Segunda ley de la dialéctica sistémica: Tránsito de los cambios cuantitativos a cualitativos
La ley de transito de los cambios cuantitativos a cualitativos tiene que ver con el cómo y de qué manera discurre el proceso de desarrollo. Para comprender la esencia de esta ley se debe poner en claro, ante todo, que es calidad y cantidad, En torno de nosotros hay muchos objetos y fenómenos de los más diversos, y todos ellos se mueven y cambian sin cesar. Mas, a pesar de ello, no los confundimos, los distinguimos e identificamos. No los vemos como si estuvieran fundidos en una masa gris y amorfa, sino que cada uno de ellos se distingue de los otros por particularidades y propiedades inherentes a él solo.
La calidad es lo que hace que un objeto sea precisamente lo que es y no otro, y lo que lo distingue de los demás. La calidad se manifiesta en las cualidades de algunos aspectos determinados que caracterizan un objeto de estudio, en tanto que la calidad se refiere al objeto en su conjunto. El color amarillo, la maleabilidad, y otros rasgos del oro tomados por separado son sus cualidades, y estas cualidades juntas son su calidad. Además de una calidad determinada, cada objeto posee también cantidad. A diferencia de la calidad, la cantidad hace inconfundible al objeto en lo que se refiere a lo que tiene que ver con el grado de desarrollo o de intensidad de las cualidades que le son inherentes, así como las de su magnitud, volumen, etc. Como regla, tiene la cantidad una expresión numérica que tiene que ver, por ejemplo, con sus dimensiones, peso, volumen intensidad de los colores y de los sonidos, etc.
La cantidad y la calidad son un todo único, porque representan aspectos de un mismo objeto. Pero entre ellas existen también grandes diferencias. El cambio de la calidad lleva al cambio del objeto estudiado, a su transformación en otro; el cambio de la cantidad dentro de ciertos límites no da lugar necesariamente a una transformación visible del objeto. En cuanto esos límites se rebasan o la medida se infringe, los cambios cuantitativos originan sin falta transformaciones radicales, cualitativas. Lo cuantitativo pasara a lo cualitativo, al convertirse los cambios puramente cuantitativos en diferencias cualitativas. El tránsito de los cambios cuantitativos a cualitativos es una ley universal del desarrollo del mundo. En la realidad no solo se efectúa el tránsito de los cambios cuantitativos a cualitativos, sino el proceso inverso: el aumento de la cantidad debido a los cambios cualitativos.
Los cambios cuantitativos presentan un carácter relativamente lento, continuo, mientras que las transformaciones cualitativas se interrumpen, tienen la forma de saltos. El desarrollo se manifiesta, pues, como la unidad de dos formas o fases distintas, pero interdependientes: continuidad y discontinuidad. Continuidad: en el desarrollo es una fase de acumulaciones cuantitativas lentas e imperceptibles que no afecta a la calidad del objeto sino que introduce en él insignificantes cambios cuantitativos y constituye un proceso de aumento o disminución de lo existente. La discontinuidad es una fase de cambios cualitativos radicales del objeto, un momento o periodo de transformación de la calidad vieja en otra nueva. A diferencia de los cambios cuantitativos, lentos y ocultos, el salto es un cambio más o menos manifiesto, relativamente rápido de la calidad del objeto. Estos cambios se operan con relativa rapidez incluso cuando las transformaciones cualitativas adquieren la forma de transito gradual. Como quiera que en los saltos muere lo viejo y nace lo nuevo, éstos tienen inmensa importancia en el proceso de desarrollo.
La esencia de la ley dialéctica del tránsito de los cambios cuantitativos a cualitativos se refleja en que a todos los objetos y fenómenos les son inherentes los rasgos de cantidad y calidad. La cantidad y la calidad están vinculadas entre sí, convirtiéndose en el proceso de desarrollo, los cambios cuantitativos graduales e imperceptibles en cambios radicales cualitativos. Este paso se realiza en forma de salto.
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