Cuando en el pecado va implícita la pena

Nuestro Comandante Eterno, siempre decía:

“No basta llegar, se requiere llegar a tiempo. No sale más temprano el sol porque se madrugue a mirar la aurora. La negación de la confianza, la actitud pesimista de quienes sólo ven los defectos sociales, no justifica, como reacción anticipada que conduzca a dar por logrado aquello que precisa de un sereno análisis constructivo. Al mismo tiempo que debemos luchar contra los peligrosos problemas que incitan a la desesperación y a las situaciones negativas, estamos obligados a luchar contra el hábito desesperado de la carrera, que nos condena a llegar con las manos vacías de realidades, esto es, a llegar sin ser nosotros mismos.

“La sistematización individual del esfuerzo es sustituida por el afán de obrar. Aprendan a caminar antes que correr. Correr más que andar, ha sido consigna colectiva de trabajo de nuestros políticos y como consecuencia de la precipitación en asumir antelativamente lo que debiera llegar al final de una racional solución, hemos caído en la obra improvisada de los perseguidores de “ilusiones” y de los genios “frustrados” que pretenden suplir con la viveza o la audacia lo que sólo se alcanza mediante una lenta y progresiva lucha y estudio para lograr el objetivo deseado, los saberes del estudio y de la autovigilancia responsable.

“Más viene de atrás, reato a nosotros transmitido por las generaciones que nos precedieron en el proceso formativo y por los propios dirigentes que han pretendido iluminar con ilusiones nuestros ideales, debemos empeñarnos colectivamente en oponerle enérgico remedio que lo contradiga. En nuestra propia reflexión hemos de hallar los recursos idóneos para lograrlo.

“Hagamos un examen sincero de nosotros mismos, por medio de una introspección que desnude nuestras conciencias de las ideas negativas con que hemos venido signando nuestros actos. Ser lo que somos y obrar de conformidad con nuestra verdadera capacidad. Más que correr, esperar más, que la aventura de ilusos éxitos, limitar nuestra acción al cuadro reducido pero seguro, donde nuestro esfuerzo sea capaz de crear una obra perdurable; antes que ir a la aventura fácil de tomar lo que aún no nos corresponde, descender, conforme al consejo socrático, a lo interior de nosotros mismos para avalorar y conocer nuestras propias fuerzas.

“La verdad en el entendimiento es conocer las causas que afectan al pueblo tal como son. La verdad de proponernos un fin conveniente y debido, según las circunstancias sociales. La verdad en la elección de los medios es elegir los que son conformes y mejor nos conducen al fin que nos proponemos: El socialismo”.

Señores dirigentes del poder Ejecutivo: Dejemos de practicar el viejo hábito de exhibirnos como los “Grandes Cacaos”, hábito del cual muchas veces es difícil deshacerse, y en cual caemos, así se trate de casos como el presente, en que para examinar la esencia de la presunción, hemos tenido que recurrir al censurado expediente de usar recursos del pueblo que sobrepasan a nuestros escasos conocimientos.

Tenemos petróleo, más carecemos de virtudes públicas. Sólo un acto de desvergonzada sinceridad puede mejorar las vías de nuestro destino social. Con dinero podrán ustedes hacer un camino pero no una aurora. Y, ¡estamos urgidos de amaneceres!

¡Hasta la Victoria Siempre, Comandante Chávez!

¡Viviremos y Venceremos!


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Manuel Taibo


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