Evidentemente que aquí hace falta mucha ideología… en especial para las bases, porque muchos de los que se llaman dirigentes no intentarán cambiar, en especial si ocupan cargos en la administración o donde aparente tener alguna cuota de poder. Parece improbable pero es común que cada dirigente, y me refiero a los que carecen de humildad, pretenda ser intocable y cuando se le critique una actuación entonces aparece su propia concepción de la revolución y comienza a inferir improperios en contra de quien ose criticar a un dirigente o a un funcionario, quien por esa misma condición cree que está por encima de los demás terrenales… serán muchos los improperios que serán emitidos pero nunca faltará el de escualido o infiltrado porque YO DIRIGENTE NO SOY SUJETO DE CRÍTICAS NI ESTOY EN TELA DE JUICIO. A mi no se me puede juzgar, pero yo si puedo hacerlo a otros.
Es posible que usted haya sido testigo de alguna situación donde algún dirigente ha sido criticado en su actuación o en el ejercicio de sus funciones, y que al no tener una mejor respuesta comienza por descalificar a su crítico al mejor estilo cuarto republicano para evitar que el resto se percate de su actuación sin darse cuenta que con esa actitud tan solo potencia la puesta en evidencia.
Pero aún son demasiados los que actúan con la premisa de “has lo que digo mas no lo que hago” algo así como si estuviese ungido por un ser superior que lo califica como infalible e intocable, como si nos quisiera decir yo hago lo que quiero porque la revolución soy yo.
Ahora me voy a referir a un caso que debió ser eliminado desde hace años: en estos días un amigo envió a su hijo a sacar la licencia de conducir en la inspectoría de Cagua, Municipio Sucre del Estado Aragua y desde su llegada los funcionarios encargados de realizar las pruebas se dedicaron a causar en el joven la incomodidad por no poder obtener la licencia que le servirá para trabajar y ganarse el sustento familiar y en varias fases de la prueba le indicaron que estaba aplazado porque no tenía dinero para darle a los funcionarios. Esto lo llevó a hacer la imposible por conseguir el dinero que descaradamente le pedían los funcionarios, incluso restándolo del mercado de su grupo familiar. Consiguió algo, pidió prestado otra cantidad y regresó a la inspectoría y el lubricante del dinero hizo su trabajo, comenzó a aprobar las pruebas que le permitirán obtener su licencia para trabajar detrás de un volante. Y eso ocurrió con todos los que llegaron por su propia cuenta, ya que muchos llegan a través de gestores y esos pasan y les dictan las respuestas. Esto ocurre en la insectroría de Cagua en El estado Aragua.