Si examinamos la fórmula D — M . . . P . . . M' — D' como forma específica del proceso cíclico del capital junto a las otras formas que más tarde se investigarán, veremos que se caracteriza por lo siguiente:
1) Este ciclo aparece como el ciclo del capital-dinero porque el capital industrial bajo su forma dinero, como capital en dinero, constituye el punto de partida y el punto de retorno de su proceso en conjunto. De por sí, la fórmula expresa que aquí el dinero no se invierte como dinero, sino que simplemente se desembolsa, es decir, que no es más que la forma-dinero del capital, capital en dinero. Expresa, además, que el fin en sí, el factor determinante del movimiento es el valor de cambio, y no el valor de uso. Precisamente porque la forma-dinero del valor es la forma independiente y tangible en que se manifiesta, la forma de .circulación D . . . D', cuyo punto de partida y cuyo punto final es el dinero efectivo, el hacer dinero, expresa del modo más tangible el motivo propulsor de la producción capitalista. El proceso de producción no es más que el eslabón inevitable, el mal necesario para poder hacer dinero. Por eso todas las naciones en que impera el sistema capitalista de producción se ven asaltadas periódicamente por la quimera de querer hacer dinero sin utilizar como medio el proceso de producción.
- La etapa de producción, la función de P, representa, en este ciclo, la interrupción de. las dos fases de la circulación D — M . . . M' — D', que a su vez no es más que un agente mediador de la circulación simple D — M — D'. El proceso de producción aparece dentro de la forma del mismo proceso cíclico, formal y expresamente, como lo que es en el sistema capitalista de producción: como un simple medio para la valorización del capital desembolsado, lo cual quiere decir que el fin último de la producción es el enriquecimiento como tal.
- Como la cadena de las fases comienza con D — M, el segundo eslabón de la circulación es M' —- D'; por tanto, el punto de partida es D, el capital-dinero que se trata de valorizar, y el punto final D' el capital en dinero valorizado D + d, donde D figura como capital realizado junto a su vástago d. Esto distingue al ciclo D de los otros dos ciclos P y M', en un doble sentido. De una parte, por la forma-dinero de los dos extremos; y el dinero es la forma independiente y tangible en que se manifiesta el valor, el valor del producto en su forma de valor independiente, en la qué desaparece todo rastro del valor de uso de las mercancías. De otra parte, la forma P ... P no es necesaria para P . . . P' (P + p) y en la forma M' . . M' no se percibe absolutamente ninguna diferencia de valor entre los dos extremos. Lo que, por tanto, caracteriza á la fórmula D . . . D' es, de una parte el que el valor del capital constituye aquí el punto de partida y el valor del capital valorizado el punto de retorno, con lo que el desembolso del valor del capital aparece, en este caso, como medio y el valor del capital valorizado como fin de toda la operación; de otra parte, el que esta relación se expresa bajo la forma de dinero, sustantiva del valor, y por tanto el capital-dinero como dinero que pare dinero. La producción de plusvalía por el valor no se expresa solamente como el eje de este proceso, sino que aparece además, expresamente, bajo la forma reluciente de dinero.
4) Puesto que D', el capital-dinero realizado, como resultado de M' — D' de la fase complementaria y última de D — M, aparece en absoluto, bajo la misma forma con que comenzaba su primer ciclo, puede reanudar el mismo ciclo, tal y como brota de él, como capital-dinero acrecentado (acumulado): D' — D + d; y, por lo menos en la forma de D . . . D', no se expresa que, al repetirse el ciclo, la circulación de d se desdoble de la de D. Por tanto, si nos fijamos en su forma primera, antes de repetirse, desde un punto de vista formal, vemos que el ciclo del capital-dinero sólo expresa el proceso de valorización y de acumulación. Aquí el consumo sólo se expresa como consumo productivo por D — M(T+Mp) que es lo único que va implícito en este ciclo del capital individual. D — T es, por parte del obrero, T — D o M — D; es, por tanto, la primera fase de la circulación, que sirve de medio para su consumo individual: T — D — M (medios de vida). La segunda fase D — M ya no cae dentro del ciclo del capital individual; pero éste le sirve de introducción y la da por supuesta, toda vez que el obrero, para encontrarse en el mercado constantemente como materia explotable a disposición del capitalista, necesita ante todo vivir, es decir, sustentarse mediante el consumo individual. Pero aquí, este consumo es algo que se da, simplemente, por supuesto como condición del consumo productivo de la fuerza de trabajo por el capital; es decir, solamente en la medida en que el obrero, mediante su consumo individual, se mantiene y se reproduce como fuerza de trabajo. Pero los Mp, las verdaderas mercancías que entran en el ciclo, no son más que el material nutritivo del consumo productivo. El acto T — D hace posible el consumo individual del obrero, la transformación de los medios de vida en carne y sangre suya. Claro está que también el capitalista para poder actuar como tal tiene que existir, y por tanto vivir y consumir. Para ello, sólo necesitaría, en rigor, consumir como cualquier obrero, sin que por tanto esta forma del proceso de circulación presuponga más. Expresado desde el punto de vista formal, ni esto siquiera, puesto que la fórmula termina con D', es decir, con un resultado que puede volver a funcionar inmediatamente como capital-dinero acrecentado.
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