Entrevistando imaginariamente a F. Engels sobre lo tratado en: El prólogo del Tomo II de “El Capital” (II)

¿Con qué ha contado para preparar para la imprenta el tercer libro de El Capital?

   Para el libro III, sólo he contado—aparte de la primera versión contenida en el manuscrito titulado "Contribución, etc.", de los fragmentos ya mencionados que figuran en el manuscrito III y de algunas notas breves que de vez en cuando se insertan en los cuadernos de extractos-— con los siguientes materiales: el citado manuscrito en folio de 1864-65, elaborado en el mismo grado de perfección aproximadamente que el manuscrito II del libro II, y finalmente un cuaderno del año 1875: la relación entre la cuota de plusvalía y la cuota de ganancia,, desarrollada matemáticamente (en ecuaciones). La preparación de este libro para la imprenta avanza rápidamente. En la medida en que puedo emitir ya un juicio, creo que, si se exceptúan algunas secciones, ciertamente muy importantes, sólo habré de tropezar, para dar cima a la obra, con dificultades de carácter técnico.

    Creemos que es éste el lugar indicado para rebatir una acusación que se ha formulado contra Marx; acusación que al principio sólo se apuntaba en voz baja por contadas personas, y que hoy, después de muerto Marx, los socialistas de cátedra y de Estado y sus seguidores hacen circular por ahí como un hecho establecido: la acusación de que Marx se limitó a plagiar a Rodbertus. Acerca de esto ya he tenido ocasión de decir en otro lugar lo que más urgía decir, pero es ahora cuando podré aportar las pruebas documentales decisivas.

   Esta acusación a que nos referimos aparece formulada por vez primera, que yo sepa, por R. Meyer, Etnanzipaiionskampf des vierten Standes, p. 43: "De estas publicaciones (es decir, de las publicaciones de Rodbertus, que se remontan a la segunda mitad de la década del treinta) ha tomado Marx, como puede probarse, la mayor parte de su crítica." Mientras no se me presenten otras pruebas, tengo que suponer que toda la "fuerza probatoria" de esta afirmación consiste en que así se lo ha asegurado Rodbertus al señor Meyer. En 1879 aparece en escena el propio Rodbertus y escribe a J. Zeller (Zeitschrift für die gesarnmte Staatswissenschaft, Tubinga, 1879, p. 219), refiriéndose a su obra Zur Erkenntnis unserer staatswirischaftlichen Zustande (1842),en los términos siguientes: Se dará usted cuenta de que ella (la argumentación desarrollada allí ha sido utilizada ya . . muy -bonitamente por Marx, naturalmente sin citarme." Su editor postumo, T. Kozak, repite, sin pararse en averiguaciones, esa cháchara de Rodbertus (Das Kapítal, por Rodbertus, Berlín, 1884. Introducción,  p, xv). Finalmente, en las Briefe uñó. sozialpolitische Aufsdtze de! Dr. Rodbertus-Jaget-zow, editados por R. Meyer en 1881, Rodbertus dice, sin andar con rodeos: "Hoy, me veo saqueado por Scháffle y Marx, sin que ni siquiera me mencionen" (carta núm. 60, p. 134). Y en otro pasaje, la pretensión de" Rodbertus cobra contornos aún más rotundos: "En mi tercera carta social, he puesto de manifiesto, sustancialmente lo mismo que Marx, sólo que de un modo mucho más breve y más claro, de dónde nace la plusvalía  del capitalista" (carta núm. 48, p. 111).

   Marx no se enteró jamás de estas acusaciones de plagio que se le hacían. En su ejemplar del libro Der Emanzipationskampf sólo estaban cortadas por la plegadera las páginas referentes a la Internacional; el resto de la obra hube de abrirlo yo mismo después de su muerte. La revista de Tubinga, ni siquiera llegó a verla. Las Briefe, etc., a R. Meyer las ignoraba igualmente, y cuando yo paré la atención en el pasaje relativo al "saqueo" fue ya en el año 1884 y gracias al propio señor Dr. Meyer. En cambio, Marx conocía la carta núm. 48, porque el señor Meyer había tenido la gentileza de regalarle el original a su hija menor. Marx, a cuyos oídos habían llegado, indudablemente, algunos rumores misteriosos acerca de la pretendida fuente secreta de su crítica, es decir, de Rodbertus, me la enseñó diciéndome que, por fin, esta carta le brindaba un testimonio auténtico acerca de las pretensiones de Rodbertus; que si no pretendía más, esto a él, a Marx, no le preocupaba gran cosa, y que no había tampoco inconveniente en dejarle a Rodbertus la satisfacción de pensar que su exposición era la más breve y la más clara. En realidad, Marx entendía que con esta carta de Rodbertus quedaba liquidado el asunto.

   Y tenía perfecta razón para entenderlo así; tanto más cuanto que, según me consta positivamente, Marx ignoró  toda la obra literaria de Rodbertus hasta el año 1859 aproximadamente, en que su propia crítica de la economía política estaba ya perfilada, no sólo en líneas generales, sino incluso en cuanto a sus más importantes pormenores. Marx comenzó sus estudios económicos en París, en 1843, por los grandes ingleses; de los alemanes, sólo conocía a.Rau y a List, y con ellos tenía de sobra. Ni Marx ni yo supimos una palabra de la existencia de Rodbertus hasta que en 1848 nos vimos en la necesidad de criticar, en la Neue Rheinische Zeitung, sus discursos como diputado renano y sus actos como ministro. Tan ignorantes estábamos de su persona, que hubimos de preguntar a los diputados renanos quién era aquel señor Rodbertus que aparecía convertido en ministro de la noche a la mañana. Pero tampoco ellos supieron revelarnos nada de sus trabajos económicos. En cambio, la Misére de la Philosophie, 1847, y las conferencias sobre Trabajo asalariado y capital pronunciadas en Bruselas en 1847 y publicadas en 1849 en los números 264-69 de la Neue Rheinische Zeitung, demuestran que Marx sabía ya perfectamente, por aquel entonces, sin necesidad de la ayuda de Rodbertus, no sólo de dónde proviene, sino también cómo "nace la plusvalía del capitalista". Fue allá por el año 1859 cuando Marx se enteró, por Lassalle, de que existía también un Rodbertus economista y cuando descubrió en el Museo Británico su "Tercera carta social".

   Tales son los hechos. Veamos ahora qué  hay de cierto en lo tocante a las ideas que Marx, según se dice, ha "saqueado" a Rodbertus. "En mi tercera carta social —dice Rodbertus—, he puesto de manifiesto sustancialmente lo mismo que Marx, sólo que de un modo más breve y más claro, de dónde nace la plusvalía del capitalista." El punto cardinal es, por tanto, la teoría de la plusvalía; y, en realidad, nadie sería capaz de decir qué otra cosa podría Rodbertus reivindicar de Marx como propiedad suya. Rodbertus se hace aparecer, pues, aquí como el verdadero autor de la teoría de la plusvalía, pretendiendo que Marx se la ha saqueado.

  Pues bien; ¿qué nos dice la tercera carta social [p. 87] respecto al nacimiento de la plusvalía? Nos dice, sencillamente, que la "renta", término en el que el autor sintetiza la renta del suelo y la ganancia, no nace de un "recargo de valor" sobre el valor de la mercancía, sino "como consecuencia de una deducción de valor que se le impone al salario; en otros términos, porque el salario sólo representa una parte del valor del producto del trabajo" y porque allí donde la productividad del trabajo es suficiente, "no necesita ser igual al valor natural de cambio de su producto, con objeto de que quede un remanente para la reposición del capital (!) y para la renta". Sin que se nos diga qué "valor natural de cambio" del producto es ése en el que no queda ningún remanente para la "reposición del capital", es decir, para la reposición de las materias primas y del desgaste de las herramientas.

   Afortunadamente, tenemos la posibilidad de comprobar la impresión que este sensacional descubrimiento de Rodbertus causó a Marx. En el cuaderno X,- pp. 445ss„ del manuscrito titulado "Contribución a la crítica, etc.", nos encontramos con una "digresión" titulada "El señor Rodbertus. Una nueva teoría de la renta del suelo". Es el único punto de vista desde el cual se examina aquí la tercera carta social. Marx liquida la teoría rodbertiana de la plusvalía en general con esta observación irónica: "El señor Rodbertus empieza investigando el aspecto que presenta un país en que la posesión de la tierra y la del capital no se hallan separadas, para llegar luego al resultado importante de que la renta (por la cual entiende toda la plusvalía) equivale simplemente al trabajo no retribuido o a la cantidad de productos en que toma cuerpo."


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Nicolás Urdaneta Núñez


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