Realidad y engaño

La revolución que debemos hacer

Pareciera que los documentales a blanco y negro de las revoluciones históricas, tanto en fotografías y videos,  presentado hace pocos días en los diferentes medios a modo de celebrar ciertos aniversarios de lucha en otrora, han nublado el poder de credibilidad a una esperanza de tomar en consideración la lucha armada en el país como único medio de hacer revolución. Tal afirmación y lo que a continuación me atrevo a escribir, acarrearan seguras medidas de silencio forzoso por los aparatos de represión del Estado. Esto resulta entendible y aceptable cuando se ataca a un sistema de dominación como lo es  el Capitalismo.

El país y el mundo están llenos de intelectuales, que con palabras pocos conocidas por los que habitan en los barrios, quieren hacer de si la verdad absoluta sobre el dominio de las más amplias  teorías filosóficas universales de la razón de la sociedad humana en toda su historia, verdad que le permiten acomodarse como direccionadores  de la realidad actual. Más de uno probablemente salgan a desmentir lo aquí dicho, o en el peor de los casos (honor que me harían) sentarme en el banquillo de las descalificaciones como han hecho con otros.

Ciertamente para  una revoluciona armada o lucha armada, deben existir ciertas condiciones. En un país donde existan las mínimas bondades de beneficio a las necesidades básicas a un pueblo, tal revolución sería una aventura al fracaso,  así lo aseguraba el necesariamente extrañado Ernesto “Che” Guevara. Tal premisa acentua los colores grises de esos documentales para tomarlo como referencias del camino a seguir, por otro lado, el robo de una simbología que por añales, han pertenecido a quienes han seguido y seguirán enarbolando la lucha revolucionaria como guía para la construcción de una nueva sociedad más humana y  más justa.

América latina y el mundo han sido protagonistas de la proliferación de nuevas corrientes reaccionarias, muchas han robado esta simbología y en nombre de un socialismo falso, han engañado a toda una muchedumbre para continuar con el dominio de un sistema, que en sus discursos atacan como enemigos a muerte, pero que en la práctica, en la realidad, son parte de este mismo sistema Capitalista pues se han dejado convencer por las bondades económicas que este sistema les ofrece, convirtiéndose así en la nuevos inquilinos de la  clase burguesa, la clase de los funcionarios de gobiernos que vestidos de rojos, alimentan a un capitalismo de Estado y que a su vez son defendidos por esos intelectuales con la excusa de la necesidad de llevar una “transición al socialismo” con medidas conciliatorias con el Neoliberalismo, pues el Capitalismo en todo caso es legal en nuestra constitución, en el caso de Venezuela.

Existen razones suficientes para distanciar el modelo económico y político que se ha planteado en el país, en primera instancia con el concepto que esbozan como bandera y que se conoce como Socialismo del Siglo XXI, concepto que se tomó como modelo en teoría pero que en la práctica desde hace varios años han dado muestra de divorcio dado que continúan con una economía de mercado, fundamento que contrapone Dieterich. Aun asi, en todo caso esta corriente o modelo, se distancia de lo apropiado para construir la sociedad que deseamos, cuando inserta  dos figuras como el Bloque regional del poder (países de gobiernos progresistas) y el bloque regional del poder popular (movimientos sociales en el continente) que en la actualidad subjetivamente son antagónicas por esa economía de mercado que prevalece y que en nada conlleva a un modelo sostenible de colaboración y solidaridad mutua entre el Estado y el pueblo organizado, por el simple hecho de que el Estado sigue siendo burgués, capitalista y dominador de las masas.

Descifrar la realidad, con o sin los libros eurocentristas, no es nada difícil cuando nos atrevemos acercarnos a las barriadas donde padecen nuestros hermanos, burlados por propagandas electorales como símbolos de resignación pegadas en las láminas que decoran los ranchos, siguiendo un fanatismo político que no engloba ninguna alternativa de transformación a lo que hemos conocido desde siempre. No bastan ciertas medidas que benefician algunos en ciertas necesidades básicas, eso lo hace esencialmente un  gobierno progresista. Podemos aceptar esas bondades como triunfos de un gobierno socialdemócrata, pero sepamos distinguir  un gobierno que alza la voz para anunciar su decisión de ser socialista y cuyas acciones sean propias de un régimen neoliberal, indistintamente que su intención vaya a la par de la invención de las teorías socialistas. Quien pretenda engendrar un socialismo con economías de mercado, simplemente es un reformista y eso no libera al proletariado y mucho menos lo conduce a un proceso revolucionario cuyo único fin es la toma del poder y abolir el Estado, lo que se convierte en la destrucción del poder de dominación de una minoría sobre la mayoría.

Atrevernos a identificar los lobos disfrazados de ovejas, es un paso importante a la liberación, lo otro es tener la valentía de asumirlo como verdad y defenderla como nuestra integridad de ser humano, sin miedo a las represalias o descalificaciones propias de estos reformitas intelectuales que con seguridad, nos llamaran quinta columnas o  antirrevolucionarios. La realidad libera cuando la aceptamos y la verdad es que seguimos siendo oprimidos por un capitalismo disfrazado con símbolos  socialistas. Esto nos lleva al inicio del escrito ¿Están las condiciones dadas para una revolución violenta?

Para responder esta interrogante, acudo de nuevo al “CHE”: “No debemos olvidar que allí donde el derecho y la libertad no es un hecho, sino un sofisma: nace irremediablemente el derecho a combatirla y a hacer nuestra revolución universal. Porque el valiente perfil del alma de un hombre es el valiente perfil del alma de un pueblo y por lo tanto del mundo entero.”

Si algo sabe hacer los gobiernos progresistas, aparte de mantener a los pueblos en un estado de armonía temporal con algunas migajas, es no amedrentar al pueblo con represiones físicas que enciendan las alarmas del despertar de un pueblo arrecho y cansado de atropellos. Pero si decodificamos estas artimañas y entendemos que el destino,  en la historia del proletariado, es el de la lucha de clases, donde el pueblo pertenece a la clase del proletario y las elites, ricachones dueños de los aparatos productivos con su Estado capitalista incluyendo sus funcionarios de gobierno corruptos son la clase burguesa; asumirá que el enemigo histórico del pueblo es la burguesía, por lo que no debe haber cuartel para reconciliaciones o pactos de paz, pues la revolución es un acto donde el proletariado derrota por la vía de las armas a esta clase burguesa, la destruye, toma el poder y suprime el Estado dominador para construir una sociedad socialista donde no existan clases sociales, bajo una economía socialista y donde los medios de producción estén bajo el control supremo de la clase trabajadora. Podemos recuperar el color y cambiar los tonos grises de los documentales. La violencia ha sido nuestra única herramienta que como pueblo oprimido, la convertimos en un derecho legítimo ante una fuerza superior de opresión que por nacer del Estado, el sistema capitalista la hace ver como una dominación legal; nosotros estamos aquí para que nuestro derecho legítimo a la libertad, rompa las cadenas que en nombre de la legalidad nos han oprimido históricamente.

Si esto es así, tenemos una tarea ardua pero hermosa por iniciar la cual me atrevería a enumerar algunas sugerencias:

1.     Aceptar la realidad de que seguimos siendo engañados y dominados

2.     Identificar los lobos vestidos de ovejas mansas

3.     Asumir la valentía revolucionaria, propia en nuestros genes

4.     Los partidos deben cambiar su rumbo para ser tomados en cuenta como alternativas de organización

5.     Organización popular en masas

6.     Cambiar los antivalores que nos permiten una falsa conciencia como el egoísmo, la ambición, el conformismo y asistencialismo; por la humildad, la solidaridad, el altruismo, el amor, la valentía y el poder de transformar

7.     Propiciar las condiciones tangibles mediante el foquismo cultural, que no es otra cosa que convivir con los más necesitados para despertar la conciencia de pueblo, la conciencia de clase.

8.     Crear un proyecto país, con las experiencias de nuestros ancestros originarios, que nos permitan un marco teórico  filosófico ancestral contentivo de la relación inseparable hombre-naturaleza,  propio de nuestra madre  Abya Yala.

9.     Organizar la Revolución que las mayorías decidirán espontáneamente como hacerlas.

10. Tomar como referencia de lucha, los hermanos Zapatista en Chiapas Mexico, y alejarnos del concepto Eurocentrista de las comunas, como la han pretendido imponer.

Los apuntes aquí expuestos, son sabidos por muchos que no se atreven a decirlas, como tampoco defenderlas en la práctica; no son las únicas verdades que forman parte del descontento popular. Estoy claro que este papel ningún daño causa al sistema opresor, hasta tanto no encuentre eco, en el tiempo y en la distancia, en los corazones de los  hombres de buena voluntad que deseen dar su vida por el prójimo y por su país, espero convencido, sea ahora.

“HACIA UNA REVOLUCION CULTURAL”

ASUMAMOS EL PODER HISTORICO DE TRANSFORMAR LA SOCIEDAD

“PATRIA O MUERTE”

Lcdo.

Sec. Regional Tupamaro Zulia

Formación Política e ideológica

cmdtecarlos@hotmail.com



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1857 veces.



Erwin Sánchez


Visite el perfil de Erwin Sánchez para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: