Escuché dos críticas arrechas de un joven: entérense

Luis es un joven que apenas alcanza las dos décadas de vida.  Ha vivido en un medio ambiente que casi lo arrastra a los vicios, donde si no se producen estímulos creadores el mal habito atrapa entre sus garras y moldea a muchísimos jóvenes, algunos adultos y hasta unos pocos viejos.  Marx no se equivocó al sostener que el ser social conforma la conciencia social. Escuchó hablar de las ideas de Chávez, se motivó por enterarse sobre ellas, algunas las entendió y otras las dejó para después. Hace unos años se motivó por conocer las ideas del EPA. Desde allí se ha mantenido en las filas de la Organización. Nos ha asombrado el nivel de superación, tanto en materia política como en ideología, que ha adquirido Luis.  Cuando ingresó a la organización muy poco opinaba de política y menos de ideología. Un poco tiempo después sus intervenciones en el Sexto Pleno del EPA (17-18 de agosto de 2013) dejaron boquiabierta a muchos camaradas e, incluso, al Secretario general de la UPV en Lara, quien las calificó de brillantes. Eso ha sido el fruto de una decisión más personal que de la organización de dedicarse a leer, estudiar y tratar de combinar la teoría con la práctica social. En verdad, es muy dedicado a las actividades políticas e ideológicas que programa la organización, las asume con responsabilidad y de forma muy crítico-constructivo. Ese es el premio a sus esfuerzos por formarse como revolucionario y como marxista.

Luego del Pleno, el camarada Luis se trasladó al rancho donde estoy viviendo actualmente. Inmediatamente, distinto a lo que hacen otros camaradas, tomó en sus manos un libro “Por qué se derrumbó el socialismo soviético” y se dedicó a leerlo con fundamento y a preguntar cada vez que una duda se le atravesaba por el medio.  Mientras Luis invierte parte de su tiempo en enriquecer su conciencia con conocimientos científicos, políticos, ideológicos o históricos, organismos del imperialismo lo gastan averiguando quiénes en este mundo, por cualquier vía de comunicación, hacen uso –tanto oral como escrita- de las palabras Dirty Bomb para tratar de ponerles los guantes, encarcelarlos, torturarlos y los que sobrevivan ser sometidos a larguísimas condenas de cárcel que no pocas veces resultan varias cadenas perpetuas por reo.

¡De pronto!, estábamos sentados frente a la puerta del rancho, Luis me dijo: “Viejo: hay dos cosas que pueden arrancarnos el proceso revolucionario y hundirlo en un abismo”. Me quedé, por unos segundos, muy sorprendido pero pensativo. Le pregunté: “Cuánto tiempo llevas pensando en eso”. Sonrió y me miró, tal vez, sorprendido pero pensativo de la interrogante que le hice. Me respondió: “Hace unos meses, desde que me concentré en observar realidades que no me perecen sean en beneficio de la revolución”. ¡He allí el método de la observación como un importantísimo medio de investigación y de enriquecimiento del conocimiento!

Le solicité que me planteara sus observaciones. Volvió a sonreír pero ahora con picardía como suelen hacer los jóvenes en momentos en que tienen que dialogar con personas que ellos creen les llevan una morena en conocimientos. Me comentó: “Me he convencido, Viejo, que el capitalismo no nos ha alienado tanto a los jóvenes como alienados están los Consejos Comunales. Fíjese usted, Viejo, en este barrio donde usted vive no hay cloacas, no hay asfaltado, no prestan el servicio de transporte, no hay un centro deportivo donde se puedan recrear los jóvenes y que contribuyan a combatir vicios, pero la mayoría de la gente pertenece al chavismo, está con la revolución. Las personas tienen conciencia de sus necesidades pero no se atreven a protestar por conquistarlas para que no les digan contrarrevolucionarias, que están con el imperialismo, que están conspirando contra el Gobierno, que se dejan manipular por la Oposición. De esa forma se hacen cómplices en vivir sus necesidades sin mostrar ninguna preocupación o interés para que se las solucionen. El socialismo es, precisamente, que venga el Estado y de solución a las problemáticas de las comunidades pero igualmente es que las comunidades luchen organizada y conscientemente por lograr las soluciones de sus problemáticas y, especialmente, si el Gobierno es socialista. Si eso no se hace, nos embolatarán la cabeza con palabras hermosas de socialismo pero en la práctica viviremos las crudas y crueles realidades del capitalismo salvaje. Eso, Viejo, se llama alienación dogmática. ¿Es o no es así, Viejo?”.

Vergación. Me quedé mudo. Duré un buen rato para soltar una palabra. Me pregunté, en fracciones de segundos, qué respuesta puedo darle a Luis que no contradiga su idea y que le satisfaga. Desde hace tiempo, lo he comentado muchas veces en círculos muy cerrados de camaradas, que para mí un gravísimo error del Proceso Bolivariano y de  su Gobierno fue haber puesto a manejar, en vivo y en directo, dinero contante y sonante a los Consejos Comunales. En mi juicio: una cosa es que un Consejo Comunal notifique a la Institución del Estado correspondiente sobre las obras que se necesitan en la comunidad y otra que se le entregue el dinero al Consejo Comunal para que realice lo que considere son sus necesidades. En verdad, no he leído jamás sobre alguna experiencia de revolución donde el Estado haya dispuesto que organizaciones sociales sean las que manejen, de manera directa, los recursos económicos que se requieren para satisfacer sus necesidades. No sé si la Revolución Bolchevique lo hizo; no sé si la Revolución Cubana lo hizo; no sé si la Revolución Vietnamita lo hizo; no sé si la Revolución Sandinista lo hizo. No lo sé. Tampoco puedo aseverar si todas las revoluciones tienen que guiarse por un mismo principio en materia de manejo del dinero pero, si me atrevo asegurar que manejar dinero los Consejos Comunales no significa traspasarle poder político para que el Estado se vaya extinguiendo. Si estoy errado, me disculpan. Pienso, sólo lo pienso, que si el Estado fuese el responsable directo en responder por la solución de necesidades primordiales en las comunidades ya el barrio donde habito tuviese cloacas, calles asfaltadas, complejo deportivo y prestación del servicio de transporte. Hubiese, la comunidad, avanzado un largo trecho que todavía  sigue dependiendo de decisiones y luchas de Consejos Comunales donde las diferencias políticas e ideológicas entorpecen, muchas veces, la imperiosa voluntad de unificarse para la lucha en torno a los problemas o necesidades materiales comunes.

Ahora si los Consejos Comunales, los partidos políticos, los sindicatos u otras instituciones u organizaciones que apoyan a una Revolución no se atreven o no se deciden por hacer críticas constructivas a su Revolución y su Gobierno por creer que los van a tildar y a juzgar como contrarrevolucionarios, agentes del imperialismo o manipulados por la Oposición, no vale la pena hablar de socialismo, no vale la pena hablar de humanismo, no vale la pena hablar de progreso, no vale la pena hablar de solidaridad, no vale la pena hablar de fraternidad, no vale la pena hablar de igualdad, no vale la pena hablar de amor, no vale la pena hablar de elecciones para tratar de imponer los candidatos de la revolución. El socialismo no es jamás esclavitud espiritual. Es, precisamente, lo contrario: creación, más creación, siempre creación para que todos los seres humanos lleguemos a ser cultos y críticos creativos por un mejor y más digno porvenir para toda la humanidad. No olvidemos que el camarada Chávez solía decir que sin crítica constructiva no hay revolución posible.

Siguió en uso de la palabra Luis. Me dijo: “Sobre lo otro que quería decirle, Viejo, es que en las condiciones de la revolución en Venezuela cuando tenemos casi la mitad de la población votante como enemiga y muchísimos enemigos externos poderosos con gran capacidad de afectarnos, es un error que el Estado se convierta en el único monopolista de los medios de comunicación. Aquí no estamos ni vivimos en las condiciones que son objetivas para Cuba. En una nación donde son pocos o insignificantes los enemigos el Gobierno se puede dar el lujo de tomar medidas y medidas sin pararle bolas a esa insignificante minoría para que no incida en las decisiones gubernamentales ni en la conciencia del pueblo, pero donde los enemigos son tan numerosos como los partidarios de la revolución, es peligroso monopolizarlo todo porque si usted le hace un cerco completo a ese enemigo, no le deja ningún espacio por donde salir, por donde expresarse, por donde observar lo que el Estado no le va a mostrar, puede concentrar todos sus esfuerzos en puntos que considere vulnerables y atacar por ellos mientras nos encuentra a nosotros dispersos tapando incluso hasta los huecos por donde es imposible que nos afecten. Para mí, eso es muy peligroso”.

Luis, al hablar del cerco al enemigo, me pareció que se valió de importantísimos argumentos que en una guerra cobran vigencia total. He pensado muchas veces sin decirlo o sin escribir sobre ello, que en el caso Venezolano y refiriéndonos a medios de comunicación, el problema esencial no ha sido Globovisión como medio de comunicación privado y enemigo del Proceso Bolivariano. El problema esencial ha sido los medios de comunicación en manos o poder del Estado que no han tenido una verdadera programación creativa, constructiva, educativa, formativa, informativa y de enriquecimiento del conocimiento científico sobre las virtudes del socialismo como tampoco en lo político e ideológico de la doctrina marxista. No olvidemos que en una oportunidad el propio camarada Chávez habló sobre eso y mucha gente creyó que se produciría una revolución espiritual en los medios de comunicación del Estado. Lamentablemente, no fue así. Nadie entienda que lo estamos descalificando en lo referente a medios de comunicación o no reconociéndole sus valores en diversos factores, pero la misión esencial de medios de comunicación en poder de un Estado socialista es la creación, desarrollo y fortalecimiento del pensamiento socialista a través de programaciones culturales y artísticas que reflejen la universalidad de la vida social. Eso no se contradice con lo mejor de la cultura y del arte burgués que sirvan de legado para el levantamiento de la superestructura socialista. Yo, en lo particular, admiro la política de Telesur aunque en algunos casos me ha parecido ha dejado en evidencia ciertos rasgos dogmatizados o sectarizados pero en su esencia  eso en nada mancilla o desdice de su labor de crear conciencia objetiva en torno a los grandes y pequeños hechos que se producen en este mundo de lucha de clases, de lucha entre naciones, de lucha entre tendencias políticas y de lucha entre ideologías diferentes cuando cinco o un poco más de poderosos medios de comunicación al servicio del imperialismo desfiguran las realidades para que la esclavitud espiritual siga siendo una base esencial de conformismo o resignación a la explotación y opresión de clase.

No voy a decir ni un si ni un no a la crítica de Luis. Confío en que los lectores sabrán interpretarlo y juzgar sus críticas desde una posición revolucionaria sin descalificarlo, sin ultrajarlo, sin humillarlo, sin burlarse de él. En mi caso, siempre converso con él y siempre trato de expresarle mis opiniones con la mayor sinceridad y objetividad posible sin que eso implique que me abrogue la potestad de ser amo de las verdades. De vez en cuando él y Joseíto se vienen a pasar semanas conmigo para dedicarlo a círculos de estudio. La senilidad no es para imponer criterios a los jóvenes sino para incentivarles el espíritu de la formación y de la creación individual y colectiva en beneficio de sí mismos y de la sociedad. La ley de la contradicción existe, incluso, en cada uno de nosotros pero también la de los cambios cuantitativos y cualitativos como la del tercero excluido.  Lo importante es el nivel de superación continuo de las personas y el desarrollo progresivo de programas que conlleven a la mayor suma de felicidad posible para los seres humanos. La crítica constructiva juega un rol de importancia capital para esas conquistas supremas de los seres humanos. Bajo esa concepción deben interpretarse las críticas del joven camarada Luis.



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Freddy Yépez


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