La jerarquía del orden socialista, mira la hora presente. Mira el valor redituante del sujeto social. El socialismo, no es el asalto a las instituciones públicas. El socialismo no es lo que hasta ahora entienden muchos capataces políticos: la posibilidad abierta para el "vivo", para enriquecerse. Nuestro orden político fue en mucho mirado como carrera de hombres audaces y usurpadores. No se vió el significado de las categorías formadas por el natural proceso de la cultura. Se buscó al hombre y a la mujer en función orgánica. En función de guapo(a), de simpático(a) o de rico(a). No en función de lo que pudiera servir al propio pueblo. En nuestra selección política se invirtió la sistemática de valorar las bestias. Estas tienen tanto más valor cuanto menores sean sus mañas. Los políticos se han apreciado en función contraria. No ha dado muchas vueltas la tierra desde que lo oí decir para explicar la posición elevada de un político: "tiene muchas mañas". Váyase al diablo la capacidad para mentir, ríanse ustedes de las condiciones que ameritan a un individuo por sus mañas. Eso no pasa en el orden de la selección. Pesa la "maña", la audacia, la viveza para comprar las conciencias.
Contra esa falsa técnica de selección, va la jerarquía de los individuos en cuanto valen por sí mismos, cosa que empieza a hacerse sentir en nuestro país. ¿Consideren ustedes la tragedia que implica un desacomodo en que el inferior jerárquico se ríe de la incapacidad del dirigente? Miren ustedes como en Venezuela sólo han existido tres fuerzas de peso. El ejército, La Iglesia y el capital. El ejército, en que todo expresa jerarquía. La Iglesia, cuya constitución y disciplina interna son el mayor testimonio de lo que vale la organización. El capital que, por gravedad y cohesión natural, representa el más compacto frente de valores. Fuera de eso, en Venezuela no hay jerarquías ni cohesión de masas. El individuo disolvente había corroído toda fuerza de superación y de defensa. Todo está a la buena de Dios. Todo se rige por la ley del asalto y del postizo mérito. Para general no sirve un teniente. El soldado ha llegado a serlo, pero ha tenido que subir peldaño a peldaño. Sus hombros han saludado todas las estrellas hasta llegar al codiciado Sol. Y vemos de diario a doctores bien graduados que reciben órdenes de bachilleres aplazados.
Esto parece que lo olvidaran muchos camaradas cuando censuran la insistencia acerca de la necesidad de que vayamos a la creación de una conciencia de conducta en la vida socialista. Conducta que encauce la fuerza multitudinaria y neutralice las explosiones sociales que ocasiona la injusticia. Conducta que exhiba el valor de los hombres y las mujeres en sus justas proporciones y promueva, en consecuencia, mayor fe y más ancha confianza en la lucha social.
El pueblo echó a oír las prédicas en que se le prometen realizaciones fundamentadas en el esfuerzo y que, vueltos los ojos al campo de la vida práctica, encuentra un orden en que existe una escala de valores que quebranta el mérito del esfuerzo de su lucha, tiene, por fuerza, que sufrir un trauma en la conciencia. La alegría se le trueca en desconfianza y disimulo. La honradez se le vuelve mala fe. Y, conforme a una técnica natural de vida, se va a la línea del menor esfuerzo. Pasa a la categoría de los irresponsables.
Los oposicionistas, siguen humillando a quienes guardan el propio poder de mejorar nuestro orden social. El oposicionismo es la vulgaridad, confundido con lo "democrático", que se han creído capaces de dirigir al pueblo venezolano. Para lo que sí está dado y permitido romper la mecánica del orden, es para ir de primero al sacrificio por el pueblo.
Se ha dicho que el pueblo tiene mala memoria para el bien y para el mal. Ello es cierto. El juicio sobre los hombres y mujeres Públicos(as) en general es un proceso de mala memoria. Recuerden ustedes lo que se dijo de Carlos Andrés Pérez el año de 1978 y piensen en la forma apoteótica como en el 88 lo recibió el mismo pueblo. Y sin ir más lejos. Recuerden lo que fué Caracas contra Gómez en 1928 y la forma cómo celebró, de la más espontánea manera, la farsa aclamacionista del 31. Parece que flaquearan todos los resortes del recuerdo ante lo instintivo y orgánico de los hechos de masa. Son problemas difíciles de psicología social que no hemos de intentar en este artículo. Sin memoria no hay justicia.
¡Gringos Go Home! ¡Pa’fuera tus sucias pezuñas asesinas de la América de Bolívar de Martí, de Fidel y de Chávez!
¡Hasta la Victoria Siempre, Comandante Chávez!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!