Más temprano que tarde Cuba caerá bajo el dominio del capital estadounidense y su entramado transnacional. No hay otra forma de evitarlo si no es alzando el país, el pueblo, la sociedad en una marcha inequívoca hacia la revolución socialista.
La elite dirigente del PCC y el Establecimiento del estado de la burocracia que mantienen el dominio sobre el capital, la fuerza de trabajo y la sociedad han antepuesto el absolutismo del dogma contrarrevolucionario a todo debate democrático por el socialismo en Cuba.
Cuando advertimos que el reformismo economicista que se le servía al pueblo con los llamados “Lineamientos Económicos y Sociales” del PCC para enfrentar la implosión del modelo que según Fidel Castro “ya no le servía ni a los cubanos” después de 50 años de imposición voluntarista, asumía la estrategia contrarrevolucionaria de anteponer lo económico a lo político, toda la burocracia del Partido puso el grito en el cielo. Los medios cubanos en manos de esa misma burocracia estado-partidista censuraron en todo cuanto podían las voces de la izquierda revolucionaria cubana que ponía bajo la crítica del materialismo dialéctico el revisionismo derechista del PCC. La izquierda latinoamericana y europea fiel al dogma anti marxiano y a la idea del defenestrado real socialismo eurosoviético se sumó al coro en defensa de la “apertura de Cuba” y tuvo, tiene, las puertas abiertas a sus voces en la isla. Portales y canales de izquierda españoles y latinoamericanos supuestamente anti capitalistas han cerrado filas con el reformismo neoburgués cubano y cierran sus páginas a artículos críticos de la izquierda revolucionaria que le queman las manos y los compromisos. En Cuba el poder político absolutista amenazado por su propia necedad ha convertido en oposición contrarrevolucionaria a todos menos a sí mismos.
Hoy con la reanudación de las relaciones políticas con los EEUU portales como Cubainformación, Cubadebate y voceros de la doctrina aperturista cubana con derecho ilimitado a internet y vía franca en portales de izquierda no cubanos asumen el discurso del “Carril II” yanqui contra Cuba. El intento diversionista es claro. Desviar la atención del pueblo cubano del curso capitalista que el reformismo económico emprendido le depara al país. Quienes quieran volverse a enterar de las aguas revueltas de estos cauces reformistas pueden retomar nuestros artículos que examinan concienzudamente las características contrarrevolucionarias de los cambios impuestos por el PCC. No nos vamos a repetir. Pero leer sigue siendo la actitud de sabios. Leer para enfrentar el debate del pensamiento crítico y no callarlos con el alegre desdén por la democracia revolucionaria de los que en la izquierda han logrado establecer ventanas necesarias a ese debate y sucumben ante lo mismo de siempre. La censura.
Luego de asumir la reforma económica creándola con la política de hechos consumados, muchos puramente anti constitucionales, el PCC da el paso de definir la reforma política. En silencio ha tenido que ser, por que ”hay cosas – advierte J. Martí – que de revelerse en lo que son levantarían barreras imposibles de salvar”. Al paquetazo económico que cambia el carácter de las relaciones de producción le sigue el paquete político que cambiará las relaciones de dominio. En intramuros el PCC prepara la reforma política que definirá el ”nuevo socialismo” en Cuba. El paquete será discutido en el VII Congreso del PCC en abril próximo y decidirá.
Decidirá que el “Carril II” de los EEUU - el camino de los golpes blandos con que el capital mina conciencias, posicionamientos, convencimientos y debilitamientos - se construye con manos cubanas, para que la devastadora locomotora del capital yanqui dominante de las relaciones financieras internacionales ruede como un tren exprés.
El reformismo económico sobre el que el PCC intenta definir el reformismo político es de índole socioliberal. Yo invito a todo el que en la izquierda estime lo contrario a que admita el debate democrático en los medios cubanos. Basta ya del atrincheramiento oportunista del PCC al resguardo de la censura oficialista de los que monopolizan los medios que habrían de estar en toda revolución popular en manos del pueblo y no de la burocracia estado-partidista apoderada de las voces y los votos.
La modificación anti democrática del Código del Trabajo, la introducción de una Ley de Inversiones liberal, la institucionalización de la empresa capitalista privada y estatal-privatizada bajo la explotación del trabajo asalariado, la desmantelación del estado de bienestar social que apenas construía la revolución y el caos concomitante a toda reforma neoliberal sumen hoy a Cuba en un callejón sin salida posible por la puerta del socialismo.
Vamos a dar datos relevantes. En apenas sólo 5 años de la reforma economicista la precariedad del trabajo abrasa (con “s”) ya el 27% de los trabajadores, echados al mercado de trabajo de la propiedad privada que florece en el país[i]. Hablamos, poniéndolo en la perspectiva de los países del llamado socialismo real, del 30% de precariedad de la fuerza laboral de Polonia en 25 años de reforma neoliberal (con una media europea del 13%). Hablamos de sólo 20 puntos menos del nivel de precariedad de la fuerza laboral en América Latina. La participación de los salarios en el PIB cubano ha caído del 37% al 32%[ii]. Sucede así cuando ya el nivel de participación significaba una depauperización brutal del salario. Lo analizábamos hace casi quince años atrás([iii]) cuando ya casi todo indicaba la inviabilidad de ese modelo que Fidel Castro desecha apenas ayer. Hoy el reformismo socioliberal define que la explotación del trabajo no es aún suficiente y decide privar al trabajador cubano de otro pedazo del valor agregado que crea como mercenario asalariado del capital estatal. Ese valor no retorna al cubano medio. La salud y la educación se desploman sin atisbos de recuperación bajo la burocracia estatal. El transporte público ha dejado prácticamente de existir y el escenario del más primitivo “modelo” capitalista de comunicación espacial se apodera de ciudades como la Habana y Santiago de Cuba, para visualizar el problema. Mientras tanto la audacia capitalista de la burocracia del PCC decide una inversión millonaria con capital extranjero para que Cuba produzca aviones (sic.), y no autobuses y vagones de ferrocarril con Venezuela y China a la mano para esas inversiones directas y tecnológicas de capital. La vivienda se convierte en una mercancía y se abre el mercado inmobiliario bajo el usufructo vitalicio de la tierra al capital transnacional, mientras brilla por su oportunista ausencia todo programa de construcción de viviendas dignas a los cubanos y a las familias cubanas, lo cual será imposible y una mera estafa capitalista si el estado no toma las riendas de un proyecto vivienda-país que movilice las fuerzas productivas del sector de la construcción y cree las sinergias socioproductivas de un pueblo organizado en múltiples cooperativas industriales. Los programas de alimentación no alimentan prácticamente a nadie, puesto que la agricultura sigue en manos de la contrarrevolucionaria burocracia estatal. La desigualdad de los ingresos crea ya trincheras de clase que representan un 40% de coeficiente GINI, casi el 50% del tradicional periferismo capitalista latinoamericano y el propio capitalismo estadounidense. El socioliberalismo odia el egalitarismo social y el principio de igualdad de derechos y oportunidades, de otro modo no habrían acumulación ni concentración excluyente de capital. La pobreza crítica abarca ya un 20% de la población. El principio de acumulación capitalista sembrado en la mente de la dirección económica del estado (Murillos & Cia.) y el Partido abolutista desplaza toda idea de acumulación socialista.
Hacia el debate democrático sobre la revolución socialista:
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que la propiedad privada sobre el capital en Cuba NO entre en juego más allá de las formas de reproducción simple del capital;
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que la clase trabajadora cubana tenga la libertad para emanciparse y reorganizar el sistema de relaciones sociales de producción en torno a la libre asociación cooperativa y comunitaria;
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que el capital estatal en empresas mayores estratégicas se socialice para ser gestionado por la clase trabajadora y controlado por el pueblo;
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que el estado de la burocracia se descomponga y se rearme como un estado comunitario, única forma de identificación popular con el poder político por propio y no ajeno;
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que el paso sea del socialismo vulgar colgado de la distribución capitalista, tal como lo identificara críticamente Marx y lo pusiera en viciada práctica el PCC, a la radical transformación del modo de producción. Ni trabajo asalariado ni propiedad privada sobre el capital;
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hacia la acumulación socialista de capital: toda la reproducción ampliada del capital en manos de los trabajadores y bajo el control social de la democracia protagónica del pueblo;
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que el estado comunitario se convierta en garante de este proceso de empoderamiento popular y reorganización del sistema socioeconómico;
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que la democracia deje de ser burguesa para hacerse directa y protagónica.
Revolución socialista implica democracia protagónica.
Democracia implica negación del capitalismo. No existe ni existirá democracia bajo el dominio del capital sobre la economía y la sociedad. La democracia es antítesis del capitalismo en todas sus formas.
“Aquellos que se afanan en la lucha anti capitalista, empiecen por entronizar la democracia y la gente hará suyo el socialismo“ – que retumbe en los oídos y el pensamiento crítico de izquierdistas, marxistas y revolucionarios esta inapelable máxima de C. Marx.
No hablamos de socialdemocracia. Hablamos de la democratización del capital. Ello puede ser sólo posible mediante su socialización. Ni nacionalización ni estatización de la propiedad. Cambio radical del modo de producción. Ello significa cambio de las relaciones sociales de producción. Ese es el fundamento materialista que condiciona la democracia de la que nos habla Marx. No hay otra, si de socialismo se trata.
Democracia es eliminar el antagonismo inherente al modo y las relaciones sociales de producción capitalista: antagonismo entre el capital y el trabajo. Es eliminar la división clasista que nos convierte en propietarios y asalariados. Democracia es el cambio del modo de produción capitalista: asumir que el valor del trabajo no puede ser enajenado por la propiedad privada del capital. Ni por la propiedad estatal del mismo. Democracia es despojar la acumulación de capital de su lógica interna de reproducción bajo las condiciones de la propiedad privada y el libre mercado. Democracia es vacunar el capital contra su financiarización, lo que implica ponerlo en función absoluta de la economía real: la producción y el empleo.
Democracia es atar el proceso de distribución del producto a la esfera de la producción no a la redistribución. Puesto que de ahí no saldrá más que socialismo vulgar, tal como de forma imbatible lo demuestra Marx. Democracia es construir una sociedad de iguales frente al capital y el trabajo.
Tomando la palabra sin pedir permiso, ese que el trabajador siempre ha de pedirle al capital.
“(…) el hombre que no posea otra propiedad que su propia fuerza de trabajo, en cualesquiera situaciones sociales y culturales, tiene que ser el esclavo de los otros hombres, de los que se han hecho con la propiedad de las condiciones objetivas del trabajo. Sólo puede trabajar con el permiso de éstos, es decir: sólo puede vivir con su permiso” – Carlos Marx.
Hoy el PCC cubano, hacendrado en el modo de producción capitalista que ha mantenido desde 1959, decidido a marchar sobre los rieles del capitalismo de estado, amputa por medio de la polícia política ese debate que la izquierda revolucionaria democrática ha decidido poner sobre los rieles con un primer congreso independiente. Con la idependencia y el compromiso revolucionario del pensamiento crítico. Dueño de los espacios físicos el PCC le cierra un espacio político, cerrándole el teatro de presentación. Una presentación de los revolucionarios destinada a tomar la voz que el PCC le reserva al puñado de militantes que soportan las políticas autoritarias del poder único establecido. Una presentación destinada a sumar, no a restar, una voz por el socialismo que susurra reprimida en el pueblo. Se viola como de costumbre la Constitución vigente que garantiza el derecho de reunión con la represión política de las fuerzas que presionan por la izquierda el dogmatismo derechista del PCC. No hay otra forma de institucionalizar ahora políticamente el carácter socioliberal del rumbo emprendido.
La consigna y la conciencia popular a pesar de todo sigue siendo socialismo o barbarie. El derrotero depende del debate democrático, abierto y sin la censura del poder del estado sobre la sociedad. Lo que no puede pasar es que el PCC nos repita la mala historieta del tránsito capitalista liberal de todos los países del socialismo eurosoviético ni de los capitalismos de estado dirigidos por los partidos “comunistas” chino y vietnamita. Es mucho lo que está en juego en el mundo corroido por el capitalismo. Está en juego la libertad, la emancipación, la dignidad y el progreso sustentable del pueblo cubano, de los pueblos en los cuatro ejes geográficos.
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[i] Pedro Monreal González et al. Fuentes de investigadores cubanos asociados a los institutos y academias del estado.
[ii] Ibidem.
[iii] Roberto Cobas Avivar. Revista científica Cuba Siglo XXI, https://www.nodo50.org/cubasigloXXI/ ; “CUBA. EL DESAFÍO DE LA ALTERNATIVA. Hacia la negación o en pos de su viabilidad. Una incursión alrededor de las claves”. https://www.nodo50.org/cubasigloXXI/politica/cobas1_310703.pdf
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