Uno de los mayores sabios del siglo XIX, Charles Darwin, pasó a la historia eterna de la humanidad por demostrar que las especies evolucionan, que las especies nacen, se desarrollan hasta que unas perecen, se adaptan o vencen al entorno, y otras sencillamente son exterminadas. Es simple, realmente es algo básicamente entendido hoy en día (salvo por algunos fundamentalistas cristianos en EE.UU, o Islámicos en algunas regiones del oriente cercano). El científico norteamericano Jared Diamond, analiza en sus libros (“Colapso” y “Armas, gérmenes y acero”) como sucede igual con las civilizaciones, algunas tienen éxito, permanecen y otras sencillamente desaparecen: no son sustentables, no se organizan adecuadamente, despilfarran sus recursos o no son capaces de mantener un consenso político, la paz… o sencillamente son exterminadas por sus vecinos, rivales territoriales o potencias superiores. El propósito de cada familia, de cada ser vivo es sobrevivir, heredar su carga genética a la siguiente generación; para eso nos reproducimos, para dejar un legado a la posteridad, es la verdadera inmortalidad. Igual sucede con las naciones, entendidas como una unidad cultural, política, económica, etc. Partiendo de que nuestra patria es una nación con “todas las de la ley”, una república bien constituida y “justificada”, nuestro propósito es preservarla, garantizar que tenga voz, que sea fuerte y reproduzca su ser (la venezolanidad), que se conozca su historia para herencia y acervo de toda la humanidad…ese es el plan mínimo, si reconocemos a este pedazo de tierra, donde vivimos, como a una nación (yo la reconozco como tal) ese debe ser el propósito político nacional, la misión estratégica.
Pero ¿a qué
viene este discurso? ¿Por qué está introducción tan pedante y catedrática?...porque
me parece que algunos perdemos las perspectivas. Nuestro propósito
fundamental es garantizar una herencia a las generaciones presentes
y futuras de venezolanos. Los venezolanos, en éste planeta, solo tenemos
este pedazo de tierra, es el nuestro por herencia de sangre y fuego,
nos lo hemos ganado en batalla, nuestra prioridad es mantenerlo, que
la venezolanidad permanezca en el tiempo, dentro de un mundo cada vez
más homogenizado, más globalizado, contra eso no hay lucha posible…
la lucha es por permanecer, por sobrevivir como nación. Para sobrevivir
podemos utilizar unos u otros métodos de organización socio-económica,
podemos optar por métodos socialdemócratas, socialistas, liberales
o del tipo que sean, pero eso es lo que son, no son más que métodos!!
No son fines. EL SOCIALISMO NO ES UN FIN, ES UN MEDIO para permanecer,
el “alfa y omega” es y debe ser siempre el ser humano, en este contexto,
el venezolano. Lo ideal es buscar cual es la opción que garantiza a
esta patria querida permanecer dentro de un mundo cada vez más complejo,
YO QUIERO QUE MI PATRIA SOBREVIVA A LA GLOBALIZACIÓN. Por lo tanto,
con el tiempo me voy hartando de los fundamentalismos, de los pensamientos
obtusos y de la mediocridad, a mí me importa mi tierra, mi país, la
herencia de venezolanidad que somos todos. Me voy hartando de las mentiras
de la burocracia y de que pretendan que sustituya en mis anhelos el
deseo de una patria abundante y generosa para todos, por el deseo de
permanencia de un partido, que en realidad ni es partido ni es nada
(quizás es más como un club de mafiosos descarados). En lo personal,
el socialismo no es para mí más que un método por medio del cual
podríamos (o no) garantizar la supervivencia de la patria, acelerando
su desarrollo industrial, científico, social y cultural, no es más
que eso, no es religión, es un método científico que puede ser válido
o no. Por lo tanto, el método científico me obliga a evaluar sus resultados
y a hacer las modificaciones pertinentes para enmendar el rumbo si los
resultados no son los más convenientes para la salud de la patria.
Haciendo eso, está claro que se me puede acusar de “reformista”,
“revisionista” o “traidor”. ¿Y cómo puedo medir el éxito
del método? Es muy fácil, los indicadores son los que usamos todos,
pero no es que los vamos a cambiar si los resultados no nos gustan y
empezamos a buscar entonces tonterías como “la medida de la felicidad”
(como el payaso rey de Bután) o estupideces por el estilo. Nuestro
país ha declinado notablemente en su capacidad científica (la había,
sí que la había!!). Hay costos que son excesivos, el costo de perder
capital científico nacional es incosteable, NUESTRO MAYOR CAPITAL,
NUESTRA MAYOR RIQUEZA ES NUESTRO CAPITAL CIENTIFICO-TECNICO, NUESTRA
GENTE Y SU CULTURA!! Podemos tener las mayores riquezas del mundo, pero
si nuestros ingenieros se largan del país por falta de los adecuados
incentivos económicos esto no tiene ningún futuro!, hay costos que
la “revolución” no puede darse el lujo de tener que pagar.
La supervivencia patria
solo se garantiza con el desarrollo industrial, no se garantiza con
ideología, eso es un valor agregado… no se piensa si se tiene
hambre, no se investiga científicamente sin electricidad, no se construyen
centrales nucleares sin ingenieros nucleares, contentos y motivados
a trabajar con buenos salarios y condiciones de trabajo. El país se
está descapitalizando en conocimientos técnicos de forma alarmante
y esto es extremadamente conveniente para los intereses trasnacionales,
contrarios a los intereses patrios. Al poner por encima del interés
patrio el interés ideológico y la terquedad de imponer una visión,
aunque el descontento que genera en ciertos sectores los empuja a emigrar
(equivocadamente o no, como “pitiyanquis” o como “escuálidos”
o como se quiera clasificar), se está haciendo un daño tremendísimo,
y lo peor es que me parece que esto no se entiende. Lo principal es
que la industria nacional funcione perfectamente, que sea técnicamente
la mejor y el bienestar solo se garantiza con calificación técnica
de calidad. Hasta ahora el proceso bolivariano solo ha repartido
el pastel, no ha agregado valor al mix económico nacional, y eso no
es congruente ni con el discurso socialista ni con el cacareado amor
a la patria. Si hay que deslastrar del fundamentalismo hay que
hacerlo, pero este país debe sobrevivir, debemos garantizar que este
país sea manejado por venezolanos preparados para generar el máximo
de riquezas para todos, explotando de forma eficiente, sostenible y
óptima a los recursos y potencialidades nacionales. NO ES SIMPLEMENTE
REPARTIR EL BOTIN PETROLERO, BASTA DE MEDIOCRIDAD!.
Me temo que la descapitalización
en conocimientos científicos e industriales conducirá a una dependencia
cada vez mayor del conocimiento técnico extranjero (sea Chino, Ruso,
Bielorruso o Norteamericano) que no preocupa a una burocracia que cree
que todo se soluciona porque tenemos “las mayores reservas petroleras
del mundo”, eso no sirve de nada si no somos capaces de explotarlo
los propios venezolanos, si no tenemos capacidad técnica, capacidad
de negociación, astucia económica, capacidad gerencial y audacia geopolítica
nuestra venezolanidad está condenada a la extinción, a la dependencia.
Venezuela debe prevalecer en el tiempo, y eso está por encima de todo.
Hay que reformar lo que haya que reformar, porque la ideología no es
un fin sino un simple y vulgar medio, el propósito es la supervivencia
patria, al menos eso he entendido. Por otro lado, si lo que queremos
es extinguir a la venezolanidad y entregar este país “por el bien
del mundo”, sacrificarnos para que los demás tengan en un futuro
cercano el control técnico (y por ende el político, económico y social)
del país, entonces vamos por muy buen camino, pero no creo que sea
esa la intención del señor presidente de la república (al menos,
por ahora, no lo creo…). VENEZUELA DEBE PREVALECER ANTE CUALQUIER
OTRO INTERÉS, HAY QUE REFORMAR LO QUE HAYA QUE REFORMAR PARA GARANTIZAR
LA PERMANENCIA PATRIA.
Ingeniero Electricista
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