasta la muerte de una señora que no pudo recibir atención médica porque el libre tránsito estaba obstruido.

Y entonces, volvieron a salir al siguiente día a protestar por el derecho a protestar y la libertad, y volvieron a salir al siguiente día, menos el Sábado porque ese día le tocó al pueblo humilde tomarse las calles de la ciudad y no había ni un callejoncito libre en las áreas más populosas de la ciudad donde ellos pudieran ir a protestar, además que "cuando sale el gato se recogen los ratones".

Pero salieron a protestar al día siguiente, y al otro y anuncian otra marcha en lo que los señoritos llaman la estrategia de desestabilización a largo plazo contra el gobierno. Y es aquí donde cabe aclarar cuál es la estrategia de la oposición golpista y el último fin de los señoritos.

Ya entrando el último trimestre del año 2006, justo cuando se iban a celebrar las elecciones presidenciales se produjo el primer alzón de los precios de los productos básicos, se disparó el dólar paralelo a alrededor de Bs. 4000 por dólar y comenzaron a desaparecer el azúcar, el pollo y la carne de los mercados. En esta misma coyuntura se produjo un aumento sustancial de las rentas de los apartamentos en la ciudad de Caracas. La idea era generar descontento para las elecciones, pero Chávez ganó las elecciones de todas maneras con amplio margen,

No habían terminado de pasar la celebración y la euforia, cuando las corporaciones comenzaron a incrementar las medidas antipopulares, la leche pasó a convertirse en un artículo de lujo encabezando los artículos de consumo masivo en peligro de extinción, y se incrementó el precio de todos los artículos de consumo, los precios de la vivienda se duplicaron y en algunos casos se triplicaron, y lo mismo pasó con la rentas de los alquileres de las viviendas, de tal manera que de pronto los venezolanos, aún los profesionales, no tenemos suficiente dinero ni para pagar por el sitio donde queremos vivir.

Estas medidas suponían crear descontento en la población y usar entonces a estos sectores descontentos como punta de lanza contra el gobierno revolucionario. Y claro que crearon descontento, pero la mayoría del pueblo sabe que los que están subiendo los alimentos y manipulando la moneda y los precios de la vivienda son precisamente los sectores de oposición al gobierno.

Debo aclarar en este punto que todas estas medidas económicas no se tomaban en un ambiente en frío sino que había una constante campaña en los medios de comunicación corporativo culpando al gobierno de ser incapaz de establecer medidas económicas que hicieran bajar los precios de los alimentos, que además el gobierno no le pagaba lo suficiente a los productores y por eso no aparecían los productos que habían desaparecido del mercado e incitando al pueblo a salir a la calle a protestar. No funcionó, la gente no salió a la calle.

Llegó entonces el anuncio de que no se le iba a renovar la concesión a RCTV para seguir transmitiendo por señal abierta. Entonces los medios desarrollaron una campaña de sensibilización de la clase media y de identificación de ésta con la corporación productora de programas de televisión. Llegaron miles de correos con presentaciones de diapositivas mostrando fotos de artistas de RCTV, muchos que incluso habían sido dejados en el abandono después de muchos años de trabajo en una estación que tenía más de cincuenta años de funcionamiento, se empezó a hablar de Renny Ottolina, otra vez, en fin, se generó toda una falsa sensación de nostalgia sobre un medio que no sólo malpagaba a sus empleados sino que a los actores los había usado de tal manera que su programación destacaba por la chabacanería, el abuso infantil y a la mujer, la pornografía, la desinformación y la manipulación mediática de eventos diarios nacionales e internacionales.

Total que el cese de la concesión a un antro del entretenimiento malsano, pudo hacer lo que la subida de precios de elementos vitales no pudo, la oposición aceptó el llamado a la protesta. Comenzaron nuevamente los cacerolazos en los vecindarios de clase media, y comenzaron las marchas en la calle. Pero ¿quiénes comenzaron a marchar en este marco de protestas de la oposición bajo el llamado de Globovisión y del "abuelo Monster" Antonio Ledesma, entre otros dirigentes de la oposición, aunque ahora dicen que lo hicieron ellos solitos por iniciativa propia? Los señoritos.

¿Qué hacen los privilegiados estudiantes de las universidades elitescas del país marchando en las calles de las principales ciudades del país? Según su versión marchando por la libertad y contra la dictadura. La realidad es que forman parte de un plan de provocación que busca crear muertos y heridos para crearse el papel de victimas y derrocar el gobierno más democrático de América (incluyendo a los Estados Unidos) que precisamente les da la libertad de protestar y de decir lo que quieran—mientras al mismo tiempo ganan espacio en las calles y hacen visible internacionalmente la protesta. Por supuesto las corporaciones mediáticas internacionales los presentarán como héroes, mientras Condoleeza Rice, en un aria sin alma, pide el envío de observadores de la OEA a Venezuela (sus observadores por supuesto), en una clara demostración de quien realmente dirige la orquesta.

Mientras tanto los señoritos siguen marchando, a la Defensoría del Pueblo, un día, al Tribunal Supremo, el otro, a la Fiscalía, tratando de provocar porque estas oficinas están ubicadas en zonas de Caracas donde transitan los trabajadores, los estudiantes humildes. Si la policía llegara a tocar a estos "niños y niñas de familia", blanquitos, pelo liso, entonces los medios corporativos de comunicación internacional reflejarían esto como una muestra irrefutable de que el gobierno viola los derechos humanos. Pero al visitar estas instancias, y como el pueblo se resguarda y no los ataca, lo que hacen es contradecirse, porque son precisamente instancias como la Defensoría del Pueblo las que han sido creadas por este gobierno revolucionario, y al ser recibidos por la Defensoría y por las diferentes instancias del Estado dejan claramente establecido que vivimos en democracia y validan a las instancias del Estado que ellos pretenden derribar.

Como pueblo, y como pueblo en el gobierno debemos ser pacientes con estos señoritos, dejarlos que vayan a todas las instancias del Estado, ya casi asistieron a todas ellas. ¿Después qué? ¿Adónde más van a ir? Mientras tanto van aprendiendo que esta es una democracia madura, que este es un pueblo noble y maduro, que cuando quiera va a retomar las calles, y debemos estar pendientes de retomarlas pronto; abandonadas por unos señoritos que a lo mejor van a estar viendo RCTV, sólo que esta vez por cable, mientras se comen una hamburguesa o un hotdog, y uno le pregunta a otro ¿Zamo, vistes que el hermano de tu novia estaba usando zapatos que no eran de marca y estudia en la Bolivariana? Uuuy.


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Dozthor Zurlent


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