Si, levantó la palabra, diáfana, honesta, cargada de verdad impostergable, con la reciedumbre tonal emotiva necesaria con la que se levanta la voz. Eso hizo el camarada Presidente el sábado pasado.
Ese día, en su primer Consejo de Ministros luego de su proclamación, se le evidenció un discurso hilvanado desde lo toponímico hasta lo mesuradamente lingüístico: mesa larga y modesta que aproximaba a los presentes y reforzaba el propósito de la conversa, en la que prevalecieron exhortos y reiteradas exigencias de eficiencia.
Dijo tantas verdades en esa alocución que denominó de autocríticas, que estoy seguro a partir de allí, todo funcionario público honorable, convencido de este proceso, estará evaluando su gestión en procura de alcanzar las metas propuestas para no quedarse más atrás. En tanto que los nuevos y nuevas burócratas (auténticos caballos de Troya silenciosos), procurarán colmar más sus oficinas con imágenes de de Bolívar, Chávez, el Che o frases elegantes de algún revolucionario, y seguirán aprovechando cualquier resquicio en una actividad política para fotografiarse con el Alcalde o candidato a tal o cual cargo, para seguir consagrando su carácter "revolucionario". Sí, esos funcionarios mimetizados pero afortunadamente identificables: los de PDVSA, MPPE , lista larga. Y ante esto, ¿qué hacer? estas es una de las grandes preocupaciones de muchos y el Presidente lo dejó entrever.
En fin, estas como otras situaciones que crean la estática o retrogradan, responden al sistema de representación del mundo enclavado en la gran mayoría de los venezolanos y venezolanas devenido de la cultura capitalista. Que esto perviva tiene que ver con las razones que esgrimió el Comandante relacionadas con el no seguimiento a los proyectos, la burocratización, el problema comunicacional, la no concreción de las comunas; y además lo que no dijo: el no óptimo funcionamiento del sistema educativo, la forma como estamos accediendo a la tecnología, la no formación de la masa popular, la verticalidad de partido que poco a poco se ha retirado de la horizontalidad, tal como buenamente reza en los estatutos.
Otra consideración muy puntual del Comandante, fue la referida a lo comunicacional, de lo cual dijo que no existe un el Sistema Nacional de Medios Públicos, que hay desarticulación, cada cual por su lado. ¡Cuán certeza! Porque es que nuestros medios, y me refiero en este caso a la televisión, se ha preocupado mucho por los cambios escenográficos y "tecnológicos", desde donde atiborran de información sobre la gestión, donde no participan realmente el pueblo, sólo los funcionarios, donde la programación de entretenimiento es casi nula, dejando ese bastión importante a albedrío de los canales privados, quienes sin duda lo saben aprovechar, no sin razón los patrones de comportamiento de los ciudadano y ciudadanas, es casi el calco de lo que nos vende Cisneros y Osmel Sousa. Ante la falta de alternativa, muchos llamados camaradas, no se pierden la programación sabatina de ellos. Las televisoras privadas siguen haciendo el trabajo ideológico eficiente. Dentro de este marasmo, la radio tiene muchas excepciones de buenas programaciones; habría que revisar y bastante según mi experiencia, las comunitarias
La otra consideración relevante, fue su decidido interés de enraizar ya el Estado Comunal al puntualizar: "¡Comuna o nada!". Es evidente que este proyecto tiene enemigos de este y de aquel lado, de allí la vehemencia con la que el Comandante hace tal solicitud. Ya hay una ley que las ampara y un ministerio para su ejecución ¿Qué pasa entonces? ¡Ah!...lo que puede estar pasando, como lo dije en otro artículo, es que las Comunas deberán ser educadas en la doctrina del Socialismo del Siglo XXI cuyo eje transversal fundamental es el ético, a la par de ir defenestrando la forma de elección para cargos locales y regionales, así como para diputados a la Asamblea Nacional, con lo cual se ennoblecería efectivamente el Poder Popular y no a los políticos de oficio. Porque bien sabemos que el ejercicio del poder aún se sigue viendo como una oportunidad para que algunos se conviertan en privilegiados, con cercos, para hacerse de una hegemonía que sólo le pertenece al pueblo.
Por todo eso y por mucho más, es que estoy convencido de que el Presidente no le teme tanto a la oposición como a muchos que se autodenominan chavistas. Esos que se caracterizan por su desdén a los cambios, por su estática, por la apatía, por el consumismo, por la deslealtad, por el sectarismo y la miopía, razón por la cual la ineficiencia en nuestro proyecto bolivariano, emerge como su principal corolario.
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