Quinto malo

Colombianos de todos los países, ¡uníos!

La manipulación de los hombres por el discurso

gana, a menudo, en velocidad al espíritu crítico,

en cuanto éste cede y no sabe ya en qué apoyarse”

Henri Lefebvre


 

La consigna que sirve para titular este artículo de opinión, seguramente recuerde a muchos la arenga ya centenaria que, en boca de Vladimir Lenin, exhortaba a la unidad del proletariado para vencer revolucionariamente a los burgueses.

En vez de referirme a los proletarios, lo hago sustituyendo a estos por los “colombianos”, ya que en un grupo de guasap -de esos que, la más de las veces, padezco-, afloró una de esas frecuentes persecuciones xenófobas hacia nuestros vecinos colombianos. Este fenómeno no es una rareza. Los “manipuladores de los hombres (como género humano y no por definición sexual)”, a los que se refiere el intelectual francés Henri Lefebvre, atizan por todas partes del mundo, la misma xenofobia distraccionista para, velozmente, ganar la carrera al “espíritu crítico”, llamado a colocar el acento dentro de la sociedad capitalista, a la lucha de clases y no entre países o hermanos. En Nuestramérica el fenómeno se observa por todas partes: chilenos contra bolivianos y viceversa, argentinos contra uruguayos y paraguayos o viceversa, mexicanos contra guatemaltecos y viceversa… y así entre todos los vecinos, quienes se vuelven enemigos por causas de nacionalidad y no de clase.

Cuando nuestro guerrero libertador Simón Bolívar dirigía sus proclamas, exhortos y arengas a los Colombianos, también nos estaba hablando a nosotras y nosotros, venezolanos. Separada la Gran Colombia y muerto el Libertador, todos los “males” de Venezuela son culpa de los colombianos y todos los males de Colombia son culpa de los venezolanos. Las razones de clase, se ocultan, se diluyen y –otra vez- la ideología burguesa, sus soportes y “argumentos” ganan, “a menudo, en velocidad al espíritu crítico”.

En despliegue, mi planteamiento lo expuse en el mencionado grupo de guasap y ahora lo incluyo textualmente aquí, como parte de la misma reflexión: “El gobierno colombiano, las oligarquías colombianas, el narcotráfico colombiano, con el capo Barito: Álvaro Uribe Vélez a la cabeza, los paracos, el santanderismo en política, son enemigos de Venezuela, de Bolívar, de Chávez y de la Revolución Bolivariana y Chavista. ¡No son ‘los colombianos’! Colombiana es nuestra camarada Piedad Córdova, el poeta Fernando Rendón, los compañeros de las FARC y el ELN... Las generalizaciones conducen a la xenofobia. El proletariado es uno y revolucionario en cualquier parte del mundo. Los burgueses, el capitalismo, las oligarquías, son enemigas del pueblo todo, en cualquier parte del mundo. La lucha es de clases no entre países y mucho menos entre pueblos hermanos. Esto también es CONCIENCIA DE CLASE PROLETARIA”.

Es algo que no podemos perder de perspectiva en las luchas que compartimos, por un mundo mejor, nuevo y posible. Pero hace falta ennuevecer, revolucionar nuestra conciencia. La primera y más urgente revolución es la de la conciencia. He allí la exigencia de radicalidad cultural que infinitas veces nos mencionó nuestro líder, el Comandante Hugo Chávez.

Muchas y muchos compatriotas, “rojitos”, “chavistas” y hasta “marxistas”, insisten en meter en un mismo saco de generalidades, repetidas con banalidad y sumisión ideológica, a los “parásitos” provenientes de la hermana República, como si su delito de clase fuese ser de nacionalidad colombiana y no su visión traidora y lumpen que atenta contra los intereses de clase del proletariado de ambos países y del mundo, que es uno solo. Por eso en la conversación aludida, le digo a mis pares de grupo en guasap que “Muchísimos venezolanos también entran en esa categoría lumpen”.

En su pataleo, el compañero José (por llamar de algún modo al compañero dialogante), insiste argumentando que “Por supuesto camarada Iván, pero para tener que mantener lumpen extranjero, prefiero mantener a los nuestros que están encarcelados. Imaginemos por un momento lo que nos cuesta mantener a un elemento de esos con las 3 papas, custodia, agua, luz y todo lo necesario para mantenerlos en una cárcel. Que los mantenga su gobierno”. Como si el asunto fuese así de fácil de resolver.

De allí que mi réplica fuese inmediata y aquí la incluyo: “¿Por colombianos? Por el mundo se está escuchando hoy lo mismo de "los venezolanos" y yo no lo acepto. Para mí la lucha es de clases. Las lacras lumpens de origen venezolano que andan por el mundo jodiendo, no lo hacen por venezolanos, sino por desclasados o por lumpens, por lacayos... Hace falta llamar las cosas por su nombre”, insistí. Y, como complemento, dije: “José, yo prefiero no mantener a ninguno. Mis enemigos de clase pueden ser londinenses, moscovitas, habaneros o de donde sea. También son mis enemigos de clase, venezolanos como Lorenzo Mendoza, por ejemplo”. Y cerré de este modo: “Los malandros, desclasados y burgueses, no por venezolanos se convierten en "buenos" o mejores que los que nacieron en otros países. Repito ¡La lucha es de clases: de pobres contra ricos!”



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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

 ivanpadillabravo@gmail.com      @IvanPadillaB

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