¿Qué se deduce del desdoblamiento de la circulación M y m de valor del capital y plusvalía después de la transformación de M’ en D’?
m — d —m es una simple circulación de mercancías, cuya primera fase m — d va implícita en la circulación del capital en mercancías M' — D', y por tanto en el ciclo del capital; en cambio, su fase complementaria d — m cae ya fuera de este ciclo, como fase aparte de él dentro de la circulación general de "mercancías. La circulación de M y m, de valor del capital y plusvalía, se desdobla después de la transformación de M' en D'. De donde se deduce, por tanto:
Primero. Puesto que la fórmula M'— D' = D '— (D+d) realiza el capital en mercancías, el movimiento de valor de capital y plusvalía contenido en M' — D', movimiento todavía indistinto y encarnado en la misma masa de mercancías, se puede desdoblar, ya, que ambos poseen ahora forma independiente, como sumas de dinero.
Segundo. Si este desdoblamiento se produce, invirtiéndose como renta del capitalista, mientras D, como forma funcional del valor capital, prosigue la ruta que le traza el ciclo, el primer acto M' — D', en conexión con los actos siguientes D — M y d —- m, podrá representarse como las dos circulaciones distintas M — D — M y m — d — m; series ambas que, según la forma general, caen dentro del campo de la circulación ordinaria de mercancías.
Por lo demás, en la práctica, tratándose de mercancías que forman una unidad física y no son susceptibles de división, las partes integrantes del valor se aíslan de un modo ideal. Así por ejemplo, en Londres, en el negocio de construcciones explotado en su mayor
parte a crédito, los anticipos hechos al contratista de la obra dependen de la fase en que ésta se encuentre. Ninguna de estas fases constituye una casa, sino simplemente una parte, ya materializada, de una casa futura en construcción, que representa, por tanto, a pesar de su existencia material, un fragmento puramente ideal de la casa en conjunto, pero lo suficientemente real, sin embargo, para poder servir de garantía para nuestros anticipos. (Véase acerca de esto más adelante, capítulo XII.)
Tercero. Si el movimiento del valor capital y de la plusvalía, movimiento que en M y en D es todavía común, sólo se desdobla parcialmente (de tal modo que una parte de la plusvalía no se gaste como renta) o no se desdobla, en absoluto, se operará en el mismo valor capital una modificación dentro de su ciclo y antes de que éste finalice. En nuestro ejemplo, el valor del capital productivo era de 422 libras esterlinas. Por tanto, sí continúa a D — M, supongamos, como 480 o 500 libras esterlinas, recorrerá las últimas fases del ciclo como un valor superior en 58 o en 78 libras esterlinas al valor inicial. Y esto puede ir unido, al mismo tiempo, a un cambio en su proporción de valor.
M' — D', la segunda fase de la circulación y la fase final del ciclo I (D . . . D'), es, en nuestro ciclo, la segunda fase del mismo y la primera de la circulación de mercancías. En lo que a la circulación se refiere, tiene que ser, pues, completada por la fórmula D' -— M'. Pero la operación M' — D' no sólo ha remontado ya el proceso de valorización (que es aquí la función de P, la primera fase), sino que, además, su resultado, el producto en mercancías M', se halla ya realizado. Por consiguiente, el proceso de valorización del capital, así como la realización del producto en mercancías en que se traduce el valor del capital valorizado, queda terminado con la operación M' — D'.
Partimos, pues, del supuesto de que la reproducción simple, es decir, del, supuesto de que d — m se desglosa completamente de D — M. Y, como ambas circulaciones, lo mismo m — d — m que M— D — M, pertenecen, en cuanto a su forma general, a la circulación de mercancías (y no presentan, por tanto, ninguna diferencia de valor entre los extremos), resulta fácil concebir el proceso capitalista de producción, al modo como lo hace la economía vulgar, como una simple producción de mercancías, de valores de uso destinados a una clase cualquiera de consumo y que el capitalista sólo produce para reponerlos por mercancías de otro valor de uso o para cambiarlos por ellas, que es lo que la economía vulgar falsamente sostiene.
M' aparece desde el primer momento como capital-mercancías, y la finalidad de todo el proceso, el enriquecimiento (la valorización) , lejos de excluir un consumo del capitalismo que va creciendo a medida que crece la magnitud de la plusvalía (y, por tanto, también la del capital), lleva implícita esta posibilidad.
En efecto, en la circulación de la renta del capitalista la mercancía producida m (o la fracción ideal correspondiente del producto en mercancías M') sólo sirve para convertirla primeramente en dinero y luego, por medio de éste, en otra serie de mercancías destinadas al consumo privado. Pero, no debe perderse de vista aquí el pequeño detalle de que m es el valor en mercancías que al capitalista no le ha costado nada obtener, materialización de la plusvalía, por cuya razón aparece en escena -primitivamente como parte integrante del capital-mercancías M'. Por tanto, este mismo m se halla, ya por su propia existencia, vinculado al ciclo del valor-capital en marcha, y si éste se paraliza o sufre una perturbación cualquiera, no sólo se restringe o cesa en absoluto el consumo de m, sino que al mismo tiempo, se paraliza o se altera la venta de la serie de mercancías que han de reponer a m. Y lo mismo ocurre si la operación M' — D' fracasa o sólo logra venderse una parte de M'.
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