Entrevistando imaginariamente a Marx sobre lo tratado en: El capítulo IV del Tomo II de “El Capital” (V)

¿Qué presupone el régimen capitalista de producción?

El régimen capitalista de producción presupone la producción en gran escala y, como consecuencia de ello, la venta en gran escala también; presupone, por tanto, la venta al comerciante y no directamente al consumidor individual. Cuando este consumidor sea, a su vez, consumidor productivo, es decir, capitalista industrial; o, dicho en otros términos, cuando el capital industrial de una rama de producción suministre medios de producción a otra rama, se operará también (en forma de encargo, etc.) la venta directa de un capitalista industrial a muchos. En este sentido, todo capitalista industrial es vendedor directo, su propio comerciante, papel que, por lo demás, desempeña también cuando vende a otros comerciantes.

El comercio de mercancías como función del capital comercial se da por supuesto y se desarrolla cada vez más, a medida que se desarrolla la producción capitalista. Por eso partimos a veces de él, para ilustrar algunas de las manifestaciones concretas del proceso capitalista de circulación; sin embargo, en el análisis general de éste, admitimos la venta directa sin interposición de comerciantes, puesto que ésta desfigura determinados aspectos del movimiento.

Veamos cómo expone el problema Sismondi, con cierto simplismo:

"El comercio emplea un capital considerable que, considerado a primera vista, no parece formar parte integrante del capital cuyo movimiento hemos descrito en detalle. El valor del paño amontonado en los almacenes del comerciante en paños no parece, a primera vista, que tenga nada que ver con la parte de la producción anual que el rico entrega como salario al pobre para hacerle trabajar. Sin embargo, este capital no hace más que reponer el otro, de que hemos hablado. Para esclarecer los progresos de la riqueza, hemos seguido los pasos de este capital desde su creación hasta su consumo. El capital empleado por ejemplo, en la fabricación de paños nos ha parecido que era siempre el mismo; al cambiarse por la renta del consumidor, se dividía en dos partes solamente: una que representa, como ganancia, la renta del fabricante; otra que, como salario, representa la renta de los obreros mientras producen nuevo paño".

“Sin embargo, no tardó en comprenderse que era más ventajoso para todos el que las diferentes, partes de este capital se sustituyesen mutuamente y que, suponiendo que para la circulación total entre fabricante y consumidor bastasen 100,000 táleros, esta suma se distribuyese por igual entre el fabricante, el comerciante al por mayor y el tendero. El primero realizaba con la tercera parte solamente de dicha suma la misma obra que habría realizado con la suma total, porque en el momento de terminar su fabricación encontraba al comerciante dispuesto a comprársela mucho antes de lo que habría encontrado al .consumidor directo. Por su parte, el capital del comerciante al por mayor se veía sustituido mucho antes por el del tendero La diferencia entre la suma de salarios desembolsada y el precio de compra para el último consumidor constituiría la ganancia de los capitales. Esta se dividiría entre el fabricante, el comerciante y el tendero, una vez que hubiesen repartido entre sí sus funciones, y el trabajo rendido sería el mismo, a pesar de exigir tres personas y tres partes de capital en vez de una" (Nouveaux principes, . I parte, pp. 139 s.). "Todos [los comerciantes] participaban indirectamente en la producción, pues, teniendo ésta como tiene por objetivo el consumo, no se la puede considerar terminada antes de que el producto entre en la órbita del consumidor" (ob. cit., p. 137).


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Nicolás Urdaneta Núñez


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