(El pdf del Nº 32 de Marea Socialista puede bajarse aquí: www.aporrea.org/medios/n186971.html )
Una vez hecha pública la enfermedad del presidente por su propia boca se desataron una serie de sentimientos y análisis sobre el futuro de Chávez y del proceso. No podía ser de otra manera. Siendo como es la cabeza y la columna vertebral del sistema político venezolano desde los últimos doce años, la salud del presidente es también un problema político de primerísima importancia. El reciente viaje a continuar su tratamiento en La Habana, ratifica lo delicado de su salud.
La reacción más extendida entre el pueblo bolivariano fue la inmediata muestra de cariño, apoyo y solidaridad con su líder. Desde lágrimas hasta el masivo “pa’ lante comandante” fueron ocupando todos los espacios privados y públicos desde entonces. Pero al mismo tiempo una sensación de incertidumbre se apoderó de todo el pueblo bolivariano. Qué pasaría si Chávez no mejora como todos desean que ocurra. Qué sucederá con el proceso y la revolución bolivariana si no pudiera ser Chávez el candidato del 2012. Estos interrogantes y muchos otros, no se hacen en público ni en alta voz, algunos lo ocultan por intereses propios otros por el temor que la misma respuesta causa. Sin embargo, mal que nos pese, además de entender porque se producen toda esta sensación contradictoria, es necesario, desde el campo de la revolución, empezar a debatir cuál es la salida para este problema nuevo y grave por el que está atravesando el proceso, si se da un escenario no querido pero posible.
Crisis en el régimen
(Ojo: Cuando se habla de "régimen", se está hablando del tipo de sistema político-institucional con que se rige el Estado y el término no tiene nada que ver con la tergiversación de esa categoría por parte de la oposición burguesa venezolana).
Es un hecho que la enfermedad del presidente provoca una situación crítica en el sistema político que gobierna desde 1999. La figura de Chávez no es solo la cabeza del gobierno bolivariano, es además la principal institución del régimen político que conduce el proceso. El es el alcalde de cada pueblo, el gobernador de cada estado, el jefe de la fuerza armada, el juez, el presidente… Y es por eso que además de la enorme ola de cariño y solidaridad que ha despertado su enfermedad en el pueblo bolivariano, también ha instalado una extendida sensación de incertidumbre. La enfermedad ha puesto sobre el tapete la posibilidad de que Chávez no pueda, a pesar de toda su voluntad, su esfuerzo y el apoyo y afecto popular con que cuenta, resolver al menos parcialmente esta situación.
Mientras tanto el régimen político de la revolución ya era cuestionado por enormes sectores de la población por su burocracia ineficiente, antirrevolucionaria y en muchos casos corrupta. Un régimen que empezaba a dar signos de agotamiento por la incapacidad para resolver las sucesivas crisis en sectores sensibles de las necesidades populares como salud, electricidad, vivienda, costo de la vida y que estaba actuando como un freno para la revolución. Una burocracia privilegiada que se está convirtiendo en un nuevo sector social que medra del Estado.
El reconocimiento del error del “hiperliderazgo”
En junio del 2009 un importante debate se desarrolló en la ciudad de Caracas. Gran parte de los principales intelectuales del proceso realizaron durante dos días un debate en el que se debatieron “la luces y sombras”1 a 10 años del gobierno revolucionario. El evento representó una bocanada de aire puro. Allí se criticaron errores fundamentales que estaban cometiendo el gobierno y el partido y que afectan seriamente la marcha del proceso. Se cuestionó el surgimiento de una burocracia estatal que defendía privilegios propios y no daba respuesta a necesidades populares, se desnudó también como a pesar de las nacionalizaciones o mejor dicho compras forzosas de empresas, la parte privada de la economía había crecido muy por encima del sector estatal y el social. También se señaló la falta de democracia interna en el partido y la necesidad de que este no fuera un simple apéndice del Estado y el gobierno, entre muchos otros cuestionamientos y propuestas. Sin embargo hubo una definición que hizo más ruido que todas estas y que las opacó: allí se acuño la palabra “hiperliderazgo” para definir una debilidad del sistema político que descansaba absolutamente en Chávez y allí se propuso la necesidad de construir una dirección colectiva.
La reacción fue temeraria desde el alto gobierno se insultó a intelectuales como Luis Britto y Vladimir Acosta, entre muchos otros. El Canciller llegó a decir que esos intelectuales eran unos “habladores de paja” y el propio presidente cuestionó el término hiperliderazgo.
Dos años después y por Venezolana de Televisión en una entrevista que el periodista Ernesto Villegas (participante de aquel evento) le hacía al politólogo español Juan Carlos Monedero (que fue el que pronunció la palabra hiperliderazgo) llamó el presidente Chávez por teléfono y luego de saludar afectuosamente a Monedero dijo que aquellos intelectuales en el espacio del Centro Internacional Miranda habían tenido razón.
Qué tipo de dirección colectiva hace falta
Pero el tiempo no pasa inútilmente. El reconocimiento del presidente sobre su exceso de protagonismo en todas las decisiones que hacen al funcionamiento del país y el esfuerzo que eso significa y que según el mismo es una de las razones de su enfermedad, es un muestra de humildad y autocrítica excepcionales pero no corrigen los efectos que todos los errores que en aquel encuentro se señalaron. Hoy ya no alcanza, quizás tampoco hubiera alcanzado entonces, con repartir más responsabilidades entre sus ministros. De lo que se trata es de avanzar en desmontar la causa de ese mal: el Estado Burgués que sobrevive doce años después de la asunción de Chávez al gobierno.
Este es el debate que proponemos desde Marea Socialista: Qué forma de dirección colectiva hace falta. Y nosotros seguimos haciendo la propuesta que surgió de los movimientos sociales luego del Golpe de Estado de Abril de 2002. Necesitamos la urgente formación de un Consejo Nacional de Organizaciones Sociales, de Trabajadores, Campesinos, Pobladores que gobierne junto con Chávez. Un órgano democrático, elegido desde las bases, de libre e inmediata revocabilidada que suplante al actual sistema ministerial y complete con la misiones una nueva institucionalidad revolucionaria. Para avanzar en la democracia participativa es insuficiente la votación cada año de representantes con el viejo modelo burgués de democracia. Necesitamos una verdadera democracia revolucionaria, obrera y popular que demuela el Estado Burgués y oriente hacia la profundización de la revolución.
Más que nunca es necesario un cambio de rumbo
Mientras tanto llamamos a cambiar el rumbo que el alto gobierno viene recorriendo. Un rumbo de conciliación y acuerdo con la burguesía parasita que chupa la renta petrolera sin desarrollar ningún modelo productivo. Un rumbo donde la burocracia estatal, esa nueva boliburguesía, actúa como socia de burgueses venezolanos y transnacionales.
Para resolver los problemas urgentes del pueblo no se puede continuar pactando con la derecha, privilegiando a la oligarquía y recortando los derechos democráticos de nuestro pueblo.
Volver a la revolución es el camino.
Marea Socialista Nº 32, agosto 2011 Credito: Prensa Marea Socialista |