Desde que llegó
la Revolución, la vida del pueblo venezolano empezó a cambiar, aunque,
quizá, no con toda la rapidez y plenitud que quisiéramos. Existen
diversos puntos de vista al respecto: unos sostienen que el Proceso
renovador avanza con lentitud, otros dicen que nos apresuramos. En nuestra
opinión, la tarea que se ha acometido en nuestro país exige mostrar
más responsabilidad y actitudes bien sopesadas. Partiendo de ello debemos
determinar el ritmo óptimo. Detrás de nosotros está el inmenso país,
un pueblo heroico, que a precio de tantos sacrificios fortaleciendo
y multiplicando las conquistas de nuestra Revolución, para convertir
a nuestra patria (como dice el Comandante Presidente en una mediana
potencia socialista). Por ello, al actuar, debemos ser conscientes de
la responsabilidad que asumimos ante nuestro pueblo, ante toda la comunidad
Latinoamericana, máxime si tomamos en consideración el ejemplo que
nuestra Revolución desempeña en todo el Hemisferio y en el mundo contemporáneo.
Camaradas: Se
están operando cambios, los vemos con nuestros ojos. Antes de Chávez,
la situación del país era diferente, y luego los acontecimientos empezaron
a desarrollarse de un modo completamente nuevo. Somos conscientes de
la importancia que tienen los fenómenos básicos de nuestra economía;
sin embargo, la reforma económica no marchará si no la conectamos
con otros campos de la vida social, en primer lugar, el cultural y lo
político, la producción, la democracia socialista y otros. Tras las
recomendaciones del Comandante Presidente cambió el carácter de nuestro
Proceso, los debates son ahora más vivos y se desarrollan en torno
a problemas de gran actualidad, las decisiones que se toman son más
enjundiosas. Tenemos que reconocer francamente que todo ha cambiado,
todo se ha agudizado. Eso significa que planteamos con acierto el problema
y que el proceso renovador ha empezado a extenderse a todas las aéreas
de la vida social, a todas las capas del pueblo; este proceso, por medio
de sus mecanismos, abarca a millones de personas, y allí donde millones
de personas actúan comienza la gran política de mucha responsabilidad.
Así concebimos
la idea de que las recomendaciones debían tener una parte política
en que se analizara la marcha de las transformaciones, lo ya realizado
y la situación actual. Comprendemos que nos hallamos en la etapa inicial
de la renovación social. Sin embargo, ya es un período nuevo de nuestro
desarrollo, ya hemos alcanzado nuevas metas en cuanto a reformar nuestra
vida, y ya tenemos un nuevo punto de referencia en nuestros planes.
Por cuanto nuestro avance se acelera, el PSUV, los ministros del gabinete
y los medios públicos de comunicación deben sincronizar constantemente
sus “relojes”. Pensamos que, esta necesidad se ve con más evidencia,
pues debemos debatir problemas de gran trascendencia, concernientes
a reorganizar el sistema de dirección de nuestra economía.
Por eso es necesario
ponerse por encima de las emociones propias, por encima de las comodidades
y los cómodos estereotipos. De lo contrario, no nos alcanzaran las
fuerzas para continuar la labor iniciada. Estamos en el mismo barco,
estamos del mismo lado de la barricada, marchamos por el mismo camino.
Las cuestiones más peliagudas hay que debatirlas observando las reglas
del respeto mutuo. Hasta en el punto de vista más extremo se puede
hallar algo de valor, algo racional, pues la persona que lo defiende
honestamente expresa su preocupación por la causa común. Ya que es
necesario saber analizar las posiciones del oponente, incluso las de
un enemigo de clase, porque nadie plantea los problemas con tal profundidad
y rigor, nadie insiste tanto en hallar los puntos flacos en tus posiciones
como tu enemigo. Pero en nuestro caso no se trata de antagonismos, sino
de una búsqueda, de un debate acerca de cómo abrir paso a los cambios
radicales en nuestra Revolución, cómo acelerar el avance, marcar firme
el paso y hacer irreversible el movimiento. De ahí que no veamos ningún
drama en la polémica, en el cotejo de puntos de vista distintos.
Exigimos más socialismo:
Diríase que estamos estudiando democracia, de nuevo. Estamos aprendiendo.
Nos falta identidad. Nos falta ideologización, nos falta formación
política, habilidad para discutir, para respetar el punto de vista
del camarada, hasta eso nos falta. Somos un pueblo emotivo. Claro que
podremos vencer todas estas dificultades. Así, pues, hemos de “sincronizar
nuestros relojes” constantemente. No tenemos fundamento para formular
ningún tipo de reproche político grave. Aun cuando se han manifestado
algunos extremismos —y sabemos que han tenido lugar— nos consta
que todo ha transcurrido en los marcos de la lucha por el socialismo,
por perfeccionarlo; en los marcos de una lucha que responde a los intereses
de todos. Debemos buscar el momento de la verdad desde el punto de vista
conceptual, desde el punto de vista de la política práctica, desde
el punto de vista de los métodos, desde el punto de vista de lo que
es, por decirlo así, nuestro punto de apoyo. Nos referimos a la tarea
de despertar de verdad las fuerzas revolucionarias y en utilizar su
potencial político, atesorado en nuestro pueblo durante estos últimos
diez años de Revolución.
Surge naturalmente,
una pregunta: ¿En qué etapa de la Revolución estamos en este
momento? Se ha configurado una nueva situación. También se necesita
comprenderla. Si aceptamos haber creado las premisas en cuestión, entonces
hoy quizá sea el momento de más responsabilidad. Se necesita ponerlo
todo en marcha. Quiere decir esto que millones de personas, vamos afrontar
una tarea ambiciosa. Se trata de una verdadera revolución que abarca
el intelecto, la mentalidad y las formas de enfocar los problemas. Advertimos
que, la Revolución no se puede tomar a broma, que no se debe jugar
con ella. Si nos comprometimos a hacerla, hemos de estar a la altura
de nuestros objetivos, procediendo con gran responsabilidad y tomando
conciencia de que sería fatal toda demora o desviación al abordar
las decisiones concretas, adoptadas ya a tono con el programa del Proceso.
Por eso, lo principal
para nosotros es actuar, actuar enérgicamente en pos de nuestro objetivo;
buscar posibilidades, criticar fallos y deficiencias, apoyando
todo lo nuevo y constructivo; promover una postura activa, iniciativa,
ir ampliando la democracia socialista y la transparencia informativa,
es decir, aquello que consolida el espíritu de la renovación y contribuye
a acelerar nuestro desarrollo socioeconómico; buscar nuevas formas
de trabajo que coadyuven a incorporarle masas cada vez más amplias
del pueblo, millones de trabajadores. Esa es la esencia sociopolítica
de la actual etapa del Proceso Renovador. En la presente etapa de labor
edificante y de realizaciones constructivas, es muy importante ver cuánto
de positivo ocurra en el país.
Tenemos que fortalecer, y que defender. Son las históricas conquistas de nuestro pueblo, que es lo mejor defendido en lo social. Esto lo pueden poner en entredicho solamente aquellas personas a quienes nuestra democracia socialista y nuestras exigencias respecto a la responsabilidad impiden satisfacer sus ambiciones personales, divorciadas de los intereses del pueblo. Nosotros venimos luchando contra tales fenómenos. No tenemos que embellecer nuestra política, nuestros valores: estamos abiertos a todos. Pero democracia socialista presupone también luchar por consolidarlos. Yo lo resumiría así: ahora los procesos reformadores se desarrollan en amplitud y en profundidad. Empezó un duro período transitorio, hoy se requiere alta competencia y responsabilidad. En conclusión, queremos decir: el Gobierno y el PSUV valoran en mucho el aporte de los Medios Públicos de Información Masiva al proceso reformador. ¿Por qué? Porque todo pasa por el ser humano. El pueblo va a la vanguardia de la lucha, porque las reformas se realizan por medio de él. Esto quiere decir que su mentalidad y su postura tienen una significación decisiva para el éxito de la Revolución. Así, pues, debemos dialogar siempre con él, utilizando las inmensas posibilidades de los medios de información masiva.
manueltaibo@cantv.net
¡Gringos Ho Home!
¡Libertad para Gerardo!
¡Libertad para los cinco héroes de la Humanidad!
Hasta la Victoria Siempre.
Patria Socialista o Muerte. ¡Venceremos!