El ensayo de este martes 31 de julio no fue con balas de fogueo sino de exterminio.
Un episodio de la guerra destructiva contra el pueblo de Venezuela y la Revolución Bolivariana y Chavista, en el que las manos del imperialismo yanqui y sus aparatos hegemónicos, políticos, económicos y militares tienen directa injerencia. Eso fue lo que ocurrió con el exitoso saboteo desplegado contra los servicios eléctricos, en la ciudad de Caracas y en otras entidades federales en la región centro-occidental, especialmente.
Es sabido que por muy rudas que sean las condiciones a las que se enfrenta el soldado en el campo de combate, si está convencido de que las balas que se están utilizando, son de fogueo, al menos cuenta con la seguridad de que no morirá en el intento.
Ahora bien, en la realidad venezolana del presente, el terreno de batalla real es éste: la calle, la economía, los medios de comunicación, los servicios, los salarios, los precios, los valores culturales y patrimoniales, la salud, nuestro pensamiento y acción, la seguridad… todo. También el terreno militar y todos los actos de terrorismo y saboteo contra nuestra paz de pueblo. Y el enemigo no está jugando al fogueo sino al exterminio.
Sabemos que no estamos en un entrenamiento de «rutina», es un combate de verdad verdad, con técnicas subversivas e insurreccionales directamente coordinadas por la CIA y la embajada de EEUU en Venezuela.
Estamos ante un enemigo que no descansa ni un solo segundo de cada hora y de cada día. Los servicios eléctricos de nuestro país están, indudablemente, infiltrados. Ya son frecuentes los actos de terrorismo y saboteo como el ocurrido el martes final del mes de julio.
No basta con decir que se abrirán las averiguaciones y se dará con los culpables. El pueblo todo reclama de un Estado sólido, bien organizado y eficiente, que nos asegure el presente de estabilidad pero también que posibilite firmemente la construcción del socialismo: objetivo claro de nuestra Revolución.
Debemos convencernos de que toda la estructura de nuestro Estado se encuentra penetrada por el enemigo. Ellos están decididos a implosionarla para evitar su avance en las transformaciones sociales, económicas y políticas, con las que transitamos hacia «la mayor suma de felicidad» y nos proponemos seguir avanzando en la construcción del socialismo.
La Defensa Integral de La Patria debe dejar de ser una invocación y convertirse en acción. La Defensa Integral de la Patria es muy compleja para dejarla sólo en manos de militares. Es también tu responsabilidad, compatriota, y la mía. Y lo primero que debemos fortalecer, urgentemente, es la conciencia, la conciencia de clase, la conciencia proletaria, la conciencia de Patria, de solidaridad, de unidad.
El frente eléctrico debe ser atendido preferencialmente, porque ya empiezan a ser demasiado a repetidos sus ataques, en procura de descontento y sublevación del pueblo.
Y, si bien ningún frente -interior y exterior- debe ser descuidado, hay algunos que presentan visibles debilidades. Otro es el petrolero y me propongo referirme al mismo con más detalles. El Imperio se ha empeñado en revertir la nacionalización e independencia petrolera lograda con la Revolución Bolivariana y está listo para retomar el control transnacional de nuestra principal riqueza.
Repito, son múltiples y diversos los frentes de ataques y no son balas de fogueo las que el enemigo está usando. Conciencia y organización popular es lo más importante para seguir avanzando.
Si esta Revolución se frena o sus estructuras se convierten en aparatos ideológicos e iglesias, nos seguirán dominando «más por la ignorancia que por las armas», como bien nos sigue alertando Bolívar.