Lo primero
es empezar por decir que, dadas las circunstancias globales de reacomodo
de las fuerzas económicas dominantes para la carrera final por el control
global, solo podremos realizar los cambios estructurales requeridos
por Venezuela dentro de una democracia plena y soberana, independiente
de las fuerzas que pugnan por la hegemonía global. Hasta el momento
ese modelo de democracia (muy mejorable), dentro de la cual se podrían
realizar los cambios estructurales necesarios, solo es posible dentro
del proceso que lidera el presidente Chávez. No necesariamente por
su persona en si misma, sino por la libertad que garantiza a los movimientos
populares para desarrollar las fuerzas productivas a través de las
organizaciones de base, a pesar de lo que el movimiento burocratizado
puede pensar. Las organizaciones de base no son un elemento agregado
secundario, sino el único elemento realmente importante en este momento
para la consecución de los fines estratégicos supremos de soberanía,
democracia e industrialización nacional.
La mayor parte
de las críticas constructivas al proceso bolivariano se centran en
aspectos tácticos del mismo, dando siempre como correctos a los fines
estratégicos, aunque en realidad son muy poco homogéneos dentro del
movimiento popular. Es indudable que dentro de la burocracia y políticos
populistas que domina gran parte del aparato partidista hay muchísimas
cosas que criticar, cosas que muchos hemos considerado como simples
“errores tácticos”, aunque estoy por pensar que el tema va mucho
más allá. Ahora hablemos de dos conceptos importantes, en la teoría
militar tradicional la táctica es el conjunto de operaciones ejecutadas
para alcanzar un fin, generalmente un fin estratégico. Por otro lado,
la estrategia define las metas de mediano y largo alcance, los programas
políticos que definirán la forma y fondo de la república a mediano
y largo plazo. La estrategia viene definida por la ideología, aunque
particularmente, y de acuerdo con Ludovico Silva, preferiría decir
que viene definida por la teoría social y económica adoptada por el
liderazgo político, por empuje de las fuerzas populares, democráticamente.
Entonces, la táctica define las acciones cotidianas mientras que la
estrategia define la dirección en la cual deben empujar esas acciones,
de acuerdo con la teoría socialista de desarrollo adoptada por el proceso
político.
Como he dicho antes, las críticas siempre se han centrado en los errores tácticos que son, lamentablemente, abrumadores… En artículos anteriores he hablado sobre los errores tácticos cuando he descrito al “socialismo burocráticamente deformado”1, a la “Petro-planificación de casino”2 y a la “des-planificación populista”, siendo todos éstos aspectos conocidos por la oposición derechista que aguarda silente3 a la debacle de la esperanza popular, celebrando el espectáculo bochornoso al que nos conduce la burocracia y los políticos mediocres que abundan dentro del proceso bolivariano. Ya lo dijo en su momento el difunto General Muller. Pero de lo que quiero hablar es que, creo haber llegado a la conclusión de que estos errores tácticos, esta chapucera gestión del proceso revolucionario es consecuencia de una mala interpretación ideológica que ha conducido a un disparate estratégico.
La ideología
y la dirección estratégica
Según se entienda
al mundo y según los valores éticos particulares que dirijan al proceso
de cambio en Venezuela, serán definidas las metas estratégicas. Por
lo tanto, una ideología irregular, improvisada o distorsionada definirá
metas estratégicas igualmente disparatadas que se manifestarán en
un día a día de movimientos tácticos errados (evidenciados en la
corrupción, ineficiencia, desorden, desorganización, delincuencia,
lentitud en los procesos, etc.). Los funcionarios de base, menos éticos,
incurren en la corrupción como consecuencia de los planes chapuceros
impuestos por la dirección del proceso y la incertidumbre que estos
cambios arbitrarios generan continuamente. Hoy creo que los errores
tácticos que tanto he criticado, como muchos otros venezolanos preocupados
por el futuro del proceso bolivariano, no pueden ser evidencia, únicamente,
de que el pueblo venezolano sea inmaduro, ignorante o de que la “naturaleza
humana es así” (un revolucionario que crea eso, debe dejar de decir
que es revolucionario), más bien, responsablemente, debo decir que
me parece que mucho se debe a errores estratégicos graves (es decir,
errores inducidos por la más alta dirección del proceso, no digo que
sea con mala voluntad, porque entonces no tendría sentido este escrito),
errores debidos a la improvisación ideológica, a funcionarios del
más alto nivel sin ninguna idea propia, ni formación política, ni
académica y profesional suficiente (esto no es pensamiento pequeño
burgués, como ya muchos a esta altura deben estar pensando!). ¿Hay
acaso unidad teórica entorno a algún proyecto industrial/económico/político
más allá de garantizar el triunfo continuo del presidente Chávez
en cuanta elección democrática se atraviese por el camino?
El conformismo
al que se está induciendo a la gente, diciéndole que los errores
tácticos son casi culpa de ellos mismos, me parece criminal. Cuando
un “líder” del Partido Socialista Unido de Venezuela va montado
en una camioneta de lujo, al barrio, a hacer campaña electoral repartiendo
promesas y comida, me parece que el error no es táctico sino estratégico
(entiéndase lo que esto quiere decir, en el contexto de este articulo!).
El ciudadano que cree en Venezuela, y su futuro, y que trabaja como
funcionario de base, que tiene que mantener a su familia, no puede ser
el culpable de los errores de la mediocre dirección política del país.
Por otro lado, decirle a la gente que sacrifique su vida por un “paraíso
socialista” que llegará quien sabe cuanto, es una contradicción
con la teoría marxista total y absoluta, es idealismo y fascismo puro!
(aquí hay una oportunidad de retirarse de la lectura!), y si lo analizamos
con objetividad no dista mucho de la “misa del domingo” (trabajador
sacrifica tu sudor en vida, porque en el cielo tendrás el paraíso).
El error estratégico
fundamental existe y la ideología es difusa. Esto no quiere decir que
hay que constituir millones de escuelas de formación ideológica de
cuadros y transmitir por TV documentales a todas horas (no digo que
este mal, pero eso no va a cambiar las cosas, bajo el contexto actual).
Porque realmente, dado el atraso industrial y técnico de Venezuela,
la meta estratégica fundamental es sencilla INDUSTRIALIZAR AL PAÍS.
Y lamentablemente tengo que decir, que después de 10 años, esa meta
no necesariamente es socialista ni capitalista, es decir, no se ha avanzado
lo suficiente como para decir que la Industrialización deba ser socialista,
porque ni siquiera ha habido una industrialización capitalista, sino
una quiebra del pequeño y debil aparato productivo nacional … muchos
de los nuevos “productores” no son más que los mismos de antes
camuflados, porque ciertamente solo los dueños de capital han podido
sobrevivir a las malas políticas económicas de la dirección burocrática,
mientras los pequeños van cayendo uno a uno… extorsionados por la
corrupción burocrática, acusados de traición “pequeño burguesa”
o arruinados por la competencia de los más grandes. Quebrar a pequeños
productores, arruinar a dueños medios de capital, dadas las circunstancias
reales del país, es servir en bandeja de plata a los dueños del mundo
a un país sin potencia propia, sin fuelle, sin pegada económica…y
eso es un crimen histórico, eso es traición a la patria.
La industrialización
como victima de los errores estratégicos
Puedo estar
de acuerdo con el discurso político, muchos lo estamos, pero la política
debe estar al servicio del desarrollo económico y no al contrario (¿no
decía eso Marx/Engels?). La industrialización produce grandes oportunidades
para construir democracia, camaradas “lideres”. Solo un país industrializado
puede llegar a ser democrático realmente. Un país empobrecido y sin
industria nacional fuerte no puede ser democrático jamás!. Claro,
que también es cierto que un país sin industria nacional, y con ingentes
recursos petroleros está condenado a la mendicidad al estado nacional
o a la empresa privada que domine los recursos petroleros que, realmente,
bajo condiciones de des-industrialización viene a ser lo mismo!. Pero
yo estoy seguro que no es esa la intención de mis camaradas “lideres”,
yo estoy seguro de que es un error estratégico, no una intención premeditada.
Entonces, como no es su intención des-industrializar al país para
sumir al pueblo en la mendicidad del estado, corrijamos pronto este
error estratégico. Porque todos queremos un pueblo fuerte y soberano
que sea capaz de vigilar las cuentas gubernamentales ¿no es así?,
y un pueblo solo puede hacer eso cuando tiene trabajo, cuando tiene
estudios y cuando tiene tiempo libre para ejercer la ciudadanía. La
industrialización del país, aunque sea con potente capital privado
nacional, es preferible a la des-industrialización y dependencia petrolera,
que conducen conjuntamente al fascismo, y al control hegemónico estatal
o privado, según quien sea el dueño de los recursos petroleros. Un
pueblo con opciones de trabajo en diversos ámbitos de desarrollo industrial
es un pueblo libre…y, entiendo, que esa es la finalidad del proceso
bolivariano ¿cierto?. Por otro lado, un pueblo condenado a la dependencia
de los políticos socialistas montados en Hummer, de los gerentes de
una empresa pública petrolera todo-poderosa, no es más que un pueblo
mendigo.
El error estratégico,
debe ser corregido urgentemente. No sacrifiquemos el futuro de Venezuela
por mantener obcecadamente un error estratégico de esta grave magnitud,
porque sigo creyendo que es un error. Confío, aún, en que son errores
que parte de la buena voluntad, eso quiero seguir creyendo.
(*)Ingeniero Electricista
aleslogo@gmail.com