Pareciera obvio que hablar de historia es importante. Puede decirse que se ha convertido en un "lugar común" aquello de que "si no conocemos nuestra historia, no sabemos quienes somos ni hacia donde vamos". Aunque esto es rigurosamente cierto, se convierte en retórica vacía porque, una cosa es hablar de historia a partir de la repetición de "verdades establecidas", que ya no nos dicen mucho y otra es hacer parte activa de la reconstrucción del proceso sociohistórico que determina la circunstancia actual. La primera visión necesita efemérides y pilóto automático. La segunda requiere de la capacidad de "volver a ver". Y "volver a ver" desde hoy es un reto que exige una actitud dinámica-investigadora y de compromiso con la transformación.
Indudablemente que el 27 de febrero de 1989 se convirtió en una fecha por lo menos reveladora de nuestra historia reciente, aunque las intervenciones de algunos analistas y luchadores sociales insisten en convertirla en retórica, palabras, afirmaciones que se oyen una y otra vez (con sus excepciones claro), repeticiones que ya no no dicen mucho por falta de evaluación profunda del hecho que la generó, de cara a los tiempos actuales. Como suele pasar con las fechas patrias, solo hay que repetir para cumplir con el recordatorio de rigor y poco importa si se trata del 19 de Abril, el 5 de Julio o el 24 de Junio, por su puesto mucho menos importa como fue que un suceso impulsó el siguiente, de que manera se convirtieron en proceso generador y lo más importante como lo evaluamos al sol de hoy.
Aunque la naturaleza del 27F no ha permitido convertirla en efeméride, pues para muchos sigue siendo una vergüenza que habría que olvidar para siempre, impera un discurso de la izquierda convencional que repite lo obvio "la gente salió a la calle", "los cerros bajaron"," la gente se hartó de la cuarta república", "se rebeló ante la receta de el FMI", "fue masacrada", "miles de muertos y desaparecidos", "surgió la peste" etc. etc. Aunque todo esto es también rigurosamente cierto, lo que se nos revela, mas allá del suceso mismo, y nos debería mostrar cada año que se repite "prohibido olvidar", es el trabajo de resignificación que tenemos que hacer de ella hoy. No se percibe facilmente, como si solo repetir los hechos acaecidos y los responsables de sus fatales consecuencias bastara para comprender su significado y convertirlo en un apredizaje pertinente hoy
La aparente claridad de lo que pasó y su contundencia no deja ver más a fondo, pasa una y otra vez con los hechos históricos, pero la pregunta: ¿por qué pasó así y por qué se repite lo que lo genera? no parece permear nuestro aprendizaje cotidiano. Pongamos como ejemplo la lucha histórica por tierra y hombres libres que liderizó Zamora, pero que es hechura del pueblo diverso de ese entonces. Conmemoramos a Zamora y a la Guerra Federal, aunque como toda guerra fue devastadora, aceptamos que hubo que darla, pero quedan preguntas que muchos han estudiado. Obras como País Portatil, develan estas cuetiones: ¿Por qué tuvo que ocurrir tal guerra si tan solo tres décadas antes se produjo la guerra de independencia? ¿Por qué ni una ni otra nos devolvió la tierra? Y sobre todo, la pregunta que tendríamos que hacernos hoy: ¿qué tiene que ver el 27F con la Guerra de Independencia y con la Guerra Federal? Acaso las demandas de a Guerra de Independencia, de la Guerra Federal, del 27F se han solventado o están en proceso? ¿qué signos nos expresan que es así?
Ver el 27F como un suceso contemporáneo aislado, solo relacionado con la cuarta república, su "disparen primero averiguen después", con el FMI y sus recetas económicas, no basta. 28 años depués da como para hacernos nuevas preguntas mirando el suceso como parte del proceso sociohistórico venezolano, considerando que fue la última gran conmoción que sacudió los cimientos de la sociedad después de la Guerra Indo-espanñola, la Guerra de Independencia, la Guerra Federal, los cientos de alzamientos contra la oligarquia durante el siglo pasado hasta la lucha por la democracia que se expresó en 1958 y que tuvo que convertirse en guerrilla porque como afimó Fabricio Ojeda, "nada pasó a no ser el cambio de unos hombres por otros" ¿Acaso estos planteamientos no tienen vigencia?
Ver el 27F como pretexto para afirmar una y otra vez que fue la consecuencia del mal gobierno de la cuarta y por eso se generó la quinta, esta bien, vale, pero no basta, es escaso para tratar de explicarnos, porqué se repite ese ciclo perverso de la historia en el que los pueblos dan las luchas, ponen los muertos, paren los nuevos líderes, producen procesos constituyentes y luego al poco tiempo, se perfila el nuevo poder constituido que una vez más detiene y destruye todo lo alcanzado por el pueblo en lucha, conviertiendo en pueblo beneficiario, en pueblo indefenso, en pueblo aguantador, en pueblo esperador.
Acaso detrás de esa actitud existe una sabiduría de la coherencia que sabe que se la jugó todas al Poder Constituido de hoy y ahora hay que saber resistir porque ni se puede echar para atrás (ni pa coger impulso), ni se puede seguir postergando lo que quedó pendiente desde la CRBV en 1999, la construcción de la democracia participativa y protagónica. Acaso muy adentro vamos sabiendo que hay que parir nuevamente pero ese nuevo alumbramiento require vencer obstáculos propios de este tiempo y para eso hay que aprender y mucho
Ver el 27F como una oportunidad de aprendizaje, que junte todo lo que hay que juntar, para entender todo lo que hay que entender, desde la noción de proceso, desbarantado lo que no deja ver, atreviéndonos a desafiar la repitidera interesada, siendo capaces de evaluar abiertamente el proceso bolivariano que aquel acontecimiento dio lugar, asumiendo responsablemente lo que nos exije. Esa sigue siendo sin duda una tarea pendiente hoy