Quinto malo

A ponerse las alpargatas porque lo que viene es jarabe tapatío

La historia no es cíclica, estoy convencido de ello. Hasta el presente la historia está definida por la lucha de clases. Carlos Marx prefería llamarla “prehistoria”, porque el comienzo de la verdadera historia debería coincidir con la alborada de la humanidad en la sociedad de las y los iguales, en el comunismo, en la sociedad de las comunas.

Sin embargo, hay tres acontecimientos de gran impacto económico, social, político y militar –distantes en la geografía y en el tiempo- que parecen tener un mismo hilo conductor en el que las trabajadoras y los trabajadores, la clase obrera, el proletariado, reta en todos los terrenos a los dominadores, al poder del capital, a la burguesía. El primero es el conocido comunicacionalmente como La Comuna de Paris, en 1871. El segundo, la comuna de Caracas, que los medios se empeñaron en denominar el Caracazo, en 1989. Y el tercero, está en desarrollo actualmente en México y la mediática le llama El Gasolinazo (2017), en ese empeño por descalificar, satirizar o banalizar al pueblo cuando se arrecha, en claro afán por liberarse de las cadenas que le oprimen.

La experiencia venezolana de confrontación directa con el capital en su forma neoliberal, fue reivindicada históricamente por el Comandante Hugo Chávez, líder de la Revolución Bolivariana, quien la exaltó como ejemplar para las necesarias transformaciones que comenzó a encabezar abiertamente en 1992, con la rebelión popular y militar del ya famoso 4 de febrero.

La mexicana, que protagoniza el bravío pueblo azteca en rebeldía contra el mismo neoliberalismo confrontado en Venezuela, y el gobierno títere del imperio yanqui, encabezado por Enrique Peña Nieto. Autor de la aplicación del “paquete” preparado por el Fondo Monetario y el Banco Mundial, Peña Nieto se hace ahora el inocente y declara: “Como Presidente, mi responsabilidad es tomar decisiones difíciles”, es decir, reprimir y masacrar al pueblo descontento, desesperado pero libertario, que avanza hacia sus objetivos. Entre tanto, con su sorna característica, la misma que ha mostrado ante hechos como los de Ayotzinapa y muchos otros, el mandatario mexicano pregunta públicamente y con cara de yo no fui: “¿Qué hubieran hecho ustedes?”.

Ante los hechos presentes hoy en México, sabemos que no estamos ante la “farsa” cíclica de la historia, sino ante un nuevo “drama” (Marx lo dice) que abre esperanzas de la humanidad por salir del dominio capitalista. Los estallidos quedan como huellas imborrables de la historia. Pueden ser apagados los actos por la fuerza del poder masacrador y represivo que exterminó en Paris a los rebeldes de 1871, en Caracas en 1989 y hoy en Ciudad de México y otras ciudades como Ixmiquilpan, Veracruz y Monterrey.

En Venezuela decimos, con tono de alerta crítico, “a ponerse las alpargatas que lo que vine es joropo”. El imperio, sus transnacionales del capital y los aparatos represivos e ideológicos de ese Estado, no han dejado de atacar a Venezuela. Ahora, con apoyo de la OTAN, quieren sembrar de cadáveres nuestros suelos, a cambio de una paz de sepulcros que perpetúe o prolongue por un tiempo más el dominio capitalista.

Tenemos calzadas nuestras alpargatas y listos para el joropo. Pero también invitamos a los mexicanos a ponerse las suyas, porque lo que les viene es jarabe tapatío.

Los pueblos no bailan al son que les tocan, sino al concierto de sus conciencias. Yo estoy convencido de que venceremos


 



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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

 ivanpadillabravo@gmail.com      @IvanPadillaB

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