“... trescientos años de calma, ¿no bastan?”
Simón Bolívar. 3 de Julio de 1811
Bienvenido el llamado que hace nuestro Presidente Nicolás Maduro a la reestructuración, reorganización del PSUV; en este momento donde la crisis del modelo rentista, petrolero importador estremece las condiciones materiales del pueblo y afecta, permea los valores éticos morales de su espiritualidad bolivariana tendiendo a sustituirlos por el individualismo capitalista. Este llamado tiene sentido, si dirime la transición hacia el desarrollo del socialismo o un desarrollo hacia el capitalismo y presupone entonces un enfrentamiento crucial contra las ideas burguesas dentro del partido y esta confrontación, reorganización o reestructuración se alcanza por la vía de la democracia participativa y protagónica y nos apartamos de ese método de cooptación donde nuestra militancia sólo es un receptor. Cuánto daño a hecho la imposición, como esta imposición nos lleva a una crisis del pensamiento, donde no nos lo dicen pero piensan por la militancia quienes dirigen el partido nacionalmente y se refleja hasta en las expresiones más sencillas de la base del partido.
Hoy, cuando es fundamental la lucha por la producción de alimentos, es necesario decir que esta debe conjugar su democratización y producir con una nueva ética y para ello debemos preguntarnos ¿En quién debemos apoyarnos? En la burguesía si vamos al capitalismo, en la clase obrera si vamos al socialismo y el partido debe estar claro que debemos apuntar hacia la industria estatal en primer orden, en la industria privada en segundo orden y luego en la industria artesanal y su núcleo rector, el Estado, que debe estar al servicio de las mayorías. La lucha por la producción debe recuperar las condiciones de vida del pueblo. Los cuadros del partido, mirar hacia los excluidos, razón de nuestra revolución bolivariana.
Quisiera hacer un alto en estas apreciaciones políticas, para referirme cómo empiezan aparecer síntomas de la cuarta república; y es que el domingo 26, al llevar a un compañero al terminal de Acarigua, Portuguesa, observamos dos “indigentes”, hombre y mujer durmiendo en la acera (07:10am), pasó por mi pensamiento la Misión “Negra Hipólita”. Luego, el lunes, cuando fuimos a darle el pésame a una compañera, nos sentamos a desayunar en una venta de empanas, café y jugos, observé a una indigente Carmen Irene Patiño de unos 59años, según me dijo; estaba sola en la mesa y compartimos con ella, la gente le “sacó el cuerpo” su olor era el de una persona que tenía tiempo sin asearse, no tenía donde dormir, sus familiares le abandonaron, tenía mucho apetito, la gente nos observaba con asombro porque nos habíamos sentado con ella. ¿Ha perdido la sensibilidad nuestro pueblo, nuestros cuadros? ¿Dónde está “Negra Hipólita”? Vuelven a reaparecer esas escenas propias de la cuarta república y que en tiempos de Chávez habían desaparecido.
Si el llamado a reestructurar el PSUV es para atacar estos escenarios y que mejore las condiciones del pueblo, tiene sentido la reorganización, teniendo como premisa que la relación economía capitalista, economía socialista es una relación entre el dirigido y el que dirige. La burguesía trata de corromper a la gente de muchas maneras, endulzándola, alagándola por la vía material y espiritual, este método burgués ha llegado al seno de nuestro partido y sólo es posible la lucha contra las ideas burguesas si estamos claros que la principal alianza es obreros y campesinos y es la base del socialismo; pues no son clases explotadoras y por lo tanto la alianza es duradera independientemente de sus contradicciones, que las hay y deben resolverse en su seno por convicción en el marco de la propiedad individual a la colectiva; mientras que la contradicción entre la clase obrera y la burguesía es antagónica, y cuando la alianza se dé con la burguesía nacional, esta debe ser dirigida por la clase obrera.
Estos diecisiete años de un proceso que aspira desembocar en el socialismo, nuestro partido debe apelar a la experiencia colectiva, a la sabiduría del pueblo, que fue ejemplo en abril del 2002-2003 y que se le respondió con una política de masas como las misiones y si hoy es crucial la lucha por la producción, debemos apuntar hacia una revolución agraria; allí nuestros mayores esfuerzos; modestos en la actitud y aprender de los errores.
Es una lucha a dos manos, que la dialéctica se haga del poder popular y deje de ser rincón de privilegios.
“Si esta minoría es realmente consciente, si sabe llevar tras de sí a las masas, si es capaz de dar respuesta a cada una de las cuestiones planteada en el orden del día, entonces esa minoría es, en esencia, el partido. V. I. Lenin, Discurso sobre el papel del Partido Comunista. 23 de julio de 1920
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