El día sábado 28 de este mes, Mario Silva, en su programa de La Hojilla de ese día, comento un escrito realizado por Pascualina Cursio en donde señala como la presencia de un quinta columna en la revolución soviética logró destruir la URSS. Este quinta columna fue el famosísimo Mijaíl Gorbachov, quien ocupó importantes cargos dentro del partido comunista ruso y en el gobierno revolucionario hasta llegar a la presidencia de la Unión Soviética. Si nos desplazamos hasta la época de la independencia de la Gran Colombia del imperio español, nos topamos con Santander y Páez, quienes desde dentro destruyeron el proyecto bolivariano. Ejemplos en la historia sobran de cómo los quinta columna han hecho más daño que los enemigos visibles y declarados a los proyectos revolucionarios.
En nuestro proceso revolucionario han abundado los quinta columnas: Ismael García, Miquilena, Andrés Velásquez, Pablo Medina, Guaicaipuro Lameda, Rosendo, Baduel, etc, etc, etc. Todos ellos han hecho algún daño a la revolución, han dejado su huella y han sembrado semillas.
Actualmente, muchos quintas columnas se mantienen mimetizados, disfrazados, y desde sus cargos desplazan a los verdaderos revolucionarios. Estos quintas columnas se encuentran desde la base hasta altos cargos en el gobierno y en las estructuras del PSUV. Muchos descaradamente muestran sin mayor pudor su repulsa al proceso revolucionario pero cuentan con habilidades rastreras que les permite camuflarse o logran inculpar a quienes se les atraviesan en su camino. Sin embargo, su hedor antirrevolucionario, apátridas y quinta columna los delata y sin ser Sherlock Holmes se pueden detectar. Casi todos tienen un afán de enriquecerse a toda costa por lo cual no miden sus actos y se aprovechan de cualquier cosa para corromperla en su beneficio. Los vemos robándose los productos de misión alimentación, de los CLAP, los productos medicinales, de la misión vivienda, etc. Son los que desvían los planes que implementa la revolución. Son quienes llevan a los bachaqueros los productos del CLAP, de los Mercales, son los que desaparecen las canaimitas, las tablets, los celulares, vehículos, productos de mi casa bien equipada, los bombillos ahorradores.
Puedo decir que sin ser detective yo he detectado y sido testigo de muchas corruptelas que hábilmente llevan a cabo estos infiltrados en la revolución. En algunos casos he denunciado pero la red que estos seres han creado neutraliza las acciones que vayan en su contra. Baste preguntar a cualquier persona del pueblo y veremos que tiene alguna información de estos traidores.
De nada vale enfrentar al enemigo externo sino se toman acciones drásticas contra estos roedores, depredadores camuflados dentro de las filas revolucionarias. Estos van carcomiendo las estructuras, las columnas, los principios socialistas bolivarianos. De nada vale que el Presidente Maduro disponga, por ejemplo, millones de dólares para comprar productos alimenticios para enfrentar la guerra económica si al llegar estos productos caen en manos de estos quinta columnas, quienes se apoderan y los desvían a los bachaqueros.
El enemigo externo ataque de frente pero el enemigo interno apuñalea a la espalda, con una sonrisa “revolucionaria”, valiéndose de la confianza que se le ha brindado. El enemigo interno, los quinta columna, los seudochavistas, los chavistas lights, los seudorrevolucionarios, los burócratas, van demoliendo poco a poco el proceso bolivariano tras las sombras.
Pascualina Cursio, en su libro “La Mano Visible del Mercado”, muestra lo importante que es el manejo de la información para poder combatir la guerra contra el proceso revolucionario. En este sentido, si el Gobierno Central mantiene informado al pueblo en todo momento de quienes son los responsables en todos los niveles de los distintos planes que se implementen, de cuáles son los controles, de a donde llegaran los productos, cuando y como se distribuirán, de donde denunciar o de que acciones se pueden tomar si se desvían, se podrá combatir bastante el flagelo de la corrupción. Los quinta columnas son enemigos de los controles, de las supervisiones, de las responsabilidades personalizadas, de publicar la información. Les gusta colocar a sus allegados en los cargos claves y desplazar a los verdaderos revolucionarios. Establecen un clima en donde se habla de sapos y no de honestidad, de rebusque y no de trabajo, se exige horario y no calidad y eficiencia. Estos seres no saben nada de ideología socialista, aunque son habilidosos en el discurso pero al profundizarlos se diluyen en retoricas generales. No son socialistas, ni bolivarianos, ni revolucionarios, ni chavistas, solo son buenos en escalar posiciones, en camuflarse, en la corrupción y el aprovechamiento de los bienes del pueblo.
Si los altos líderes de la revolución no toman acciones rápidas y eficientes en contra de estos quinta columnas, estos lograran infectar el proceso bolivariano y lograran destruir todo, revirtiendo el legado de Chávez.