Reflexiones sobre la cultura y la patria en construcción

Estoy completamente convencido que el camino es el cultural. El de una revolución en la base económica de la sociedad, pero también, una profunda revolución cultural. Paralelo a la masificacion de los medios de producción, de la tierra como elemento y medio básico de la producción agrícola, debemos ampliar los mecanismos y los medios por los cuales la juventud, en mayor medida, tenga acceso a la cultura y sus diferentes expresiones. No creo que sea necesario esperar que se haga un decreto, o que el Comandante Chávez lo diga con pelos y señales mil veces mas, necesaria es una voluntad política orientada a este punto tan fundamental para la creación de nuevos paradigmas de vida, de una nueva concepción del mundo, para establecer una relación mas real entre el hombre y su entorno.

Debemos reflexionar sobre la aceptación de la cultura como dispositivo emergente de transformación social dentro del mundo político en Venezuela. Debemos revisar que porcentaje de los presupuestos institucionales están orientados para el impulso cultural del sector concreto a la cual han sido encomendadas atender.
La cultura, tan amplia, incluyente, versátil y flexible como lo es, encuentra cabida como política transversal dentro de todos los espacios de la estructura burocrática del estado Venezolano, sin embargo, vemos que los incipientes pasos que hemos dado, han recaído en los talones de unos pocas instituciones. Muchas instituciones dicen “no estamos creadas para eso” ignorando la esencia misma de lo que la cultura se trata.

Luego de la revolución cubana, el mundo torno su mirada para América y tuvo particular atención a las expresiones musicales, poéticas y narrativas que comenzaron a emerger. Fue el conocido Boom creativo de América Latina, en el cual, entre los principales exponentes se encontraban Miguel Asturias, Gabriela Mistral, Gabriel García Márquez, Julio Cortazar, Carlos Fuentes, Pablo Neruda, Octavio Paz, y muchos otros que, por medio de las expresiones literarias impregnaron de pensamiento e idea revolucionaria a muchos pueblos americanos.

¿Tendrán todos los militantes del PSUV los libros de estos autores? ¿tendrán todos los Servidores Públicos del aparato burocrático venezolano estos libros? Y mas importante aun, ¿Tendrá el Poder Popular organizado estos libros en sus manos? Es ahí a donde debemos revisar. No se trata tan solo de editar EL Capital de Marx o El Estado y la Revolución de Lenin y entregarlo al pueblo. Tampoco se trata de hacer una “biblioteca comunal” con un compilado de libros de economía política o filosofía política y darlos como una gran acción. Leamos sobre la selva, el mito, la tradición oral de nuestros aborígenes, la presencia indígena y africana en América, la colonia, la política, la historia paradójica y reflexiva. Empecemos con la reflexión, no hagamos que muchos se sientan mas frustrados entregándoles un bloque como libro, los cuales, muchas veces, no los entienden ni los mismos que los entregan.
Se deben crear espacios para la cultura y el hombre. Se deben incentivar, por todos los medios los posibles nuevos creadores. No se trata aquí de impulsar la elite existente desde siempre, se trata de tomar del subsuelo el que no encuentra como salir. ¿A cuantos concursos poéticos, musicales, de cultores y pintores se llama desde las instituciones y ministerios cada año? Hay que revisarlo.

La cultura, la conciencia, la sabiduría, la posibilidad de reflexión, de duda y de critica, son y serán los garantes de la nueva sociedad que queremos construir. Para una nueva sociedad, una verdadera patria; primero, un nuevo hombre.


elcorreodefranciscoojeda@gmail.com


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Francisco Ojeda


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