Cito a Adolfo Hitler: “El progreso humano es como la ascensión de una interminable escalera; nadie puede llegar a las alturas sin haber trepado antes al primer peldaño. De esta suerte, el ario hubo de seguir la senda que le conduciría a la realización y no la que existe en la fantasía de un pacifista moderno”. Más la senda que el ario debió pisar estaba trazada con nitidez. Como conquistador destronó a los hombres inferiores, quienes trabajaron desde entonces bajo su dirección, con arreglo a su voluntad y para la satisfacción de sus propósitos”.
Los pequeños burgueses de la Mafia Amarilla. Por ignorancia, omiten o cometen, o se hacen ilusión, confían en la bonhomía del pueblo o en la suerte, o en fuerzas que no han probado; contemporizan cuando no es necesario, o atropellan sin miramientos, son tolerantes con los vicios, sin saber ser indulgentes por los errores; ostentan generosidad, y llaman Preponderancia el abuso del poder. Saben que en el equilibrio de las funciones consiste la salud pública; y llaman prosperidad la opulencia, fundida en el apocamiento de las clases que tienen oprimidas, no tienen donde habitar, y claman por habitantes. Protegen, de varias formas, la populación, y piensan, al mismo tiempo, en la esterilización de los pobres, para que no procreen (ni como proletarios, quieren que gocen de los bienes de la vida social.)
Todo esto hace el fascismo, “cultos”, ricos y poderosos, ¿y los jóvenes? Lo mismo, desarreglos excesos, vicios, que quebrantan o arruinan la salud: los jóvenes se fían de sus fuerzas, sin considerar: que en toda edad se muere. “¡Qué pueblo tan sabio! ¡Qué política tan refinada!” (Exclaman los fascistas de la mafia amarilla, hablando de sus modelos, y estos entre sí, dicen) “¡Qué bien lo hacemos! ¡Qué bien estamos! Nuestros hijos estarán mejor, si saben conservarse”, unos y otros se engañan, en las consecuencias por lo menos.
El profundo abismo heredado de la 4R entre pobres y ricos llegó al colmo. La opulencia y la miseria convivían en contacto tan estrecho, que las consecuencias no podían ser sino deplorables. La pobreza y la desocupación en gran escala comenzaron a hacer estragos entre la población, dejando tras sí el descontento y la acritud. Semejantes situaciones sólo pueden ser placenteras o convenientes a sujetos mendaces y rastreros, avaros de poder y riquezas, ansiosos de evitar la luz del día, debiendo, en cambio, resultar detestables para todo pueblo recto y honrado, dispuesto en cualquier momento a asumir responsabilidades personales. Juicios formados sobre ideas vagas son ilusiones: por ilusión se cree que el saber engañar requiere mucho talento, y que el pueblo se deja engañar en lo que le conviene.
No se necesita gran talento para dejar de enseñar lo que no conviene que otro sepa (y en este no conviene, cabe engaño.) El pueblo puede engañarse también (y vemos que se engañan) creyendo que no le conviene aprender lo que no se le enseña: y esto lo creen, porque gentes de poco talento o de ninguno, les han dicho (por encargo de otros) que el conocimiento del pueblo pertenece a los que lo dirigen, no a los que lo componen; qué haciendo lo que les mandan sin preguntar por qué, han llenado su deber, que Dios no los ha llamado para mandar sino a obedecer. Que el hacer la menor observación sobre el fascismo, es, en el fuero interno, un pecado, y en el externo un crimen horrendo… Imperdonable… Qué el fascismo debe mandar castigar, al instante, so pena de encargar su conciencia. ¿Es ignorancia ésta..., o no? ¿Puede el pueblo engañarse en lo que le conviene…, o no? Con una razón tan extremada ¿Podrán prometerse una larga vida social?
No es permitido abogar por la ignorancia: consérvenla, en hora buena, los que estén bien hallados con ella, encarezcan su importancia, los que vivan de la honrosa industria de comprar y vender miserables… Los que no se avergüencen de tener cría de cautivos para subsistir, y se llenen la boca hablando de su esclavitud. No insulten la sana razón, haciendo pregonar papeles, por las calles, para disponer la opinión a favor del fascismo, no ofendan al pueblo con indirectas, para que apoye una pretensión tan opuesta a los principios de humanidad, que han consagrado las leyes, no aprendan, pero dejen aprender, guarden para sí lo que saben, o afecten no querer saber, para recomendar mejor la ignorancia; pero dejen a otros tomarse el trabajo de instruir… seguros de que nada enseñarán que no lleve el bien común por objeto.
¡Gringos Go Home! ¡Libertad para los cuatro antiterroristas cubanos héroes de la Humanidad!
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!