Hace muchos años se ha escuchado el dicho o consigna de que “adeco es adeco hasta que se muera”. Se ha cumplido en miles de miles de venezolanos y venezolanas, pero, en muchos otros casos, se ha traspasado esa frontera como símbolo de la lealtad de militantes a su partido Acción Democrática.
¿Por qué digo: traspasado esa frontera? Lo cuento: hace pocos días me metí en el banco de Venezuela para preguntar por la pensión. Me dieron un papel con la letra “S” y el número 646 para que hiciera la cola y esperara el turno de consulta. Luego de más de un hora ni la letra ni el número eran mencionados para nada. Me levanté de la silla y quise irme, pero una señora me dijo “Pregúntele al vigilante, porque usted es de la tercera o cuarta edad”. Pensé por un momento sobre qué significaba la cuarta edad, pero todo en silencio, no quise alborotar el avispero, porque la señora parecía ser mayor de edad que yo. Consulté al vigilante y me recomendó que hablara con una joven y lo hice. Esta decidió darme otro número con la letra “E” y el número 423. Mientras esperaba vuelto a sentarme en una silla, estaba una señora de la tercera edad en la fila de atrás y nos pusimos a conversar. Me dijo que era de Humocaro Alto, me habló de la escasez de alimentos y, especialmente, de la harina pan. Le comenté que el plátano era mejor que la harina. Me respondió “Eso vale para el andino pero no para el larense”. Decidí comentarle que nuestro candidato del Municipio Morán (Fidel Palma) había perdido la elección para Alcalde. “¿Quién ganó?”, me preguntó. Le respondí que el candidato del PSUV. Me dijo: “Yo, estoy contenta porque ganamos en Jiménez, Iribarren, Palavecino, San Cristóbal, Mérida, Caracas y las grandes” y reía de emoción. Inmediatamente, –haciéndome el que nada conocía de política- le pregunté: ¿Entonces, es usted de la oposición? Me respondió: “Soy adeca hasta más allá de la muerte, porque aspiro que el día en que me metan en una urna también metan mi carnet de Acción Democrática, porque en el Reino del Señor seguiré siendo adeca. Tengo una buena casa que me regaló el compañero Carlos Andrés Pérez y, además, me consiguió trabajo en el Seguro Social, pero vino el cabeza e ñame y lo tumbó”. Se refirió al camarada Chávez.
De inmediato le dije: El Presidente Maduro aumentó en 10% el salario. Me preguntó: “¿Para los pensionados también?” Sí, le respondí. Me dijo: “Que bueno, que bueno”.
Pensé por un momento y se me ocurrió decirle o preguntarle: ¿Entonces, creo, que usted no aceptará el aumento que decretó el Presidente Maduro? La señora se echó a reír con ganas y me dijo: “No, no, como va a creer usted que no lo voy a aceptar. Lo acepto venga de donde venga, pero eso en nada me hará cambiar mi militancia adeca, porque adeca nací, adeca he vivido, adeca moriré y adeca será eternamente mi alma en el Cielo”. Y siguió riendo. Entonces, decidí preguntarle: ¿Y usted no cree que su alma pueda ir al Infierno? Más se rió y me dijo: “No, no, nunca, porque si a alguien le tiene miedo el Diablo es a un adeco que es adeco hasta la muerte”. Cuando le tocó su turno, con una gran sonrisa, me dijo: “Encantada de conocerlo”. En verdad, también reí.
El camarada que me acompañaba, luego de pensar por pocos segundos y de mirar extasiado a la señora, me dijo: “Viejo: es arrecho la fidelidad de esa señora a su militancia. Ojalá todos los camaradas fuésemos así”. Miré, casi en detalle, las enormes colas dentro del banco y le dije al camarada: Esto es una prueba irrefutable que un día el dinero tendrá que desaparecer para siempre, porque nadie lo necesitará para adquirir los bienes que satisfagan sus necesidades materiales y espirituales”. El camarada me respondió: “Es así, viejo”.
Entonces llegué a la siguiente conclusión: un marxista o comunista –que viene siendo lo mismo- no puede arrecharse porque una persona mayor mantenga la fidelidad a su concepción que ha abrazado desde décadas atrás. Sin embargo, nada justificaría excluirla por ello de los planes que incrementan los niveles de justicia para el pueblo, porque esto es en esencia política revolucionaria. El socialismo, definitivamente, es muchísimo más que pensar y actuar por una clase social, es por la socialización de medios de producción y socialización de la vida, del amor, de la libertad, de la justicia, de la igualdad y de la solidaridad en una cultura y un arte universales. Es todo. Amén.