Hasta hace más de quinientos años, las informaciones se transmitían de una persona a otra, ya por la palabra, ya por la escritura a mano. Había, naturalmente, muy poca gente que dispusiera de tiempo suficiente para adquirir estos conocimientos y estas informaciones. Entonces se produjo la primera revolución con la invención de la imprenta por Gutenberg. La escasa documentación acumulada durante varios milenios pudo ponerse, así, a disposición de un mayor número de personas.
Y, en consecuencia, fueron más numerosos los autores que empezaron a poner sus trabajos y sus ideas por escrito. No es simple coincidencia que el siglo que siguió a aquel invento y, por consiguiente, a la creación de los libros, fuese, en Europa, el del Renacimiento.
Dos y tres siglos más tarde, la busca constante de mejores medios de comunicación y de transmisión de información, condujo sucesivamente a la invención del telégrafo, el teléfono, el fonógrafo y la fotografía. Unas décadas después, se inventó la radio. De esta manera, la tecnología multiplicó, en medio siglo, las posibilidades de transmisión de la información. Y a partir de entonces el hombre y la mujer tuvieron varios medios a su disposición. Pero con una cortapisa: podía comunicar, bien oralmente, bien por escrito, pero no de ambos modos a la vez. Hasta el advenimiento de la electrónica.
Esto provocó una revolución tecnológica que se halla en curso. Su impacto sobre la humanidad es radical. Y el gap suplementario que habría de producir esta revolución entre los países de tecnología avanzada y todos los demás, plantea problemas impresionantes. Desde este momento, es ya concebible que nos viéramos imposibilitados de comunicar, simplemente de comunicar, con los que no hayan seguido, en sus medios técnicos, los decisivos progresos que estamos en camino de diseminar en nuestra estructura, y de la que van a cambiar su propia naturaleza.
Esta revolución en los métodos de información se ha producido a consecuencia de una verdadera explosión en el ritmo de investigación y desarrollo de la educación. Este ritmo ha traído consigo un aumento paralelo de documentos publicados. Los métodos tradicionales de transferencia de nuevas informaciones científicas y técnicas, por ejemplo los periódicos especializados, han tenido que interrumpirse, mientras aparecía y se multiplicaba un nuevo medio de comunicación: el informe técnico. En la actualidad, se publican, más de doscientos mil informes técnicos y científicos anuales. Además, un millón de artículos insertos en las revistas científicas y técnicas, y más de cincuenta mil libros de estudio que se publican anualmente (el triple de los que se publicaban hace sólo veinte años). Nos vemos, pues, obligados a reconsiderar completamente nuestros métodos de transferencia de informaciones.
En sus comienzos, hace algunos años, el computador fue sobre todo utilizado para efectuar operaciones de contabilidad y de cálculo. En lo sucesivo, su aportación esencial es la de constituir un instrumento de transferencia y de tratamiento de la información, en todos los sentidos de la palabra. Este instrumento se halla en condiciones de almacenar, digerir y tratar todos los problemas que se nos presentan en la vida industrial. La decisión podrá tomarse, pues, sobre la base de opciones elaboradas.
El tamaño de los computadores, que constituía un verdadero problema, se reduce actualmente en proporción considerable. Sabemos que en 1980 el aparato que realizara las mismas operaciones que el que conocemos hoy día es miles de veces más pequeño. La rapidez de las operaciones realizadas alcanza el ritmo de más de mil millones de operaciones por segundo. Y el coste de cada operación será más de mil veces menor.
Hoy en día, calculamos que el conjunto de las informaciones reunidas en todas las bibliotecas del mundo representa 20 signos (miles de billones de signos). Esta documentación está enteramente agrupada en forma de libros y otros documentos impresos. Y, al ritmo actual, se duplica cada cinco o diez años. Y estos computadores trabajarán en “tiempo real”: suministrarán todas sus informaciones, respondiendo a las preguntas, al ritmo del dialogo normal. Las comunicaciones intercontinentales vía satélites, será el método más rápido y sobre todo con mucho el menos caro. La fase ulterior consiste en la transferencia de imagines al mismo ritmo que la transferencia de mensajes.
En el futuro próximo, el usuario no tendrá necesidad de escribir, de imprimir, ni siquiera de golpear un teclado, sino que interpelará de palabra al ordenador, el cual le responderá oralmente, al ritmo de una conversación de trabajo. La aplicación de estos nuevos métodos a la educación, se anuncia como el progreso más espectacular en los presentes años y del futuro.
¡Gringos Go Home! ¡Pa’fuera tús sucias pezuñas asesinas de la América de Bolívar, de Martí, de Fidel y de Chávez!
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!
¡Patria Socialista o Muerte!
¡Viviremos y Venceremos!