Por qué será que la gente cuando se fanatiza llega a altos niveles de robot-ismo y solo obedecen lo que dicen los de allá arriba en la cúspide de la espiral o punta superior del triángulo vicioso, elite perversa, llena de corruptos y bandidos. Miles lo hacen por cuidar su “bozal de arepa” otros por oportunismo, siempre por un interés de por medio, nunca por patriotismo, por sacrificio a sus nietos, bisnietos y demás generaciones futuras. Son ellos y punto. Los demás le saben a pupú.
Lean el artículo de Juan Antonio Müller: “Gobierno degradado” publicado en el Diario El Universal, cuyo contenido es del tenor siguiente: “En Venezuela padecemos un gobierno con grandes limitaciones para escuchar y operar. Hace seis meses en medio de manifestaciones y protestas convocó a un diálogo con los sectores económicos que creó algunas expectativas, pero que de acuerdo a la opinión de los empresarios no obtuvo resultados significativos. No se suavizaron los controles de precios, continuó la inamovilidad laboral, no se agilizó la entrega de divisas para la importación de insumos y bienes y tampoco para pagar deudas acumuladas con proveedores externos mientras que aumentaban los trámites burocráticos y las fiscalizaciones a empresas productivas en vez de brindarles incentivos para producir. Las políticas públicas adolecen no sólo del defecto de ser incorrectas sino que también sus anuncios suelen ser inoportunos. Tal es el caso de la llamada convergencia cambiaria que acabaría con ese rompecabezas de tipos de cambio múltiples, del aumento del precio de la gasolina, de los cambios en el tren ministerial o la venta de Citgo y sus refinerías en EEUU.
Pasadas varias semanas seguimos esperando por cambios de políticas mientras que, por ejemplo, el efecto de los anuncios de la venta de Citgo se ha hecho sentir en los mercados internacionales donde el riesgo país se incrementa mientras que el valor de los bonos venezolanos cae estrepitosamente. La liquidez monetaria, de manera sorprendente, es alimentada por el propio Banco Central con sus créditos a Pdvsa y a empresas públicas para cubrir sus gastos corrientes y de personal. De ahí que no sea posible ponerle freno al incremento de precios. ¿Dónde están los reales? La pregunta vuelve a tener relevancia en un país que ha recibido en estos quince años más ingresos petroleros que en los 85 anteriores cuando las petroleras privadas o Pdvsa se encargaban exclusivamente del negocio petrolero. La respuesta ya se sabe: una maquinaria de corrupción con los dólares Cadivi que se hizo, según denuncia de altos funcionarios, de más de 25.000 millones de dólares mediante el funesto clientelismo de las empresas de maletín. El contrabando fronterizo, otra forma de corrupción, produce pérdidas multimillonarias a la nación y se pretende combatirla con medidas como las captahuellas, que humilla a los consumidores sin tocar a los contrabandistas. Bajo esta realidad el país va camino de perderse irremediablemente.”
Es triste hermanos, cuando todo lo hayan acabado, que hayan exterminado nuestros recursos naturales, entonces los civiles bandidos de esa elite perversa, entregaran el país a los militares para que gobiernen mediante una dictadura bajo el consenso de Washington y si aún Dios está con nosotros, tal vez surge de entre esos militares un Marcos Pérez Jiménez y haga retornar el progreso otra vez al país. Es triste, pero en el peor de los casos, creo nos enfilamos rumbo a una guerra civil después que ocurra el gran estallido social contra esta revolución, la cual los herederos de nuestro eterno Presidente Chávez, la desviaron para sus propios intereses grupales y clientelares. ¡Así son las cosas! Diría el inolvidable y bien recordado Oscar Yánez. Pueblo dispongan Ustedes de la política con el voto.
