Sí no se posee capacidad subjetiva para reaccionar en enemigo contra la burguesía, por peligrosa y perversa que sea ésta, no hay enemigo y, a la inversa, si no se tiene calidad para provocar la existencia y acción permanente del enemigo, tampoco hay enemigo. El enemigo nato, con exclusión del estado subjetivo y objetivo, es muy raro, se da pocas veces. Se reduce la cuestión, en abstracto, o carencia de una dimensión en la personalidad.
La burguesía nos habla de la libertad. ¡Ah!... la libertad burguesa. Su formación romántica. Sí, fue una emoción, una etapa de la revolución, necesaria, pero superada. El imperativo único parece hallarse fuera de nosotros y tomarnos con su tenaza, cual si fuéramos unos pobres coleópteros, para imponernos el querer y el pensar, el sentir y el obrar.
Hablamos dos lenguajes diferentes con un idioma fonético idéntico. En el pasaje bíblico de Babel, los hombres dejaron de entenderse porque fueron castigados a expresar diferentes ideas, pero a la inversa: con la misma palabra expresan diferentes ideas. Naturalmente, tampoco pudieron comprenderse. Y tal es nuestro caso.
Ambos pronunciamos la misma palabra, libertad, con idéntica fonética, pero cada uno expresamos una idea distinta: más aún, opuesta.
La burguesía pronuncia la palabra libertad para saquear al pueblo, para esclavizarlo, para matar.
Para nosotros los socialistas es algo histórico, político; algo adquirido a costa de nuestro esfuerzo y de nuestra sangre. En efecto, es un período, un estado, de la evolución de las masas en su permanente progreso.
El dogma de la evolución—evolución-revolución, exactamente—no podemos negar que es dogma: su inmanencia, realidad, verdad… y eternidad. Fe en la razón. Fe en nuestra dialéctica precisamente, en la dialéctica, que hace del materialismo, de la materia, un ideal determinante y no determinado… Que la evolución-revolución es un devenir puramente dialéctico. Para imponerlo así, dialécticamente, haría falta demostrar la infalibilidad de la razón para poder asignar infalibilidad a la evolución.
¿Determina la razón a la evolución o la evolución a la razón? Si la evolución a la razón aquella no es dialéctica, lo determinante no puede ser a la vez determinado: si la razón a la evolución, ésta no será total, universal.
Metafísica. Siempre la burguesía, al intentar conciliar a sus contrarios, incurre en la odiada metafísica, por muchos juegos de palabras que hagan. Llegan al primer determinante, razón o evolución, pero uno u otra deberán ser absolutos… Su argumentación está bien construida, porque su sofisma pasa inadvertido… ¿Cómo decían en su antigua lógica?... ¡Ah!, sí, “petición de principio”. Hay en sus argumentos una petición, de principio, no sofisma, aunque sea la petición sofística…
Ellos dicen, no de ninguna manera. No hay petición de principio, simplemente, lo tomamos de la realidad, de la practica infalibilidad, la inmutabilidad—proclamada e impuesta—del absolutismo dialectico… Esa dialéctica—Dios, todopoderosa, justa, principio y fin de todas las cosas… ¿no ven cómo les conviene todos los atributos asignados por todas las religiones a la Divinidad?
¿Me permiten rectificarles?... Según mis recuerdos de cuando era cristiano, Dios tenía un atributo más que no menciona.
—Su atributo principal: el amor.
—El amor, ¿no es así?... ¿No es para los cristianos la encarnación de Dios, el Cristo, eso amor?...
— ¿Amor a los hombres?: Entonces, ¿por qué, sintiendo Dios amor por los hombres hizo a la burguesía unas malas bestias del odio y de la sangre?... ¿Qué pueden responder a esto?...
—Nos vuelven a decir, que hablamos dos lenguajes distintos. Dios nos creo; pero no nos hizo como somos; porque cada hombre sólo es como quiere ser…
— Señores Burgueses ¿No es su Dios todopoderoso?...
—Entonces, ¿Por qué no los hizo como él quiso y debió querer?
—Los hizo como quiso y debió querer en lo animal y los hizo como quiso y debió querer en lo trascendental, en lo espiritual.
—Amando al pueblo infinitamente les hizo mal… ¡es el suyo un raro amor!... ¿no?
Contestan: Simplemente, nos hizo entes dotados de libertad…
— ¿Libertad para matar, para explotar, para odiar a los pobres?...
—Entonces, maldita sea la libertad burguesa divina que mata.
—Los socialistas debemos rectificar su creación, debemos rectificar la creación, creando un mundo en el cual no exista la burguesía ni libertad para el mal.
—La rebelión angélica y la socialista—una mito y la otra real—son justas y necesarias; tienen una suprema grandeza, en su lenguaje, las llamaría santas… Nada más santo puede haber que incapacitar a la burguesía para el mal.
—No interesa en absoluto ese yo espiritual que con ser tan puro, eterno y libre se somete siempre a lo material…, en fin, que resulta ser determinado por la condición económica.
—En socialismo, crearemos
distinta economía, distinta condición, y hallaremos otro y distinto
yo social.
¡Pa’lante Comandante! Lucharemos, Viviremos y Venceremos.
Hasta la victoria siempre y Patria socialista.
¡Gringos Go Home! Libertad para los cinco héroes de la Humanidad.
manueltaibo1936@gmail.com