“Creo que debemos darles a los estudiantes la tarea y la obligación de ubicarse en el movimiento socialista, de ese modo comprenderán que estamos en un partido de trabajadores ligado a la lucha de clases, la prueba debe durar por lo menos seis meses o más y creo evidente que serán los primeros en aprender porque tienen espíritu de lucha. Se transformarán en los miembros modelo de la organización y a través de ellos se podrá educar a los demás. Sería un error polemizar con gente que todavía no están familiarizados con el abecé del marxismo si ellos mismos fueran conscientes del nivel de sus conocimientos. Es natural la ignorancia, y se la puede superar con el estudio. Pero el problema surge cuando a la ignorancia se añade la presunción, cuando en lugar de educarse afanosamente se desea educar a los demás”.
El marxismo intenta establecer una relación entre el desarrollo de la teoría revolucionaria y las distintas etapas de desarrollo de la sociedad burguesa. La intención es muy loable, pero para concretarla es necesario conocer la historia de la sociedad burguesa y la historia de las ideologías. Muchos de nuestros autores no conocen ni la una ni la otra. Comienzan afirmando que a mediados del siglo XIX la burguesía “consolidó su poder político a escala mundial e inauguró la etapa del imperialismo”, y que fue en este momento que aparecieron las obras doctrinarias y políticas de Marx y Engels. Todo esto es erróneo del principio al fin. A mediados del siglo XIX la burguesía estaba muy lejos de “detentar el poder político a escala mundial”. No olvidemos que el Manifiesto Comunista se escribió en vísperas de la Revolución de 1848. Después de la derrota de esta Revolución la burguesía quedó nacionalmente dispersa, oprimida por numerosas dinastías. La Italia burguesa no era libre ni estaba unificada. En Estados Unidos la burguesía todavía tenía que pasar por la Guerra Civil para lograr la unificación del Estado Nacional (burgués). En Rusia dominaban totalmente el absolutismo y la servidumbre.
Además, decir que la época del imperialismo comenzó a mediados del siglo XIX es no tener idea del siglo XIX ni del imperialismo. Este es el sistema económico y político –tanto interno como externo– del capital monopolista (Financiero). En la mitad de la centuria antepasada sólo existía el capitalismo “liberal”, es decir el capitalismo basado en la libre competencia, que en ese entonces tendía a la implantación de formas políticas democráticas. Los trusts, los sindicatos, las asociaciones, se formaron ya bien entrada la década del 30 del siglo XIX y conquistaron progresivamente una posición predominante. La política imperialista en el sentido científico de la palabra comenzó en el siglo XX. Si los autores hubieran leído el conocido librito de Lenin sobre el imperialismo (El Imperialismo, Etapa Superior del Capitalismo) no hubieran cometido errores tan flagrantes.
Sin embargo, éste es sólo el comienzo de una serie de tristes malentendidos. Citando aparentemente de una fuente secundaria, la afirmación de Lenin de que “el imperialismo es la fase superior del capitalismo”. “Nuestra generación –escriben–, interpretando a Lenin, puede a su vez establecer como punto doctrinario que el fascismo es la fase superior, el nivel más elevado del imperialismo, la etapa Superior del Régimen Burgués”. “Nuestra generación” tendría que estudiar antes de dar lecciones. El imperialismo es la etapa superior del capitalismo en un sentido económico objetivo, llevó las fuerzas productivas al máximo nivel de desarrollo concebible sobre la base de la propiedad privada y cerró el camino a su desarrollo ulterior. Al hacerlo abrió la era de la decadencia capitalista. Además al centralizar la producción el imperialismo creó el requisito fundamental de la economía socialista. Por lo tanto, la característica del imperialismo como etapa superior del capitalismo se apoya en el desarrollo de las fuerzas productoras y tiene carácter estrictamente científico.
La conclusión que nuestros autores pretenden extraer por analogía de que “el fascismo es la etapa superior del capitalismo” carece de todo estudio económico. El fascismo es sobre todo el equilibrio político que corona la decadencia económica. Su protegido de la decadencia de las fuerzas productivas, el fascismo no les deja ninguna posibilidad de seguir desarrollándose.
¡Gringos Go Home! ¡Faltan cuatro héroes cubanos por liberar!
¡Sigamos Siempre Juntos –con– Chávez!