Desde Bolívar acá, no vive mayor debelador de todos los dolores, más potente maestro y subvertidor de los valores establecidos, que el Comandante Chávez, rendido a la servidumbre de su amado pueblo por conciencia y por humildad. Es poderoso y fuerte porque le han hecho así el poder y la fuerza de su destino, y sin los martillazos que éste descarga sobre él yunque de su existencia no se hubiesen forjado las energías de su alma.
Y cuanto más su cuerpo se hunde, más alta se eleva su fe, cuanto más sufre como hombre, más alaba como Cristo el sentido y la necesidad de su dolor universal. “El amor fati, ese amor arrebatado del destino que ensalza Nietzsche como la ley más fecunda de cuanto vive”.
El guía, el maestro, el conductor, -dijo en un momento determinado- no puede dejar de alumbrar en todo su esplendor a quienes lo siguen, so pretexto de que su vida se le escapa. No tiene ningún derecho de adaptar su luz a sus necesidades personales; ese es y tiene que ser su destino. La prosecución de una gran obra no debe ser detenida por formalidades y leguleyerías. El destino del pueblo es más importante que las memeces formales de los fariseos, que pretenden salirse con la suya bajo el disfraz hipócrita del socialismo.
¿Para qué sirve mi vida si tengo que postergar una gira o delegarla en otro por enfermedad? Ya desde los tiempos del 4F, sabía que la alegría era el mejor antídoto para la muerte. Y esa alegría de vivir, a pesar de la enfermedad, era lo que sentía crecer a diario en todo este tiempo. Pero él no temía a la muerte; ni estaba dispuesto a ponerse en manos de los médicos con todas sus tiranías de prohibiciones y demandas. El pueblo, completaba con su presencia aquella sensación de compañía que sólo damos a los que nos quieren de veras.
El socialismo es un ideal de perfección política; es quizás el sistema que hace feliz al mayor número de pueblos. El socialismo, es una etapa por la que forzosamente ha de pasar la humanidad. Al socialismo se le puede perdonar su ineficacia administrativa si nos provee de justicia y dignidad; pero si a la incapacidad se asocia una ausencia proporcional de las tres virtudes, el socialismo no sirve. Hay que enseñarle primero al pueblo, a ser socialistas.
Luego de una generación se habrá logrado el fin propuesto. De lo contrario, será caer en la anarquía y, de ella volver a la dictadura de corte tradicional. El proceso político marcha a la zaga del movimiento corporativo sindical, elevando su conciencia de clase, impregnándolas de un contenido político y revolucionario; necesitamos un partido obrero independiente que juegue un papel importante en la mecánica de la política nacional.
A Chávez sólo puede comprendérsele situándole bajo el imperio de la ley de polarización con que la sella el Destino. El fuego abrasador de su temperamento revolucionario se encendió, al ver la entrega a que estaba sometida la Patria, y por la inmisericorde explotación a la que estaba sometido su amado pueblo. La herida abierta no cicatriza nunca bajo la fiebre espiritual, ardiente, del crear. Chávez idealista es el producto más perfecto de un mundo de antagonismo, el más poderoso dualista que jamás engendró la Patria de Bolívar.
Debemos ver al Comandante Chávez como símbolo vivo. Es él quien reclama nuestro esfuerzo. Como entidad moral que necesita nuestra energía y nuestra intención de ahora, a fin de que siga viviendo. Porque somos nosotros su complemento actual. Nuestra ofrenda a su memoria es sentirnos colectivamente dignos del sacrificio que lo llevó a la muerte.
¡Chávez Vive y Vivirá por Siempre, la Lucha sigue!
¡Venceremos!