Nuestro deber incumplido

Dicta la historia que todos los continentes han sido y siguen siendo saqueados por las clases dominantes, las cuales, durante distintos momentos históricos, han convertido en miseria la salud, la cultura y la vida misma de sus habitantes. Entre ellos está Nuestra América, hoy en efervescencia.

Las armas de lucha cambian a través del tiempo; ayer eran piedras lanzadas desde fofas barricadas, y hoy son misiles nucleares que bajan y asesinan desde el espacio sideral. Sin embargo, el arma esencial, principal y eternamente efectiva que siempre existió y sigue al servicio de la única clase dominantes que queda, ha sido, y es, el dominio de la conciencia humana.

El desarrollo modernizó una realidad fatal, y es que la actual clase dominante superó la barricada, desplegó armas "inteligentes", e implantó el crimen técnico nuclear, biológico, químico, económico, mediático, y además, desde el totemismo hasta hoy, goza del apoyo clerical de quienes tienen a su cargo la administración de la fe ajena; y para mayor desgracia, la inmensa mayoría de las organizaciones revolucionarias del mundo le han regalado a la clase dominante la más destructiva de todas las armas: LA INCONSCIENCIA DE LOS PUEBLOS.

Es una inexcusable candidez política de los sectores avanzados, soñar con liberar pueblos que no han educado ideológicamente; y menos aún podríamos imaginar que somos capaces de orientarlos, dirigirlos y gobernarlos. La formación política es el pedestal sobre el cual se apoyan TODAS las formas de vida y lucha. Sin esa base JAMÁS derrotaremos a la burguesía capitalista. Bien sabemos que esa burguesía dispone de cuantiosas golosinas malsanas que, articuladas con su inmenso poder, le permite desviar a las masas del futuro digno que les garantiza una sociedad sin clases, sencillamente feliz; es decir, brotada de la conciencia política de los pueblos, la cual es el arma más poderosa que puede existir contra los explotadores. Nunca hubo ni habrá otra mejor herramienta de lucha. Citamos:

"… la fuerza material debe ser derrocada por una fuerza material;… [y] la teoría se convierte en poder material tan pronto como prende en las masas.» (Marx. Crítica de la teoría del derecho de Hegel).

«Nuestra tarea consiste en vencer toda la resistencia de los capitalistas, no sólo la militar y la política, sino también la ideológica, la más profunda y poderosa." (1920. Lenin. "Conferencia de toda Rusia…".

"Hemos dicho que los obreros no podían tener conciencia socialdemócrata. Ésta sólo podía ser introducida desde fuera…, la doctrina del socialismo ha surgido de teorías filosóficas, históricas y económicas que han sido elaboradas por representantes instruidos de las clases poseedoras, por los intelectuales. Por su posición social, también los fundadores del socialismo científico contemporáneo, Marx y Engels, pertenecían a la intelectualidad burguesa […] la doctrina teórica de la socialdemocracia ha surgido en Rusia… como resultado natural e inevitable del desarrollo del pensamiento entre los intelectuales revolucionarios socialistas.» 1902. (¿Qué hacer?)

"El derrocamiento de la dominación de la burguesía sólo puede llevarlo a cabo el proletariado, […] educando al partido obrero, el marxismo educa a la vanguardia del proletariado, vanguardia capaz de tomar el poder y de conducir a todo el pueblo al socialismo, de dirigir y organizar el nuevo régimen, de ser el maestro, el dirigente, el jefe de todos los trabajadores y explotados en la obra de construir su propia vida social sin burguesía y contra la burguesía.» 1917. (El Estado y la revolución).

"Sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria, y viceversa", (Lenin.)

«Más importante que el gatillo, es la conciencia de quien lo aprieta.» (Mao Tse-tung»).

La revolución no nace de la emoción. Y ante la panoplia que manejan los explotadores, la revolución necesariamente proviene de la CONVICCIÓN, de la CONCIENCIA, y debemos admitir que tanto en América como en el resto del mundo, no hemos cumplido SISTEMÁTICAMENTE con la formación ideológica, no ocasional o espasmódica, por bien intencionada que sea. Por ello, en Nuestra América, el fracaso de cualquier política en favor de los neo-esclavos, ni lo genera ni es culpa del pueblo, aun cuando haya sido para el pueblo.

Están condenadas al fracaso las organizaciones revolucionarias que persistan en liberar a las clases oprimidas mediante la emoción. El único camino para blindar la conciencia de los pueblos y liberarlos, es por medio de la convicción ideológica, que es la matriz de la revolución.

Y hemos incumplido nuestro deber.

juliáncabrerag@gmail.com



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