Hemos estado recorriendo los 17 estados donde llevamos candidatos o candidatas a la gobernación y regresamos de la gira política con innumerables cuentos e historias del pueblo llano, en su soledad y desamparo actuales…
En Tucupita una comunidad manifiesta, durante horas, por falta de comida, trancando la única vía de entrada y salida de la capital de Delta Amacuro mientras los negociadores de la gobernación le ofrecen cinco harinas y dos arroces para que abran el paso vehicular y los voceros de la protesta reclaman que no hay comida porque la tienen almacenada para la compra de votos electorales. En Puerto Ordaz, los conductores hacen largas colas, a pleno sol, durante 5 y 6 horas para llenar los tanques de gasolina de sus vehículos mientras el Ministro de Petróleo Eulogio Del Pino declara que el suministro de gasolina está garantizado y obvia que el contrabando de extracción diario del producto hacia Guyana es masivo y nadie lo detiene porque los intereses en juego son muchos y la codicia no es poca.
En Valencia, el candidato a la gobernación Rafael Lacava, financia en tierras españolas la costosa estadía de uno de sus hijos en el campus juvenil del Real Madrid, sin que nadie sepa de dónde saca esos dólares o euros mientras que en nuestra patria se orina los pantalones, se arranca la camiseta vinotinto y alza los brazos en señal de victoria, mostrando a los cuatros vientos que su soberbia y vulgaridad son incluso superiores a las del ex – gobernador del eructo Acosta Carles. En Maracay, el candidato a la gobernación Ismael García, ya vuelto personaje de leyenda de la politiquería y la bellaquería tropical, toma por asalto un centro de votación con pranes del Tren de Aragua y compra votos a realazos, mientras recibe el apoyo solidario de casi todos los partidos de oposición. En El Guayabal, el candidato José Vásquez hace una visita de campaña electoral con 15 camionetas de doble tracción y 5 autobuses Yutong que suponemos no son de su propiedad mientras decenas de campesinos son expulsados de sus tierras por el INTI y recorren, sin destino cierto y con callada impotencia, las carreteras, destrozadas y abandonadas por lo demás, del estado Guárico con 5000 cabezas de ganado. En las Minas de Aroa, del Estado Yaracuy, los mineros descubren una inmensa "piedra de oro" que es sacada del lugar en helicóptero de la gobernación, metáfora del saqueo nuestro, de estos tiempos modernos de democracia y máquinas voladoras, mientras el candidato Julio León Heredia guarda silencio y se desconoce el destino de la piedra. Y así puede continuarse, estado por estado, candidato a candidato, del PSUV o de la MUD, la reseña de tropelías, arbitrariedades y voracidades, de toda índole y magnitud, que escuchamos por doquier, en boca del pueblo, de nuestro expoliado país.
Ya hemos perdido toda la capacidad de asombro. No hay límites. La impunidad es total. El descaro absoluto. ¿Y qué le queda al ciudadano común? Normalmente suele apartarse del lodazal o del estercolero, de los lodos y los barros, que es el paisaje común de la política venezolana, y se aparta a la vida privada, dejándole a los "farsantes – el PSUV y la MUD – todo el espacio público a su total y cabal disposición. Lo hemos dicho y señalado, una y otra vez, es necesario que el país se reencuentre con la dimensión moral de la política. Que vuelva a enrumbarse. Para ello, los venezolanos y las venezolanas decentes deben manifestarse, volver a la vida pública y, como primer paso, salir a votar el 15 de octubre de 2017.