El legado de Chávez: Un proceso que ya no es lo que nunca fue

Nadie puede dudar de que la crisis actual en Venezuela tiene su más profundo origen en lo político, social e institucional. Por laguna razón, se nos hace imposible conciliar, se nos hace imposible ser objetivos y razonar con quien consideramos adversario. Sin duda, como sociedad estamos enfermos. La precaria situación económica, lo digan rojos o azules, es sin duda la más terrible desde principios del siglo XX, no valen comparaciones ni relativizaciones. En cuanto a la seguridad, asistencia sanitaria, escolaridad, educación superior, servicio eléctrico y todos los servicios públicos, nunca habíamos estado tan mal, negarlo sería una enorme necedad. Para evitar esa necedad algunos se han escudado en el llamado "Legado de Chávez", una frase bastante mesiánica, idolátrica y hueca: dentro de eso cabe todo. No me cabe duda de que "el legado de Chávez", no es más que una frase fabricada desde las cúpulas del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), una frase a la que acompaña una retahíla sacrosanta de dogmas, fábulas, mitos, aventuras de un héroe de historias, cuentos de arañas de dulce de lechosa e historietas tan originales como las de cualquier niño del llano, del Zulia, del sur, del centro, de margarita o de los barrios de Caracas, ni más ni menos. La frase perfecta para la disidencia controlada, para quienes aún creen que lo que hoy padece el pueblo venezolano no tiene nada que ver con el expresidente Hugo Chávez.

Reiteradamente pienso en lo que se llamó "el fin del homo-soviéticus", narrado por Svetlana Aleksiévich y que describe lo que fue el final del comunismo en Rusia que se había propuesto la tarea de transformar al hombre "antiguo", al viejo Adán, en un hombre nuevo y en setenta y pocos años, el laboratorio del marxismo-leninismo creó un singular tipo de hombre: el Homo sovieticus pero que no tenia mucho de nuevo pero si bastante de cansado, hastiado y desilusionado. A mi el tema del "legado de Chávez" me suena a leyenda consoladora al estilo de las asumidas por los últimos "homo-sovieticus", en Rusia. La diferencia es que, por un lado, hay cosas que rememorar de la Rusia Soviética, hay victorias innegables y logros extraordinarios. En Venezuela, lo que sería el "fin del homo-bolivarianus" reza una retahíla de inconexos a los que se les llama "legado de Chávez" que si acaso podría ser una idea, si acaso algunos discursos buenos y otros no tanto, pero, en realidad ¿Qué es esto del Legado de Chávez?

El legado de Chávez es el poder popular, dicen los que se cobijan con la manta descosida de la consigna de defensores de la "revolución bolivariana"; ¿la organización de las bases y el poder popular son legados de Chávez? ¿de verdad? Las bases populares venezolanas se organizaron muy bien en enero de 1958, en febrero de 1989 e incluso en abril de 2002 y en marzo de 2013, primero motivados por la ira que despiertan las injusticias y segundo por estar inmersos en la fe y esperanza en la idea vendida, muy bien mercadeada, sociológicamente estudiada, poderosamente persuasiva. Las bases se organizaron espontánea, eficaz y perfectamente y se movilizaron para un propósito concreto, en cada caso. Luego se desmovilizaron, ahí si que lo hicieron bien bajo la dirección de los hoy desvencijados y ahumados miembros de la mal llamada izquierda venezolana, o bien, bajo la dirección de Hugo Chávez y del cártel de saqueadores de divisas a tasas preferenciales, es decir, del PSUV. La organización popular existió antes, durante y después de Hugo Chávez, el legado no creo que vaya por esos caminos.

El legado de Chávez es la soberanía petrolera, es quizás eso lo que diría Rafael Ramírez con Bernard Mommer, José Luis Parada, Javier Alvarado y Nervis Villalobos; en el caso de estas personas sin duda si es bastante creíble, la soberanía petrolera ha sido un legado de miles de millones de dólares en sus cuentas privadas, reservadas en Estados Unidos y España, en eso tendrían estos señores toda la razón. La nacionalización del petróleo fue en 1976, bajo la presidencia de Carlos Andrés Pérez (ya oigo al montón de "disidentes controlados" aullando de ira porque diga algo así), sin embargo, el dogma pseudo-histórico escrito en piedra sobre las tablas sagradas del legado de Chávez no dice eso. Dice que en 1976 se consumó la entrega a las trasnacionales de nuestra industria petrolera y que Carlos Andrés Pérez vendió al país al imperialismo norteamericano. Por lo tanto, había que enmendar este entuerto, como diría Miguel de Cervantes Saavedra, entonces tuvimos que ir, desde todas partes del país, al complejo de Jose (Estado Anzoátegui) en autobuses fletados por PDVSA para ir a ver al líder de la "revolución bolivariana": Hugo Chávez. Según el dogma pseudo-histórico repetido Ad Nauseum por VTV y los reiterativos y desvencijados apologistas petroleros de la quinta república y del PSUV, es Chávez el "verdadero nacionalizador" del petróleo, quien renacionalizó la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO) mientras los cielos eran surcados por Aviones Sukhoi 30Mk. No es historia sagrada para mí, es historia propia. Esa fue la "nacionalización auténtica" porque la de CAP fue la "nacionalización chucuta", siempre una historia y una contra historia, siempre un contraste, una polarización, eso sí que es un factor común en el "legado de Chávez".

No creo que la gestión de Carlos Andrés Pérez ni ninguna de las gestiones petroleras post-nacionalización de Acción Democrática y COPEI hayan sido buenas, pero ¿Quién dice que la nacionalización fue chucuta? ¿Rafael Ramírez? ¿José Luis Parada? ¿Javier Alvarado? ¿Bernard Mommer? ¿Nervis Villalobos? ¿un cártel de saqueadores de fondos públicos a saco roto? ¡Todos con cuentas mil millonarias en dólares! ¿ellos nos lo dicen? ¿lo dice Chávez? ¿lo dice Maduro? Bueno, bien dice el único libro que a pesar de haber sido empezado a componer hace más de 4000 años aún sigue siendo top ventas mundial: "por sus frutos los conoceréis", sólo eso hay que decir al respecto.

Venezuela está económicamente, socialmente, institucionalmente, técnicamente e incluso ambientalmente muchísimo peor que en 1998. Nuestra industria nacional (pública y privada) está totalmente desmantelada o funcionando a mínima capacidad. Mientras tanto, los alimentos son importados a través de los poquísimos dólares que aporta una producción petrolera menguada por el saqueo de la burocracia roja y menguante por la decadencia de la infraestructura industrial nacional. Nuestro país se hunde en un caos mientras los herederos y defensores del legado de Chávez miran para otro lado, culpan a fuerzas externas imperiales y fuerzas internas apátridas. Sin embargo, nadie ha tenido tanto poder en Venezuela para hacer lo que considerase necesario para enmendar la situación heredad como Hugo Chávez, nadie ni de cerca tuvo tanto poder en Venezuela, desde que se inició la era democrática en 1958, eso es innegable. A Hugo Chávez se le entregó todo lo que puede entregarse a un presidente para que hiciese lo que considere necesario para mejorar la situación del país y legar a al futuro una patria prospera, pero el legado no fue precisamente ese. El legado es un país desvencijado, empobrecido, desesperanzado. De nada vale poner la música a todo volumen y alegrar el alma con ron en las concentraciones gobierneras de Caracas, la esperanza no se basa en cuanto puedas bailar y beber alcohol, sino en cuanto te enorgulleces de tu trabajo y cuáles son tus expectativas de futuro. Pero entiendo que eso implica un nivel espiritual y moral muy escaso dentro de las cúpulas, ahora si que bien podridas, del cártel del gobierno, el PSUV.

Pretender ver el presente como una degradación de un pasado que nunca existió si que es una disociación psicótica. A duras penas llegó Hugo Chávez al final de su vida ganando una elección en la que se gastó más dinero que en ninguna otra y donde todos los símbolos y valores cambiaron, toda la ideología previa se reformó para hacerla menos puntiaguda y mucho más permeable, era una estrategia para ganar una elección y nada más, no había más. Pero hoy eso es olvidado en el marco del fin, y se pretende aprovechar la muy mala memoria de los pueblos para hablar de un pasado idílico durante los 14 años de gobierno de Hugo Chávez y se vende la idea de "defender ese legado de Chávez" ¿de que legado hablamos? El legado es el presente que vivimos desde 2014 ¿o acaso hay otra realidad? Bueno, en realidad hay un legado más relacionado con Chávez y su figura que con los venezolanos y el país. El legado es tener a un expresidente con fama mundial, un personaje de la farándula política global, un legado en discursos, fotos, documentales, libros y videos que nos ha costado a los venezolanos unos 400 mil millones de dólares en saqueo a las arcas públicas, el legado más caro de la historia de nuestro país y menos útil para el mismo. Pretenden vender la idea del legado convenciéndonos de que el proceso actual con Nicolás Maduro ya no es lo que el proceso liderado por Hugo Chávez, realmente, nunca fue.



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Alejandro López González

Doctor en Sostenibilidad (Cum-Laude) por la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Sus investigaciones sobre la sostenibilidad de proyectos de electrificación rural con energías renovables en Venezuela le valieron el reconocimiento como la mejor tesis doctoral en el período 2018-2019, según la comisión de doctorado de la UPC. Se graduó de ingeniero electricista en la Universidad del Zulia en 2004 y ha publicado más de una docena de artículos científicos acerca de la sostenibilidad de la electrificación con energías renovables en países en desarrollo

 ae.lopez.gonzalez@gmail.com      @aleslogo

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