En defensa de Tibisay

La verdad es que no he tenido la oportunidad de inmiscuirme en las elecciones internas de ningún país que no sea el mío. No es algo que quiero atribuirme porque eso de las soberanías tiene que ser algo serio; de lo contrario deberíamos mandar a nuestros héroes al olvido, desde nuestros líderes indígenas y africanos ancestrales, hasta sus descendientes, pasando por Bolívar y Chávez.

Yo soy venezolano de nacimiento, y ví la luz del sol en un barrio humilde en plena jornada de lucha armada en Venezuela. Durante mi crecimiento, fui testigo de los allanamientos de la DIGEPOL al apartamento en que habitaba con mi familia, de la intimidación y el abuso. Fuí testigo también, de las claras ventajas en dinero y propaganda; y las trampas electorales de los partidos de derecha para garantizarse las victorias electorales. No podemos dejar de mencionar la dictadura mediática de los que controlaban la economía y el apoyo de grandes empresarios, nacionales y extranjeros, que se hacían con las riquezas del país. Venezuela era la democracia perfecta.

En una democracia perfecta, es fácil mirar hacia un lado cuando se producen desaparecidos, asesinatos políticos y toda clase de vejámenes hacia aquéllos que no encajan en la definición que los sectores que controlan las riquezas y el Estado (como órgano de dominación). Eso no sólo pasaba en Venezuela, sino en el Uruguay de los Tupamaros y en otros países de Latinoamérica que se atrevieron a luchar contra la nueva dominación imperial. Un pequeño sector social secuestró al país para beneficio de los intereses imperiales. Ya no se colonizaban territorios, se colonizaban el alma y la mente.

El neoliberalismo, el precursor del ALCA, hizo su aparición en Venezuela a finales de los ochenta. El pueblo cansado de tanto abuso se lanzó a las calles y fue masacrado: miles de muertos en unos pocos días. Para ese pueblo nunca había habido real democracia, pero si metralla.

Sí, es cierto, todavía puede que tengamos deficiencias en nuestro sistema democrático participativo, que fue liderado por Chávez, y refrendado mediante el voto popular y secreto en un referendum que le permitió a la gente aprobar el marco legal de la nueva República, la Constitución de 1999.

Pero en ese momento, a pesar de todos los infiltrados se logró un documento inicial para la implementación de cambios verdaderos en la situación de los humildes (yo incluído. Gracias).

Muchos sectores de clase media se sintieron traicionados; después de todo, ellos habían votado por Chávez porque creían que siendo militar, iba a imponer el orden que a ellos le gusta. Represión y asesinatos para que la gente no protestara contra la injusticia y la dominación.

Desde ese entonces, esos sectores de clase media, con todo su poder por controlar aspectos claves de la economía y la producción, y además, que controlaba puestos claves en el gobierno y en el sector militar, se unió a los que verdaderamente tienen poder para tratar de derrocar a Chávez. Desde que comenzó el siglo veintiuno, no cesaron los sabotajes, en abril de 2002, el golpe de Estado; en 2002-2003 el sabotaje petrolero; en el 2004, el referendum revocatorio; y bueno, el sabotaje permanente a la administración pública; el fomento de la corrupción y de valores contrarios a las buenas relaciones humanas; la guerra mediática nacional e internacional; las guarimbas (golpes suaves que son durísimos en las mismas comunidades donde lo aplican y en los asesinatos que causan para incitar respuestas violentas); los llamados al fraude cuando pierden las elecciones; la criminalidad paramilitar que ha disparado los sicariatos; el acaparamiento de alimentos; el robo de las divisas con la complacencia de funcionarios corruptos e ineptos; la permanente guerra mediática; todo como parte de un plan bien organizado y orquestado con campañas internacionales y locales.

En todas estas acciones contra el gobierno legítimo de la República Bolivariana de Venezuela, la OEA ha mantenido silencio. Pero no sólo eso, la OEA, a la que ahora Almagro pretende lavarle la sangre de los dientes, se convirtió en un instrumento de la política de dominación de Estados Unidos sobre el continente. Apoyó el bloqueo a Cuba, invasiones militares a diferentes países latinoamericanos, y se ha puesto del lado de las peores dictaduras que sufrió el continente; y mantuvo una posición neutral cuando la guerra de Las Malvinas. La CIDH aplaudió estos trágicos sucesos, y además, sigue apoyando a siniestros personajes de la política venezolana, que parecen poder asesinar con impunidad.

20 años en la política, no es suficiente jabón para lavar los crímenes de Estados Unidos y la OEA. Todavía, la OEA tiene cara de crimen. Y si los países se mantienen en ella es porque las salidas unilaterales no tendrían resultados positivos, por ahora (JEJEJE, "por ahora").

Es claro que aparte de seguramente saber de todas las patrañas de la oposición venezolana en su intento de derrocar al gobierno de Chávez y ahora Maduro, y más allá, de los claros planes existentes para además asesinar a los sectores populares que apoyan a la revolución—si no, ¿Qué es la guarimba, sino un intento de aplicar la receta de Libia y Siria en Venezuela? Ahora es el llamado a fraude el 6 de diciembre, el que piensan ellos que va a generar la explosión social. Usted pretende jugar al "yo no fuí", y ahora hacernos creer que la OEA es una organización NEUTRAL. Los años de lucha, nuestros muertos, nuestros desaparecidos, hablan de otra historia.

Tal vez no hemos podido implementar toda la participación deseada en la democracia participativa, que nos legó Chávez y que hoy gozamos; pero hemos logrado conquistas importantes, no sólo para las y los venezolanos, sino para la humanidad en general.

Ya el Sr. Almagro, a quién le gusta mucho el fútbol, había atacado a Elías Jaua en el primer tiempo; ahora en el segundo tiempo, ataca a Tibisay Lucena. Su veneno dulce, sigue la tradición de la pluma uruguaya, que ha dado hombres como Galeano y Benedetti. ¿A quién atacará en el tiempo complementario? ¿Apoyará la estrategia violenta de la derecha? ¿Entrará en razón? Por nuestra parte preferimos leer "No te rindas" de Benedetti, o "Las venas abiertas..." que sus cartas, pero a veces hay que leer de todo un poquito, y esta vez, nos tocó salir en defensa de "Dulcinea" Lucena.

No somos perfectos, somos más bien un país con muchas imperfecciones y vicios, que por momentos parece no seguir leyes ni reglas; y una población que mayormente, todavía sigue sometida a una agresión económica, criminal, política y hasta social por parte de los que se consideran con derecho a apropiarse del país. A mí por lo menos me amenazan con matarme los de la oposición si llegan al poder. Y mi familia y yo nos la tomamos en serio.

Si ven las redes sociales, los llamados agresivos y mentirosos prevalecen, como parte de laboratorios del engaño. En caso de un triunfo opositor, a los sobrevivientes nos esperaría, a un régimen similar al Apartheid, que ya los sectores de izquierda vivimos durante muchos años. La exclusión, la represión, el asesinato selectivo y masivo, entre otras prácticas caracterizaban a los gobiernos fueran dictaduras o democracias. Si la gente se alzaba venía la dictadura; si permanecía dócil entonces le daban derecho a creer que habían seleccionado al gobernante que los sectores poderosos le imponían.

Pero no le tenemos miedo a la oposición y nos enorgullecen las elecciones justas que tenemos ahora. Sr. Almagro, me permito con mucho respeto preguntarle. ¿Conoce usted un sistema electoral que sea auditado en un 54 por ciento del total, in situ, con la participación de miembros de todos los partidos políticos y de todo aquél interesado? ¿Sabía que los votos se cuentan electrónica y manualmente en las auditorías?¿Conoce usted un sistema electoral donde el votante es chequeado con su huella dactilar y el documento nacional de identidad? ¿Conoce usted un sistema electoral donde el votante vota electrónicamente y recibe un comprobante impreso del voto emitido? Donde además, firma un libro de actas como constancia de emisión del voto, y se le tiñe el dedo con tinta indeleble para que se identifique fácilmente que ya votó. ¿Sabe usted que el software de las máquinas de votación es auditado por todas las fuerzas políticas? ¿Sabía usted que se abrieron cientos de nuevos centros de votación en lugares humildes que antes tenían que recorrer largas distancias para emitir el voto y que en definitiva sentían que no valía la pena el esfuerzo y no votaban?

Su posición de ponerle una máscara bonita a la OEA se asemeja al verso floreado de sus misivas públicas. Pero apestan a lo mismo. No volverán.



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Dozthor Zurlent


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