Entrevistando imaginariamente a Marx sobre lo tratado en: El capítulo I del Tomo II de “El Capital” (XII)

¿Cómo se desarrolla normalmente el ciclo del capital?

El ciclo del capital sólo se desarrolla normalmente mientras sus distintas fases se suceden sin interrupción. Si el capital se inmoviliza en la primera fase D — M, el capital en dinero queda paralizado como tesoro; si se inmoviliza en la fase de la producción, quedarán paralizados, de un lado, los medios de producción, mientras de otro lado la fuerza de trabajo permanecerá ociosa; si se inmoviliza en la última fase M' — D', las mercancías almacenadas sin vender pondrán un dique a la corriente de la circulación.

Por otra parte, la naturaleza del asunto exige que el propio ciclo se encargue de retener el capital, durante cierto tiempo, en las distintas fases del proceso. En cada una de sus fases, el capital industrial se halla vinculado a una determinada forma, como capital-dinero, capital productivo y capital-mercancías. Y sólo después de realizar la función correspondiente a cada una de esas formas, asume aquélla bajo la que puede pasar ya a una nueva fase, de transformación. Para esclarecer esto, hemos dado por supuesto, en nuestro ejemplo, que el valor-capital de la masa de mercancías creada en el proceso de producción es igual a la suma total del valor primitivamente desembolsado en dinero; o, dicho en otros términos, que todo el valor-capital desembolsado en dinero pasa de golpe de cada fase a la siguiente. Pero, ya hemos visto (libro I, cap. VI, pp.. 160-170) que una parte del capital constante, los medios de trabajo en sentido estricto (las máquinas, por ejemplo), sirve, una y otra vez, en un número mayor o menor de repeticiones de los mismos procesos de producción y que, por tanto, sólo transfiere fragmentariamente su valor al producto. Hasta qué punto esta circunstancia modifica el proceso cíclico del capital, lo veremos más adelante. Aquí, baste con saber lo siguiente. En nuestro ejemplo, el valor del capital productivo = 422 libras esterlinas incluía solamente el desgaste de los edificios fabriles, de la maquinaría, etc., calculado por término medio; es decir, solamente la parte de valor que en la transformación de 10,600 libras de algodón en 10,000 libras de hilo transfieren a éste, al producto de un proceso semanal de trabajo de hilado de 60 horas Entre los medios de producción en que se invierte el capital constante de 372 libras esterlinas desembolsado, figuraban también, por tanto, los edificios, la maquinaria, etc., como si no se hubiese hecho otra cosa que alquilarlos en el mercado por una cantidad semanal. Pero esto no hace cambiar en lo más mínimo los términos del problema.

Para transferir al producto todo el valor de los medios de trabajo comprados y consumidos durante este tiempo, no tenemos más que multiplicar la cantidad de hilo producida en una semana (10,000 libras) por el número de semanas que entran en una determinada serie de años. Y, entonces, se ve claro que el capital-dinero desembolsado no hace más que transformarse en estos medios; es decir, no tiene más remedio que salir de la primera fase D — M, para poder funcionar como capital productivo P. Asimismo es claro, en nuestro ejemplo, que la suma de valor-capital de 422 libras esterlinas incorporada al hilo durante el proceso de producción no puede entrar en la fase de circulación M' — D' como parte integrante del valor de las 10,000 libras de hilo antes de que el producto esté terminado. El hilo no puede venderse antes de estar hilado.

En la fórmula general, el producto de P se considera como un objeto material distinto de los elementos del capital productivo, como un objeto que lleva una existencia aparte del proceso de producción, una forma útil distinta de las de los elementos de la producción. Y así ocurre siempre y cuando el resultado del proceso de producción es un objeto, incluso cuando una parte del producto vuelve a entrar como elemento en el nuevo proceso de producción. Así, por ejemplo, el trigo utilizado como simiente sirve para su propia producción, pero el producto es exclusivamente trigo; presenta, por tanto, una forma distinta de la de los otros elementos empleados: la fuerza de trabajo, los instrumentos, el abono. Hay, sin embargo, ramas industriales independientes donde el producto del proceso de producción no es un objeto nuevo, una mercancía. Entre ellas, la única que tiene una importancia económica es la industria de comunicaciones, tanto la industria específica del transporte de personas y mercancías como la destinada a la mera transmisión de noticias, cartas, telegramas, etc.

Chuprov, dice, refiriéndose a esto: "El fabricante puede empezar produciendo artículos, para luego buscar consumidores (su producto, una vez que sale del proceso de producción como producto terminado, entra en la circulación como una mercancía desgajada de
aquél). La producción y el consumo aparecen aquí como dos actos separados en el espacio y en el tiempo En la industria del transporte, que no crea productos nuevos, sino que se limita a trasladar personas y cosas, estos dos actos se confunden; los servicios (el desplazamiento
de lugar) tienen necesariamente que consumirse en el mismo momento en que se producen. Por eso el radio en que el ferrocarril puede buscar sus clientes se extiende, a lo sumo, a 50 verstas (53 kms.) a un lado y otro."

El resultado —ya se transporten personas o mercancías— es el cambio operado en su existencia dentro del espacio, por ejemplo, el que el hilo se halle ahora en la India en vez de hallarse en Inglaterra, en el lugar de su fabricación.

Pero lo que la industria del transporte vende es este mismo des
plazamiento de lugar. El efecto útil producido se halla inseparablemente unido al proceso del transporte, que es el proceso de producción de esta industria. Personas y mercancías viajan en el medio de transporte, y este viaje, este desplazamiento de un lugar a otro, constituye
precisamente el proceso de producción efectuado. Aquí, el efecto útil sólo puede consumirse durante el proceso de producción; no existe como un objeto útil distinto de este proceso que sólo funcione como artículo comercial, que sólo circule como mercancía después de su producción. Pero el valor de cambio de esté efecto útil se determina,
como el de cualquier otra mercancía, por el valor de los elementos de producción consumidos en él (fuerza de trabajo y medios de producción) más la plusvalía creada por el trabajo excedente de los obreros que trabajan en la industria del transporte. En lo que se refiere a su consumó, este efecto útil funciona también exactamente lo mismo que las demás mercancías. Si se consume individualmente, su valor desaparece con el consumo; si se consume productivamente,
de tal modo que sea, a su vez, una fase de producción de la mercancía transportada, su valor se transfiere a ésta como valor adicional. La fórmula para la industria del transporte sería, por tanto, D — M(T+Mp). . . P — D' ya que aquí se paga y se consume el mismo proceso de producción y no un producto separable de él. Presenta, pues, casi exactamente la misma forma que la de la producción de los metales preciosos, con la diferencia de que aquí D' es una forma transfigurada del efecto útil creado durante el proceso de producción y no una forma natural del oro o de la plata producidos durante este proceso y arrojados por él.


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Nicolás Urdaneta Núñez


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