La agresión y la descalificación de Chávez por el imperialismo y la burguesía están determinadas socialmente. Esta mentira refleja las contradicciones entre las clases. Se hace necesaria siempre que hay que ocultar, suavizar o pulir una contradicción. Allí donde las contradicciones sociales tienen una larga historia la mentira trata de asumir un carácter equilibrado, tradicional y “respetable”. Por estas razones se les puede hacer acuciante al imperialismo y al oposicionismo la necesidad de reacondicionar las mentiras, reconciliar las falsificaciones y codificar los fraudes con cara al 7 de octubre próximo.
Los imperialistas y sus socios oposicionistas, por supuesto, mienten mucho. Sus medios de comunicación tienen una burocracia a cargo de las falsificaciones. Pero las mentiras del imperialismo y del oposicionismo son, por así decirlo, estáticas; de hecho, lindan con la monotonía. La razón está en que la política presente de los oposicionistas no contradice sus formulaciones abstractas de una manera tan chocante como la brecha siempre creciente entre el programa del imperialismo y su política real.
En primer lugar hay que entender claramente que cuando se libra una lucha política de gran importancia, especialmente si involucra a millones de personas, no se la puede explicar en términos de motivos “personales”. No poca gente superficial y esquemática atribuye la lucha entre Chávez y el oposicionismo a la ambición personal para mantenerse en el poder. Esto puede impulsar a algunos individualmente. Afortunadamente no veo en nuestro país ninguna fuerza capaz de detener el desarrollo de este Proceso revolucionario, es decir, el nacimiento del socialismo. La inmensa mayoría del pueblo venezolano sigue y apoya las directrices del comandante Chávez y participan con él en todos los frentes abiertos.
Todos los venezolanos conocemos, aunque sea a rasgos generales, las causas y problemas de la revolución que se lleva a cabo en Venezuela. Es la primera revolución triunfante de las masas oprimidas, aceptada y dirigida por el mismo pueblo. El objetivo de la revolución es abolir la explotación y la desigualdad entre las clases, crear una sociedad socialista basada en la propiedad colectiva de la tierra, las materias primas, los medios de producción, y lograr una distribucción racional y justa de los productos del trabajo entre todos los miembros de la comunidad.
La Revolución Bolivariana nos indica el único camino para luchar realmente contra el capitalismo imperialista, el fascismo, la opresión y la explotación. Sólo esta joven y pujante organización expresa los reales intereses de las clases explotadas. Precisamente por esta razón lucha implacablemente contra la quinta columna y la corrupta burguesía, parasitarios, obsoletos y anti-patriotas. Este es el origen del odio rabioso que sienten hacia Chávez los trepadores oportunistas, aventureros y bien alimentados.
Cuando pueden hacerlo, los pandilleros de la MUD asesinan a nuestros luchadores revolucionarios y cuando no pueden asesinarlos los calumnian. No les falta ni el dinero ni agentes a sueldo. Sin embargo, están destinados a sufrir el 7 de octubre próximo una derrota apabullante y vergonzosa.
Las ideas revolucionarias que corresponden a las necesidades del Proceso histórico venezolano superarán todos los obstáculos. Los calumniadores y asesinos se estrellaran contra esta invencible verdad. Las etapas de la revolución y la contrarrevolución se suceden a un ritmo acelerado, las contradicciones entre los protagonistas de un determinado programa y la cambiante situación social adquieren un carácter inesperado y extremadamente agudo para los oposicionistas.
El oposicionismo es una organización contrarrevolucionaria y antipatriótica, cuyo objetivo es frenar y paralizar la lucha revolucionaria del pueblo contra la burguesía y el imperialismo. En tanto no se logre eliminar la manipulación de los medios de comunicaciones comerciales, apátridas, el pueblo se verá impotente para oponerse a esta conspiración. Esta es la amarga e ineludible verdad. Tenemos que saber enfrentarla y no consolarnos con ilusiones y balbuceos pacifistas. ¡La lucha es inevitable!
Toda crisis profunda —ya sea económica, política o militar— tiene su aspecto positivo en tanto pone a prueba todos los valores y fórmulas tradicionales. Quedan al descubierto entonces los que sirvieron para ocultar las contradicciones, empujando de este modo el Proceso hacia adelante. Sólo les queda a los socialistas extraer de esta reciente experiencia todas las conclusiones políticas certeras y necesarias.
Tenemos Chávez Pa’ Rato.
¡Pa’lante Comandante!
Lucharemos, Viviremos y Venceremos.
Hasta la victoria siempre y Patria socialista.
manueltaibo1936@gmail.com