El Centro de Saberes Africanos, Americanos y Caribeños viene organizando un ciclo de conferencias denominado “Seminario Permanente sobre la vigencia y construcción del socialismo en el siglo XX”, en el marco de la conmemoración del centenario de la primera revolución proletaria y socialista del mundo: la revolución rusa (1917-2017). Ese seminario se concibe como un espacio de reflexión en relación al socialismo, promoviendo un análisis de las diversas experiencias de construcción que han sucedido en el mundo en estos cien años, con el objetivo de extraer enseñanzas que nos permitan aprender de los errores que frustraron muchas de esas experiencias previas y no cometerlos de nuevo.
Recientemente tocó el caso de analizar la experiencia del Socialismo Comunitario que se viene desarrollando en Bolivia. Estas notas expresan algunas de las reflexiones emanadas de esa conferencia.
¿Cómo se define ese socialismo comunitario? Como el encuentro de tres vertientes, la primera, la de las banderas tradicionales del socialismo por igualdad y justicia social, la segunda, un proceso de radicalización de la democracia, combinadas las dos anteriores, con una tercera, el proyecto descolonizador de nuestros pueblos originarios hacia el “buen vivir”.
El “buen vivir” aparece como elemento constitutivo fundamental del socialismo comunitario, entendido como un nuevo proyecto civilizatorio, donde la característica básica es la satisfacción de las necesidades de las comunidades, con participación de todos/todas y en armonía con la naturaleza, con la pachamama. Que comprendamos que la naturaleza no nos pertenece, sino que somos parte de ella. Y que si bien podemos extraer de ella recursos fundamentales para superar el empobrecimiento de nuestros pueblos, debemos hacerlo en plena sincronía con la naturaleza, evitando proyectos de explotación intensiva en manos de transnacionales capitalistas que no toman en cuenta los impactos y consecuencias de los mismos.
Desde la perspectiva del “buen vivir” se hace una fuerte crítica al modelo civilizatorio del capitalismo, conocido como “modo de vida occidental” y basado en la acumulación de mercancías, el consumismo, el individualismo, la competencia y la explotación sin límite de la naturaleza. Un aforismo define al paradigma civilizatorio contrario, el del socialismo comunitario, así: “que vayamos todos juntos, que nadie se quede atrás, que todo alcance para todos, que a nadie le falte nada”.
La propuesta de socialismo comunitario, enfatiza que la esencia de la dominación está en la reproducción de los anti valores del capitalismo, en la perpetuación del pensamiento hegemónico dominante, que hace que en un mundo globalizado, donde imperan las políticas neoliberales, las clases trabajadoras de la sociedad piensen y actúen como el capital quiere… y los “nuevos gobernantes” que ocasionalmente llegan al gobierno con propuestas anti capitalistas o anti neoliberales, terminen reproduciendo el estilo capitalista de gobernar: autoritario, poco participativo y democrático, profundamente permeado por la burocracia inútil y la corrupción. De allí la importancia que se da a la batalla de las ideas, y a una profunda revolución cultural para construir un nuevo “sentido común” que comience a expresar la nueva contra hegemonía cultural.
Plantea Evo Morales, que el Socialismo Comunitario es la única alternativa para salvar al planeta del capitalismo. Y nos dice que a pesar de no tener claramente definido al socialismo comunitario, si saben que no es. Y nos lo señalan: el socialismo comunitario no es una consigna o etiqueta partidista, hay muchos sitios donde gobiernan partidos que se dicen socialistas, con políticas abiertamente capitalistas. No basta llamarse socialistas para construir políticas socialistas.
Tampoco es un decreto, no basta colocar el término en las instancias de gobierno para ser socialistas. En segundo lugar, nos dicen que no es una estatización de los medios de producción, que la estatización ayuda a redistribuir la riqueza, pero no es una forma ni de producción ni de propiedad comunitaria. No basta con estatizar los medios de reproducción y redistribuir la riqueza. Una enseñanza fundamental de muchos de los procesos fallidos de construcción del socialismo, nos dice que la redistribución de la riqueza, sin suficiente politización y organización de las masas, lo que hace es crear capas medias para el consumo capitalista.
Y finalmente, nos hacen un planteamiento fundamental, señalando que para ellos, el socialismo comunitario es un enorme campo de batalla entre lo viejo y lo nuevo, entre el capitalismo dominante, y el comunitarismo que insurge desde las grietas e intersticios de ese capitalismo, y en el cual se agudiza la lucha de clases.
Nos dice Álvaro García Linera en el texto “Socialismo Comunitario: un horizonte de época”, accesible en la página web de la vicepresidencia boliviana, que el socialismo comunitario es un largo periodo de transición y de lucha, entre un Estado que monopoliza las decisiones, y un nuevo Estado que pretende democratizarlas. Es un campo de batalla nacional, en un mundo dominado por el capitalismo imperialista, enfrentando dos modelos civilizatorios, uno decadente, el capitalismo, otro emergente, el comunitarismo. Señala entonces que las luchas del socialismo comunitario tienen que ser profundamente anti imperialistas, en el marco de las luchas que buscan quebrar el dominio político, económico y militar de la gran cabeza del imperio: Los Estados Unidos de Norte América.
Se plantea que en el socialismo comunitario coexisten diversas formas de propiedad, la privada, la estatal, la cooperativa, pero que una sola tiene la llave del futuro, que es la propiedad comunitaria, y señala con claridad que esa propiedad comunitaria no puede ser impuesta por el Estado, sino que tiene que ser creación heroica de los productores comunitarios.
Plantea con énfasis que el socialismo comunitario es desborde democrático, es superación de la vieja democracia representativa, por democracia directa, donde un estado nuevo, revolucionario se funde con los movimientos y organizaciones sociales. Pero ello implica transformar las relaciones de poder, no se puede desde un estado autoritario, que expropia las decisiones de los movimientos sociales, construir democracia real.
Pero alerta, tenemos que cambiar la forma de hacer política, hay que mandar realmente obedeciendo, hay que evitar las desviaciones que hacen que los poderes constituidos monopolicen las decisiones y expropien a los movimientos sociales de su real capacidad de opinar y decidir. Como dijera Chávez, un gobierno encerrado tomando decisiones es contrarrevolucionario. Alerta: la gestión y la propiedad comunitaria nunca serán implantadas por un estado capitalista, a pesar de la mejor buena voluntad que puedan tener sus dirigentes.
Y allí, también se plantea algo de vital importancia, nos dice la experiencia boliviana, que los revolucionarios no llegan al gobierno para administrar el estado capitalista, no se trata de un gobierno que va a remozar o humanizar el viejo estado capitalista, de lo que se trata es de desplazarlo, de transformarlo, de no permitir que sea el estado capitalista el que nos transforme a nosotros en burócratas revolucionarios atados a un viejo estado que se reproduce a sí mismo.
Más aun, Metzaros y Rauber lo repiten constantemente, muchas veces han llegado revolucionarios al “poder” pero no basta con eso, no basta con sustituir los burócratas del capitalismo, por burócratas de la revolución, es indispensable poner fin a la lógica del capital, acabar con las viejas relaciones de poder que se reproducen también en nosotros. Es indispensable convencer a nuestros gobernantes revolucionarios, que no son ellos, los que desde un viejo estado van a hacer la revolución, es el pueblo, convertido en organización y conciencia social, el protagonista de las grandes transformaciones sociales que requiere una revolución. NO ES EL GOBIERNO EL QUE HACE LA REVOLUCIÓN. ES EL PUEBLO.
Algunas reflexiones finales:
1. No basta con redistribuir la riqueza y lanzar grandes capas sociales al consumo capitalista, es indispensable la organización y concientización del pueblo para liderar los cambios y transformaciones que supone una revolución.
2. El socialismo es un largo proceso de transición, en el que se agudiza la lucha de clases, y el cual deben fundirse un nuevo estado revolucionario, con los movimientos sociales.
3. No basta con las buenas intenciones de los grupos dirigentes, la experiencia dice, que el carácter burocrático y corrupto del estado capitalista, termina triturando a los dirigentes que de buena voluntad llegan a administrarlo, sin asumir que su tarea fundamental es transformarlo, fundirlo con los movimientos sociales para construir democracia radical. Los revolucionarios no llegan al gobierno para administrar el estado capitalista.
4. El “buen vivir” como nuevo modelo civilizatorio implica un diálogo permanente con el medio ambiente y la naturaleza, conscientes de que la tierra no nos pertenece a nosotros, sino que nosotros somos parte de ella.
5. Es indispensable romper con la lógica del capital que nos atrapa y hace que nos convirtamos en reproductores de sus intereses.
oscarfeo@msn.com