“Callar es la opción” es el título del último “Un Grano de Maíz,” de Toby Valderrama, escrito para Diario VEA y publicado el pasado 15 de junio de 2013… En dicho artículo, el autor razona su decisión de no seguir escribiendo: “Con la incomprensión a nuestra crítica, ésta pierde sentido, razón de ser, al contrario, corremos el riesgo de traer más daño al proceso que beneficio”. Pudiéramos decir que es la “opción” del hombre con nobleza que prefiere la humildad del silencio, a la soberbia de la diatriba. Es una posición válida que podemos compartir…
En más de una oportunidad hemos pensado “callar”. Por ejemplo, el 17 de febrero de 2013, cuando en este mismo espacio, escribimos el artículo “In vino veritas”, recordando el poemario de Ludovico Silva. Él, inmenso estudioso de la teoría marxista, prefirió el silencio del alcohol y de la propia muerte a seguir andando un camino de “desaliento, desengaño y amargura”, como también lo expresara en un artículo de opinión. Él prefirió “morirse de sí mismo, antes que morir de los otros”. Eran tiempos de la IV república, con su cultura del lucro y de la corrupción. De los privilegios. De las apariencias y de la mentira. Del término medio y la mesura. De los buenos modales. De los “lindos nombres”, de la concertación, de la tolerancia, del diálogo, de la democracia. De lo formal e insustancial…
Pero los vientos fueron cambiando con la llegada al poder del “huracán” Chávez. Tiempos de inclusión social. De tomar en cuenta a los olvidados. De participación y protagonismo. De apertura de los medios. De nuevas ideas. De la espontaneidad, de la irreverencia, de la risa franca, de la ruptura de normas y protocolos. De la autenticidad. De la verdad antes que nada… Del pueblo antes que nada…
Pero, poco a poco, en los últimos años, la burocracia se fue apoderando de los espacios. Lenta e inexorablemente. Y con la llegada de ella, la corrupción, el tutelaje, la desconexión con las bases, el sectarismo, la soberbia, la indolencia, la impunidad… ¿Podemos callarnos? Sin duda alguna. Pero el dilema no es “callarnos o no callarnos”. El dilema es que la realidad no calla, nunca calla, jamás calla… Y tampoco podemos engañarla. ¡Aún hay tiempo de enderezar el rumbo y preservar el legado del “huracán” Chávez!