Ustedes publican un Comunicado, como intelectuales y artistas a sus homólogos internacionales (ver http://aporrea.org/actualidad/a122601.html), emulando la humorada de los jóvenes cuando dicen “calladitos se ven más bonitos”. Al menos, y disculpen, es la sensación que se tiene al leer el documento. Es una pena, como se dice. Pero, como quien escribe estas líneas no es parte de tan exclusiva Red, me permito insistir en lo que considero cualquier pensante, que se respete, debe hacer ante una situación que esta lejos de resolverse. Insistir, hasta que se tome, al menos, alguna previsión para evitar se repita la barrabasada cometida. La peor parte de un problema es cuando no hay reconocimiento que se está delante de un gran problema.
En realidad se esperaba una honrosa explicación del Gobierno Nacional sobre el caso de la “papa caliente”, calificado de ésta manera por las altas autoridades.
Necesario es resaltar, entonces, varios aspectos medulares del asunto:
- Quienes nos hemos atrevido a cuestionar el “desempeño” del Gobierno en este asunto, hemos advertido, que se trataba, es evidente, de una estratagema contra Venezuela y contra Chávez en particular. Todos sabemos de qué se trata, pero la triste actuación es inexcusable.
- Nadie ha planteado que a Joaquín Pérez Becerra el Gobierno tendría que haberlo protegido en forma incondicional y, menos se habría recomendado “romper” con el nuevo mejor amigo que tiene Venezuela. Se espera normalmente, y más con relaciones diplomáticas tan borrascosas, que en su gerencia debe privar la inteligencia, la serenidad, el conocimiento, capacidad de análisis rápido, y no el pavor que neutraliza e impide pensar, y actuar, con claridad.
- Se planteó y se esperaba que el Gobierno, como cualquier Gobierno que se respete, sin complejos de estado forajido, porque No lo somos, cumpliera con las normas nacionales e internacionales en relación al debido proceso. Por cierto, un “pasao” de inteligente afirmó que al Gobierno venezolano ante una orden de Interpol no le quedaba otra alternativa que acatar lo establecido en el derecho penal internacional. Eso no es cierto. Pero, basta con resaltar que Pérez Becerra fue tratado peor que un saco de papas. Nadie lo interrogó, nadie quiso saber quién era. Nadie quiso comprobar si sus documentos correspondían con la “papa caliente sueca” que decía ser. Bastaba con verificar con la Embajada de Suecia en Venezuela si el pasaporte que tenía “la papa caliente” era legal. Cuanto se transportan o se importan papas, aunque vengan de la “hermanísima” República se verifican los certificados que exigen las normas agrícolas. Pérez Becerra no tuvo siquiera el trato que le otorgan a sus tubérculos parientes.
- Cuando entran en conflicto de interés legislaciones distintas, en este caso, la sueca y la colombiana, el tercer país, (Venezuela) de manera neutral, y efectivamente soberana, se limita a administrar jurídicamente el conflicto y esperar que ambos Gobiernos presenten sus alegatos. Y en función de los mismos, el Poder Judicial dictamina el qué hacer.
- Dependiendo de los resultados de ese escarceo jurídico, se deporta al país “A” o se extradita al país “B”.
A los artistas e intelectuales venezolanos, háganle una propuesta al Presidente para evitar que esta grave situación se repita. Como pensadores saben que esto no termina aquí.
Como amante de esta patria, preocupada por su destino, hice un planteamiento. En mi cuenta Twitter, recomendé al Sr Presidente nombrar una comisión multidisciplinaria, de su más absoluta confianza, que estudie desde todos los ángulos esta espinosa situación y le ofrezca un análisis pormenorizado, con recomendaciones, jurídicas y políticas, para su absoluto consumo. Sería imperdonable que el nuevo mejor amigo de Venezuela, y sus aliados hemisféricos y de ultramar, continúe haciendo de las suyas.
El discurso panfletario, emocional, sin contenido, sin garra, sin conocimiento, sin firmeza que exhiben algunos dirigentes de la V República no ayuda a que Venezuela salga bien parada ante la embestida que definitivamente existe. No es el silencio ante los errores lo que salvará al pueblo y su esperanza. Es la ética, la critica y la autocritica, el conocimiento y la firmeza.
Prepárense para la próxima jugada que de seguro también la habrá.
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