El objetivo del presente artículo es reafirmar la presencia simbólica de Ezequiel Zamora para la Revolución Bolivariana y hacer frente a los ataques no convencionales y sistemáticos que pusieron en riesgo la presencia de las raíces ideológicas del proyecto socialista bolivariano y los retos que plantea el socialismo territorial.
Hugo Chávez Frías, padre de la Revolución Bolivariana, en su obra para la posteridad titulada: “El Libro Azul”, deja por sentado que cuando se inició la construcción del Movimiento Bolivariano, que más adelante originó el 4 de febrero de 1992, en el debate de ideas surgió lo que él llamo el árbol de las tres raíces, nutrido del pensamiento bolivariano, robinsoniano y zamorano.
En el caso de la tercera raíz, que es la zamorana y que completa la
trilogía ideológica de nuestro proyecto político encontramos las
consignas zamoranas: “Tierras y hombres Libres”, “Elección Popular” y “Horror a la Oligarquía” que sin lugar a dudas aspiran a un horizonte de justicia social, de lucha y conciencia de clase, amor hacia la patria, más que como algo territorial con sentido de vida, como una construcción espiritual que nos conecta, concediéndole sentido a nuestra identidad.
Hoy, 10 de enero de 2017, se conmemoran 157 años del asesinato de Ezequiel Zamora, General del Pueblo Soberano. Zamora, representa el despertar de los pueblos que habían sido sometidos, dominados, esclavizados, explotados, sometidos a tratamientos inhumanos al serles prohibida hasta sus prácticas culturales propias, sus idiomas, sus espiritualidades, el derecho a la tierra, por eso resulta tan importante antes estos golpes que ha recibido la Revolución Bolivariana comprender el significado simbólico de Ezequiel Zamora, para reforzar las bases ideológicas que sustentan nuestro Plan de la Patria.
Las obras de diversos autores que han planteado a Zamora según una visión poética o de investigación, la documentación, como líder indiscutible de la Batalla de Santa Inés, al lado de nuestros ancestros oprimidos que se rebelaron contra la Oligarquía y sus injusticias, contra el latifundio, por la libertad, nos han llegado gracias a los esfuerzos de las editoriales del Estado venezolano.
Hoy contamos con libros como: “Ezequiel Zamora y la Tierra de Hombres Libres” de J. A. Calzadilla Arreaza, “Tiempo de Ezequiel Zamora”, de Federico Brito Figueroa, “Vida del Valiente Ciudadano General Ezequiel Zamora”, de Laureano Villanueva y “Por Aquí Paso Zamora” de José León Tapia, entre otras.
En está oportunidad citare, el trabajo de J. A. Calzadilla Arreaza, titulado: “Ezequiel Zamora y la Tierra de Hombre Libres”, editado por el Centro Nacional de Historia de la República Bolivariana del Venezuela en el año 2009, dedicado a Federico Brito Figueroa y a los campesinos caídos por la libertad.
J. A. Calzadilla Arreaza relata que Ezequiel Zamora era hijo de Alejandro Zamora, un hacendado aragüeño y de Paula Correa, y nació el primero de febereo del año 1817. Su padre murió luchando como soldado a favor de la causa patriota cuando el tenia tan solo 4 años, razón por la cual su madre lo lleva a vivir a Caracas junto a sus hermanos Carlota, Genoveva y Gabriel.
Ellos pertenecieron a una clase subalterna heredada de la colonia denominada “blancos de orilla”, sin riquezas, ni sangre de abolengo, blancos pero plebeyos por tanto siempre fueron subestimados por los Godos, o amos del Valle, por confundirlos con los pardos.
Recordemos de los Godos eran los Oligarcas de la época que despreciaban, maltrataban, explotaban a los africanos escalvizados y a sus descendientes, a los indígenas, pardos y zambos. Sus intereses siempre estaban por encima de los intereses nacionales, eran antipatriotas, sencillamente porque no sentían la patria ni querían parecerse a los seres humanos que habían nacido aquí, por considerarlos inferiores; Volviendo a la vida de Ezequiel Zamora; Arreaza explica que recibió formación elemental en gramática y aritmética, pero siempre fue un autodidacta. Siempre se interesó en los relatos de su cuñado, un inmigrante Francés llamado Juan Gasper quien llego a Venezuela huyendo de la represión contra los revolucionarios desatada en su país luego de la caída de Napoleón Bonaparte. Gasper le cuenta a Zamora sobre la Revolución Francesa, sobre los logros del pueblo sobre la monarquía y el feudalismo durante el asalto a las Tullerias, sobre la toma de la
Bastilla.
Zamora también se siente fascinado por la historia de Roma, sobre todo durante la República, por la defensa que hacen los aristócratas Tiberio y Cayo de los esclavos y otros grupos desfavorecidos, y la defensa de la repartición justa de la tierra; admira a Espartaco quien se pone a la cabeza de la rebelión de esclavos que derrotan a las invencibles legiones romanas en su propio terreno.
Cuando cumple 21 años monta una tienda de víveres en Villa de Cura y producto de sus recorridos observa las injusticias del régimen explotador que mantenía inmensos latinfundios en manos de pocos; tierras con incalculables riquezas en manos privilegiadas, donde los campesinos libres disponían de poquísimas hectáreas, mientras que el resto de la población, sino eran esclavos eran peones de haciendas a quienes se les pagaban solo con víveres producidos en las mismas haciendas donde eran explotados, donde les fiaban incluso a costa de su trabajo futuro, perpetuando las relaciones feudales y esclavistas, donde ni los hijos de esclavos liberados por ley tenían derecho a la tierra, ni mucho menos los peones endeudados de por vida que se ven obligados a refugiarse en las “rochelas”, que eran comunidades
clandestinas donde sobreviven gracias a la agricultura y al pillaje.
En este contexto le toca vivir a Zamora, una república al servicio de la clase privilegida, sustentada en la constitución de 1830, que consagraba la exclusión política de los que no eran propietarios, el latifundio y la esclavitud, donde ni las mujeres, ni los pobres, ni los esclavos, ni los hijos de esclavos liberados por ley eran considerados ciudadanos, donde los comerciantes a costa de préstamos impagables a los terratenientes terminan despojándolos también de sus tierras, dando paso al nacimiento del partido liberal en oposición a Páez y a la burguesía comerciante, que en el fondo seguía representando los intereses de la clase de ricos desplazados, quienes aspiraban seguir ocupando el poder de los usureros burgueses comerciantes.
En 1840, Zamora se une al partido liberal desde Villa del Cura, ante la promesa de cambio, al ver las penurias del pueblo, se multiplican las reuniones con peones y esclavos, planificándose la organización y como se pensaba la distribución equitativa de la tierra, la liberación de los esclavos y la aniquilación de la oligarquía.
En 1846,Antonio Leocadio Guzmán es candidato a la presidencia, el pueblo suspicaz ante la posibilidad de que los Oligarcas o conservadores se lo impidieran, realizaron manifestaciones violentas,. Guzmán es apresado y condenado a muerte culpado por los desordenes populares, dando paso a que José Tadeo Monagas, candidato de Páez y de los godos resultase electo presidente. Arreaza relata que los primeros días de septiembre Zamora, apoyado por el “Indio Rangel”, indignado por las maniobras de los colorados para evitar el triunfo del liberalismo amarillo se rebeló, de la mano de unos 300 peones, apoderándose de Güigüe, propiedad del conservador Ángel Quintero, lográndose la libertad a los esclavos e iniciándose así la rebelión campesina.
Este alzamiento duró siete meses y debilitó a la Oligarquía conservadora, agotando al ejercito comandado por Páez. Zamora, para este momento, ya había organizado al ejercito del pueblo soberano, disciplinando y organizando a esclavos rebeldes y campesinos, quienes sumaron unos mil combatientes.
Sin embargo en 1847, durante el desastre del Parguito, Zamora es sorprendido por el ejército de los Godos aislándolos en la Loma de Cataure, donde cae el Indio Rangel. Zamora logra escapar y junto a los campesinos sobrevivientes se fuga a la sierra, pero es recapturado pero no reconocido y los llevan prisionero a Villa del Cura. Zamora es llevado a juicio, pero muchos intelectuales, políticos y amigos abogan por su vida, sin embargo, es sentenciado a la “pena del último suplicio”, luego José Tadeo Monagas le conmuta la pena por diez años de cárcel, pero Zamora logra escaparse, siendo esto considerado símbolo de triunfo sobre la Oligarquía.
Los godos se sentían defraudados por José Tadeo Monagas porque consideraban que el perdón a la vida de Antonio Leocadio Guzmán y a Zamora era una traición y organizan una conspiración, así en 1848, luego de los incidentes violentos del congreso, del intento de golpe de estado, Páez se alza en armas pero es derrotado, y es precisamente Zamora al que tanto había perseguido quien lo trae prisionero a Caracas para que lo juzgue el gobierno de Monagas.
Entre 1850 y 1858 Zamora asciende a General, contrae nupcias y se retira a Coro en el año 1856 para dedicarse a cultivar las tierras de su esposa, tiempo en el que el gobierno de Monagas se fue debilitando, hasta su renuncia en 1858. Ocurre la llamada Revolución de Marzo comandada por Julián Castro, se persigue a todo aquel que hubiera estado vinculado al liberalismo, por tal motivo Zamora se ve obligado a escapar y preparar la resistencia a la Oligarquía de Caracas.
Todos los liberales al verse perseguidos, amenazados de muerte, se reencuentran y asumen el programa de la Federación, encabezados por Juan Crisóstomo Falcón cuñado de Zamora, como jefe supremo del partido liberal, mientras que Zamora se refugia en Curazao. J. A. Calzadilla Arreaza cuenta que la Revolución Federal no esperó la orden de Falcón, así en febrero de 1859, cuarenta jóvenes guiados por Tirso Salverria rebeldes de la provincia de Coro se apoderan de la guarnición, luego sale una comisión a traer a Zamora de Curazao y declaran a Coro Estado Autónomo, siendo el comienzo de la Guerra Federal.
En Asamblea popular se proclama un gobierno provisional, Zamora es ascendido a General de División y nombrado jefe de operaciones del ejército federal occidental. En este sentido, el proyecto político de Coro se definió como defensor de sus recursos, independencia administrativa, respeto a la forma federal, bajo los principio de la abolición a la pena de muerte, libertad de prensa, prohibición de la esclavitud, inviolabilidad del domicilio, independencia del poder electoral, elección universal, directa y secreta, libertad política, individual y civil, administración de justicia, abolición de la prisión por deuda, creación de la milicia nacional armada.
Zamora organiza el ejercito del pueblo en armas, convoca a los guerrilleros alzados en todo el país al ejército Federal, así logra reagrupar 2.000 combatientes en 15 días, listos para dominar occidente y marchar al centro. Por otra parte el general León Febres Cordero, al mando del mejor ejercito que había servido a la Oligarquía desde 1830, con experiencia porque inician operaciones contra los rebeldes de Coro.
Diez meses dura la campaña de Ezequiel Zamora, que redujo al potente ejercito oligarca, decidido a frenar el avance de la federación, en la inmortal Batalla de Santa Inés, que ocurrió en diciembre de 1859 en el Estado Barinas, logrando dominar toda la extensión de los llanos y obligando a retroceder a los godos.
Al paso de Zamora se fundan Yaracuy, Portuguesa, Apure, Barinas, símbolos de la Revolución Federal, en Asambleas públicas donde se constituyen nuevas instituciones bajo las consignas “Tierras y
hombres libre”, “Democracia y Federación”.
La Oligarquía empeñada en detener el avance de la Federación, reúne 18.000 efectivos y avanza hacia Barinas y Guanare, pero el ejercito de Zamora es tan potente porque es el mismo pueblo en armas, en todo el país cuenta con 20.000 combatientes sin contar a los innumerables indígenas, mujeres niños que sirven de apoyo logístico, sabotaje e inteligencia.
Ante el avance de los Godos, Zamora concibe como será la victoria final sobre la Oligarquía, y esa es Santa Inés, la batalla decisiva contra los Godos, apelando a una estrategia militar sin precedentes en nuestra historia, atrayéndolos al campo de batalla preparado por él. La campaña durara tres meses, las ordenes de Zamora son claras: en todas las plazas y frentes no se debe avanzar contra el adversario, las tropas solo deben resistir débilmente y retirarse, llegando a abandonar al enemigo en el terreno conquistado, así los godos mordieron el anzuelo, creyendo que los federales huían del combate, temerosos del ejercito conservador, todas las fuerzas se replegaron al Oeste y al Sur de Barinas. Los godos marcharon hacia Cojedes, Guárico, Carabobo, Aragua, así desde Trujillo y Mérida se precipitaron a Barinas creyéndose triunfadores, siendo Santa Inés la tumba de la Oligarquía.
En Santa Inés, al sureste de la ciudad de Barinas, con la asesoría de expertos ingenieros, se construyó una ciudadela, un laberinto de trincheras con pasadizos y falsas rutas de escape, que significaron la tumba para los que cayeron en la trampa, pues fueron fusilados donde menos lo esperaban. Al final del laberinto, en la plaza y al Sur del pueblo, estaba preparada la caballería llanera, con lanzas y machetes además de una una bandera amarilla con estrellas azules símbolo de la libertad y democracia verdadera lográndose así la victoria decisiva el 10 de diciembre de 1859 sobre las fuerzas de la Oligarquía.
Luego Zamora pretende marchar a Caracas para sellar la victoria
definitiva, pero es asesinado por un francotirador el 10 de enero de
1860.