Desde hace un tiempo hemos venido alertando que el país se encamina hacia el colapso total en materia eléctrica, fundamentalmente por la destrucción de la represa hidroeléctrica del Gurí, y el resto del sistema interconectado que suministra desde el estado Bolívar, aproximadamente el 70% de la energía al país.
En tal sentido, el mega-apagón que ocurrió este 7-3-2019 y continuó afectando este 8-3-2019 en más del 90% de Venezuela, incluyendo toda Caracas y parte importante del estado Miranda, dejando a servicios como el Metro, hospitales – estos con fallecidos - , aeropuertos y de centros comerciales sin electricidad, sin obviar los millones de hogares que se quedaron sin luz, demuestra que este régimen, salvo por la represión que emplea sobre los ciudadanos, no da para más, porque simplemente ha destruido por completo toda la posibilidad de desarrollo, y lo poco que todavía se mantiene funcionando y de manera irregular, el madurismo de seguirse aferrando al poder, llegará el momento en que toda Venezuela se quedará sin energía eléctrica, no por horas, sino por días y semanas, lo que terminara por echar del poder a quienes usurpan a Miraflores, si es que tal hecho político no ocurre antes.
Lo insólito es que el madurismo justifique un hecho de esta naturaleza, diciendo fue un acto de "sabotaje" o "terrorista", lo cual en caso de ser verdad o mentira, sólo revela la incapacidad del régimen para enfrentar la inmensa crisis que confrontamos. Si fue un "sabotaje" pues el madurismo está confesando que si no puede mantener bajo control y normalidad instalaciones eléctricas que además están militarizadas – según lo dicen voceros de Miraflores – y que obviamente, si unos pocos "saboteadores" son capaces de dejar a todo un país sin luz, habría que preguntarse: ¿Qué no harían unos pocos militares sublevados si decidieran atentar contra un régimen que ni siquiera puede mantener el orden del Gurí?
Por el contrario, si esos hechos de "sabotaje" son otra mentira oficialista, situación que probablemente piensa la mayoría de la población ante la escasa credibilidad que tiene la palabra de los maduristas, es una situación que nos acerca hacia el colapso definitivo del sistema eléctrico del país, porque es una acción que además de volverse frecuente, en cada oportunidad que ocurre, la misma termina siendo más grave y de mayor impacto negativo que la anterior, es decir, estamos en presencia de un enfermo que no mejora sus condiciones de salud, sino que se complican, y cuando tenemos una persona con tales características en su biología y contexto físico, lamentablemente la sumatoria de esos hechos negativos, en el caso de los seres humanos conducen hasta la muerte, y esa analogía es el reflejo que en la actualidad confronta el sistema eléctrico venezolano.
En consecuencia, cuando un país como el nuestro sumido en una terrible crisis política, económica y social, en el cual los ciudadanos somos testigos del deterioro de los servicios públicos en materia de agua, gas y transporte, así como en áreas tan sensibles como la educación y salud, resulta obvio que la electricidad no será la excepción de este cuadro de destrucción, máxime cuando los venezolanos también han visto las crisis eléctricas que han vivido estados como Zulia y Nueva Esparta en los cuales las interrupciones de energía se extendían hasta por varios días de manera consecutiva, resultan cínicas las versiones tanto del ministro de propaganda madurista, así como del generalucho que está al frente de la Corporación Eléctrica (Corpoelec) al asegurar que un apagón del tamaño y las dimensiones que dejan sin luz a todo un país, pueda ser producto de un simple "sabotaje".
Un país, en donde ni siquiera tal empresa es capaz de facturar ese servicio, cuyas plantas de generación de energía en los diferentes estados también se encuentran desmanteladas, muchas de ellas prácticamente en el abandono, con una plantilla de trabajadores que recibe un salario promedio de 5 dólares mensuales, que carece de insumos eléctricos básicos como cables, interruptores, tuberías y transformadores, es una industria que está como un hospital sin materiales médicos-descartables y sin medicamentos, o lo que es lo mismo, el "servicio" que está ofreciendo sólo lo está haciendo hasta que pueda resistir, o como decimos en criollo: "hasta que el cuerpo aguante".
Luego de 7 meses de aplicar el madurismo su mal llamado plan de "recuperación y prosperidad económica", los resultados no pueden ser más desastrosos. El dólar pasó de Bs. 60, en más de Bs. 4.000, o sea, se devalúo unas 70 veces más, mientras el salario mínimo cayó desde 30 dólares a unos 4 dólares por mes, y la hiperinflación superó los 2.000.000%, sin obviar los problemas que hemos descrito en relación con los servicios públicos. Quienes aún apoyan este régimen, sólo tienen dos alternativas: o son parte de la corrupción y sus oscuros negocios, o son masoquistas. Hablar de "ideologías" cuando los niños comen de la basura, o fallecen venezolanos hasta por falta de medicamentos o por fallas eléctricas, demuestran la insensibilidad de quienes ejercen el poder que usurpan en Miraflores. Y decir que Maduro prometió que en dos años saldríamos de la "crisis". Si tomamos sus palabras como ciertas, es bueno que sepa que el primer semestre fue perdido, y al ritmo que avanza su "plan", podemos asegurar que los primeros 12 meses serán perdidos.
El colapso definitivo del sistema eléctrico nacional en el cual Venezuela quedará sin suministro de energía de manera indefinida se aproxima mientras el madurismo continúe usurpando el poder. Ese día quedará en evidencia que los "saboteadores" terminarán logrando su fin, porque no habrá manera de que los maduristas vuelvan a "recuperar" la electricidad, porque ellos como régimen al darse ese día, también alcanzarán la muerte política.
El madurismo lleva al país hacia la oscuridad en todos sus espacios. La destrucción total del Gurí y el sistema eléctrico nacional es inminente. Por lo pronto, no hay luz, no hay internet, no hay telefonía, no funcionan bancos, ni puntos de ventas. Para qué preguntar: ¿Hay agua? Con el madurismo este es el destino que le depara a la nación. La muerte como país y el sufrimiento constante de sus habitantes, lo cual seguirá multiplicando la emigración de venezolanos. En todo caso, esos son signos evidentes de que agoniza el madurismo. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
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Nota: Escribo este artículo luego de 18 horas sin electricidad y más de 36 sin internet en la isla de Margarita. Sin obviar que no tenemos señal de Movilnet. Esa es la realidad del país.